­Cerca de 300 personas se reunirieron ayer en la puerta del Hospital Carlos Haya para exigir al Gobierno que alcance un acuerdo con la industria farmacéutica para que todos los afectados de hepatitis C accedan a Sovaldi, en espcial, y de manera urgente, alrededor de 1.500 malagueños. Este fármaco, combinado con otros, es más efectivo que los empleados hasta ahora, su tratamiento es más corto y ocasiona menos efectos secundarios que los actuales.

La plataforma, que se constituirá de manera oficial el próximo sábado 17, y que no descarta encierros en el futuro, reunió a pacientes, familiares y a organizaciones como IU y Podemos Málaga, CCOO o la Marea Blanca. Todos ellos exigieron a las instituciones que el tratamiento de Sovaldi llegue a todos los afectados, pues recordaron que cada día mueren en España doce pacientes por esta patología.

Con gritos como «la salud no es un negocio», «rescatan bancos, matan personas» o «los recortes matan, las patentes rematan», durante cerca de una hora reclamaron ser escuchados por la Administración. Asimismo, guardaron un minuto de silencio por todos aquellos enfermos de hepatitis C que han fallecido esperando el fármaco.

La concentración coincidió en día y hora con la marcha en Madrid, donde la plataforma nacional exigió al Gobierno que dé cobertura total a todos los pacientes afectados, y no a unos pocos.

En este sentido, la portavoz de la plataforma en Málaga, Amalia Canalejo, criticó que el Gobierno ha decidido tratar a entre 5.000 y 6.000 pacientes en 2015, porque consideran que la cifra de gravemente afectados asciende a 35.000 en todo el país. En Málaga calculan que es de entre 1.500 y 2.000 personas. «Estos tienen necesidad urgente de tratamiento, aunque calculamos que hay 25.000 personas con el virus», dijo.

Canalejo, que leyó un comunicado, quiso recordar de manera especial a una paciente fallecida recientemente por hepatitis C, Teresa Casas. «No son muertes, son asesinatos», arguyó la mujer, que también apuntó a que cada día mueren personas a causa de esta enfermedad y que las que conviven con ella no piensan en su futuro ni tienen fuerzas para hacer tareas cotidianas, «como abrir la tapa de un yogu». Un espontáneo gritó entonces que llevaba veinte años así y otra mujer gritó que lo sufría desde hace tres décadas.

En su discurso, Amalia Canalejo citó como responsables no sólo al Gobierno central, sino también a la Junta de Andalucía. En este sentido tuvo palabras para la presidenta Susana Díaz y a su anuncio de hace una semana en Twitter, cuando señaló que «ningún paciente andaluz con hepatits C se quedará sin tratar por motivos económicos». La portavoz señaló que la propia consejera de Salud, María José Sánchez Rubio, ya hizo estas declaraciones en agosto. «Que no digan que están suministrando Sovaldi porque llega lo mínimo y seguimos esperando», apuntó.

Declaraciones

El secretario general de CCOO en Málaga, Antonio Herrera, agregó que no hay lugar para la especulación en este asunto y lamentó que tras este medicamento haya grupos inversores como Bankia, un banco rescatado por el Estado. «Exigimos que el tratamiento se extienda a todos los pacientes del sistema sanitario sin ningún tipo de excepción», dijo. Por su parte, la concejala de IU y diputada Toni Morillas, que asistió junto a otros miembros de la formación como el portavoz en el Ayuntamiento Eduardo Zorrilla, criticó que, pese a los altos índices de curación del fármaco, este no sea universal para todos los pacientes y pidió una negociación de la patente.

Desde el PSOE, la líder de la oposición en el Ayuntamiento, María Gámez, también tuvo unas palabras. Al término de la presentación de la candidatura que encabeza para las elecciones municipales, declaró que desde su partido no dejarán que la industria farmacéutica haga de este medicamento su «negocio». La también secretaria de Salud y Consumo del PSOE andaluz apuntó a que desde la Junta se está trabajando con un grupo de profesionales clínicos para que haya un registro y se compruebe que los pacientes reciben el tratamiento que les corresponde y que sea el más eficaz. Además, apostó, como ya hace la comunidad, por la subasta de medicamentos.