­María del Carmen Díaz Rodríguez pertenece a la quinta generación de pescadores con base en el Puerto de Caleta de Vélez. Como experta en el día a día que se vive en el sector, logró impulsar este pasado año una nueva asociación, Venus Nux -toma el nombre de la variedad de almeja que se considera como autóctona en la Axarquía-, como canal directo para la denuncia de situaciones que los pescadores consideran como injustas.

Entre las numerosas quejas que durante los primeros meses de vida del colectivo se han elevado a las administraciones, destaca un aspecto derivado de lo que la pesca aporta a la Junta de Andalucía en función de las capturas. «Los pescadores sufrimos un trato discriminatorio respecto al mimo que reciben los atraques náuticos en instalaciones como las de Caleta de Vélez». Díaz, en este sentido, explica que la Agencia Pública de Puertos de Andalucía recibe el 2% del montante global que se comercializa: unos 10 millones de euros sólo en este enclave portuario situado en Vélez Málaga.

«Con ese montante, no es normal que corra por cuenta de la Cofradía la seguridad, de manera que tenemos que asumir un vigilante jurado para evitar robos. Y tampoco es lógico que la limpieza tampoco se asuma con ese montante económico tan importante. No sabemos a qué va destinado lo que se recauda de nuestro esfuerzo», manifiesta la presidenta de Venus Nux.

Otra situación que afecta sobremanera a la seguridad de los barcos parte de la falta de drenaje del interior del puerto. «Nos entra la marea con los temporales y, al no estar bien drenado, los barcos se destrozan unos con otros. Pero es que ni siquiera existen bandas magnéticas para acceder a nuestras embarcaciones y sin embargo sí que están instaladas para preservar la seguridad de los yates y otras embarcaciones deportivas».

Son así demasiado frecuentes los robos de hierro o plomo y hasta se sustraen sin el «menor sonrojo para las autoridades» neveras instaladas en la misma lonja. Mari Carmen Díaz argumenta que es un problema «generalizado en toda la provincia. En lo deportivo todo funciona muy bien, pero llegas al espacio pesquero y es un mundo aparte. Ni siquiera en la lonja tenemos un aseo donde los trabajadores puedan hacer sus necesidades o lavarse las manos. Y si quieres tener un pequeño almacén, te lo hacen pagar aparte», finaliza.