Los tiempos han cambiado tanto que ahora, en lugar de una pica en Flandes, es más interesante ponerla en Washington. Eso es lo que está haciendo Teresa Valcarce Graciani, nacida en El Ferrol pero «malagueña de ascendencia y de corazón» que vive en la capital de Estados Unidos desde hace 14 años. Casada con un norteamericano y con doble nacionalidad, además de formar parte del consejo de residentes españoles en la capital (CRE) se ha convertido en la principal defensora del general Bernardo de Gálvez en tierras americanas. «Es un honor poder hacer algo por mi tierra», cuenta a La Opinión.

Su objetivo, con el apoyo de la Asociación Bernardo de Gálvez, es conseguir que un retrato del militar de Macharaviaya, uno de los principales artífices de la independencia americana, sea colgado en el Congreso de los Estados Unidos.

Y habría que añadir «por fin», porque el Congreso americano informaba el 7 de mayo de 1783 en una carta dirigida a Oliver Pollock, amigo y valedor de Bernardo de Gálvez, que habían aceptado colgar un retrato del militar malagueño «en la Casa del Presidente», «en consideración a la temprana y profunda amistad que tan distinguido Señor demostró a estos Estados Unidos». Este acuerdo nunca se hizo realidad.

La historia de Teresa es digna de una película, obviamente americana. Su madre le envía esta primavera un artículo sobre Bernardo de Gálvez, lee la información sobre el retrato -noticia desvelada originalmente en la revista Péndulo en 2010 por Manuel Olmedo y María Luisa Pernía- y decide ponerse en marcha. «Llamo a Filadelfia donde estaba el Congreso en esa época y me dicen, después de revisar todas las obras de arte, que no se colgó», explica por teléfono desde Washington.

También siguió la pista a esa «Casa del Presidente» en el año del acuerdo del Congreso, que era la de Thomas Mifflin. «Pero la casa estaba vacía, se vendió, así que ese cuadro no está en Filadelfia», concluye. Teresa Valcarce llamó entonces a la oficina histórica del Senado que, como destaca, «sólo trabaja para los senadores», pero gracias a la simpatía de esta malagueña «de corazón», logró interesar a los responsables de la oficina, que a los dos meses le enviaron una carta informándole de que el cuadro no constaba en ningún edificio oficial (Congreso, Senado, archivos nacionales, Tribunal Supremo...).

Confirmado este dato, decidió contactar con su congresista, el de su distrito, en este caso el demócrata Chris Van Hollen, el número 4 del partido, pero como ella misma se preguntaba: «¿Cómo hago para escribirle una carta?».

La respuesta vino de la mano del destino: el conocido programa de televisión Españoles por el Mundo contactó con ella para grabarla, algo que tuvo lugar el 16 de abril. Y aquí va otra casualidad más: «En mi día de grabación me piden que haga una parada porque hay que grabar a otra persona, un periodista», cuenta. Teresa acompaña al equipo al lugar de grabación que no es otro sitio que el Congreso y, en concreto, la mismísima oficina de Chris Van Hollen. «Yo había venido de bulto y no podía quitarle protagonismo al periodista», explica y una vez finalizada la grabación, cuando el congresista se despidió de todo el equipo, le planteó la deuda pendiente con Gálvez desde 1783. Esta fue la respuesta del señor Van Hollen: «Guau». No hay duda de que quedó muy interesado.

Teresa Valcarce está en comunicación con el político, a quien ha enviado toda la documentación y la oficina del congresista ya está estudiándola. En caso de que prosperara esta bonita iniciativa, la Asociación Bernardo de Gálvez encargaría a un pintor malagueño la copia del retrato del militar que conserva la familia Gálvez de Haya. Teresa bien puede transformar el lema del general (Yo solo) en Yo sola. De esta valiente malagueña del Ferrol es el mérito de tan esperanzadora aventura.