­Cuando la política ya no se toma como hobby y pasa a ser una profesión, hay costumbres que se repiten estos días como agua de mayo. Los políticos adaptan la virtud de multiplicar su presencia en numerosos actos para intentar rescatar algún voto desierto que todavía podría estar sin adjudicar. Ya ha comenzado oficialmente lo que se podría denominar el tour de los pueblos. Una especie de minigira que consiste en expandir la presencia de los políticos a zonas geográficas alejadas de la capital y engordar la agenda con genuinos eventos de interés colectivo. Todo bajo la parsimonia de los primeros días de precampaña para, posteriormente, apurar ya los plazos con la voracidad de los grandes mítines en las capitales de provincia.

Sólo en estas fechas de inminente cita electoral se puede ver a un político a las nueve de la mañana en Fuengirola presentando una guía y acabando el día a las seis de la tarde contemplando un cuadro en una galería de arte en Marbella. Ver como el político de turno se desabrocha el primer botón de la camisa, se sube las mangas de la camisa y empieza a mirar de tú a tú al ciudadano será una imagen habitual de aquí hasta el día de las elecciones. Es la lógica del voto y es tan inflexible porque en democracia contabiliza lo mismo la papeleta de Sagrario, vecina de 78 años de Frigiliana que se pasa las tardes haciendo ganchillo, que la de Goyo, director general de algo que acarrea pelotas de pádel en el CD Pinos del Limonar durante sus ratos libres.

Los políticos de gira

El voto es una fuerza fáctica a la que siempre se han plegado los políticos y ahora sólo ha hecho falta un anuncio de elecciones anticipadas para que el portavoz socialista en la Diputación, Francisco Conejo, entienda que tiene que viajar a Marbella para presentar la campaña Nos une Marbella, o para ver a la candidata popular al parlamento andaluz, Esperanza Oña, informando sobre supuestos incumplimientos sociales de la Junta de Andalucía.

Por mucho que Nos une Marbella sea una campaña importante, sobre todo en una ciudad que vive constantes realidades paralelas, o que Esperanza Oña crea necesario pegarle un palo a la Junta, no parecen, a priori, los asuntos que más le puedan preocupar a los ciudadanos que les pagan sus nóminas. Un rápido vistazo a la agenda política de ayer permite observar como los actos convocados por partidos políticos en los pueblos de la provincia de Málaga se multiplican y se transforman en actos de campaña electoral camuflados. Sólo el día de ayer sumó un total de diez actos fuera de la capital. El lunes fueron unos 26. Antes de que dé inicio de manera oficial la campaña electoral un paseo por los municipios hace ver como los partidos políticos ya intentan hacer de todo un acontecimiento con importantes repercusiones.

Así, se citó la prensa a las diez de la mañana en Mijas para acompañar a su alcalde, Ángel Nozal, que se adentró en las calles de su municipio para visitar diversas obras. Posteriormente, a las diez y media, el concejal de Fomento de Empleo en Fuengirola, Ricardo von Weichmann, informó sobre asuntos relacionados con cursos de conducción profesional. El pasado lunes, a las diez de la mañana, el jefe de campaña y concejal socialista, Manuel Chicón, presentó la campaña Nos une Antequera. El secretario general del PSOE en Málaga, Miguel Ángel Heredia, atendió a los medios en Alhaurín el Grande, antes de visitar la empresa de Encurtidos Bravo.

Todo pueblo se convierte en un caladero de votos potenciales y, por lo general, la fidelidad a las costumbres ancestrales también se traslada a la urna. Aunque no sea España un país de votos volátiles, asegurarse los electores en los pueblos puede ser determinante.