­No hubo jamón ibérico y tampoco hubo langostinos. Ni nada que se pareciera a los ingredientes habituales que componen cualquier mesa de tantos hogares españoles en la cena más especial del año. Cuando uno no tiene nada, ni para echarse algo a la boca, lo que menos importa es el qué y el cuándo. Los lamentos colgaron con dureza en el ambiente, y se mezclaron con el humo que emanaba de algún que otro cigarro perdido que encontró su camino hacia la llamada cola del hambre.

La estampa del milagro, o de la vergüenza, según cómo se quiera ver, se repitió de nuevo esta Nochebuena en la explanada de Santo Domingo. Junto al Puente de los Alemanes. Ahí, donde se encuentra una caseta rudimentaria en la que se repite a diario un peculiar reparto de comida que consiste en no pedir algo, porque las los que acuden en busca de alimento, no tienen nada que dar a cambio. Salvo una mueca de agradecimiento que a veces queda empañada por el derramamiento de alguna lágrima. No sólo llegaron sin techo. Son los que menos. La mayoría, cabezas de familia que dejaron atrás el embiste de la vergüenza porque saben que ya no se lo pueden permitir, cuando en casa hay niños que esperan con ansia poder ahogar las puñaladas que pega el hambre.

En un día tan señalado como Nochebuena, esta asociación trató de romper la rutina de los bocadillos y los cafés para darle una alegría a los estómagos hambrientos que no están habituados a lujos algunos. Un plato solidario formado por un pollo asado y una tortilla de patatas fue de nuevo el menú elegido por los Ángeles Malagueños de la Noche, para que la cena pudiera aliviar por momentos los tormentos que asaltan a los que tienen que depender de la caridad de otros. Como ya se viene repitiendo en los últimos años, esta ONG apeló a la humanidad de los malagueños para que éstos encargaran los menús en los diferentes asadores de pollos que colaboraron de nuevo con esta acción.

Solidaridad a última hora

Un pollo asado y una tortilla por seis euros. Aunque pareció, por momentos, que no se iba a llegar a la cifra anhelada por los responsables, la solidaridad se dejó caer a última hora. Finalmente, se alcanzaron de nuevo los 3.000 menús y durante toda la mañana la caseta iba llenando sus despensas de pollo y patatas. «Al final, los malagueños se volcaron de nuevo con nosotros y con su solidaridad ha sido posible atender a tanta gente necesitada», explicó el presidente de Los Ángeles Malagueños de la Noche, Antonio Meléndez. También aprovechó para mandar un mensaje a los que ya hablan de la crisis en pasado. «Este año hemos atendido a 2.400 personas, lo que supone un incremente de unas 400 personas comparado con el año pasado», recordó. El reparto, al que asistió también Dani Rovira, comenzó a las cuatro de la tarde. El trasiego de gente no cesó hasta casi las nueve, hora a la que se dio por finalizada la cena de Nochebuena en la explanada de Santa Domingo. Los Ángeles Malagueños de la Noche no necesitan de brotes verdes para estar en expansión. En Nochevieja se repetirá la misma estampa.