La asociación de distribuidoras de electricidad con menos de 100.000 clientes, CIDE, mostró ayer en Málaga su «preocupación» ante la inminente reforma energética que prepara el Gobierno y advirtió de que su aplicación «puede poner en peligro la supervivencia de una parte significativa de las empresas del sector».

Durante el congreso anual de CIDE, que se celebra estos días en el Palacio de Ferias y Congresos, su presidente, Gerardo Cuerva, aseguró que muchos de los socios «están afrontando un momento delicado, como consecuencia tanto del contexto económico adverso», como por las distintas medidas que en los últimos 18 meses ha impulsado el Gobierno».

«Nuevos recortes en la retribución podrían poner en peligro no sólo nuestra viabilidad económica, sino que podrían dañar de forma irreparable la competitividad de la economía española», alertó Cuerva. «Sin un suministro eléctrico adecuado, cómo va a prosperar un país», se preguntó.

En su discurso inaugural, el presidente de CIDE, que da servicio a más de medio millón de usuarios en España, aseguró que el recorte en la retribución es «injusto» porque trata igual a las sociedades grandes que a las pequeñas, cuando la situación «es obviamente muy diferente», ya que los miembros de la asociación, fundamentalmente pymes y empresas familiares, solo tienen ingresos por la distribución y con márgenes muy reducidos.

Por este motivo, CIDE pidió que se tenga en cuenta la singularidad de los pequeños distribuidores, que dan servicio a 600.000 clientes en un entorno local o regional.

«En un sector dominado por grandes multinacionales, el regulador debería ser capaz de reconocer la particularidad que representamos», concluyó Gerardo Cuerva.