Organiza cuatro de las carreras con más salidas laborales: Enfermería, Fisioterapia, Podología y Terapia Ocupacional, aunque ello implique, en muchos casos, la inmigración laboral. La decana de Ciencias de la Salud apuesta por la investigación y la clínica como pilares básicos de la docencia. Al margen de recortes en presupuestos, de la necesidad de más profesores y del aumento de años por los grados, cree que el principal problema es tanta legislación «en tan poco tiempo».

Ciencias de la Salud acaba de celebrar su 25 aniversario. ¿Qué ha cambiado en estos años?

Yo llevo al frente del decanato 11 años, pero previamente estuve cuatro como secretaria del Departamento de Fisioterapia y otros cuatro como directora de departamento. La evolución de la facultad ha sido aplastante, ha tenido su tiempo porque en 11 años da tiempo a todo, tienes que hacer muchas cosas. Yo cogí una escuela universitaria con dos títulos con escasos 600 alumnos y 40 profesores-la mayoría sin consolidar- y en estos once años se ha creado una facultad. No porque ahora se llamen así por tener títulos de grado, sino por merecimiento académico y universitario. Tiene un postgrado sólido y potente y un programa de doctorado con producción solvente y potente. Es una facultad con 1.700 estudiantes y 270 profesores.

Oferta varias titulaciones, algunas de ellas de las más demandadas de la Universidad de Málaga.

Acoge cuatro títulos de grado: Enfermería, Fisioterapia, Podología y Terapia Ocupacional. Todas tienen un número clausus muy competitivo, esos son los cuatro de grado. Después tenemos cuatro másteres oficiales y dos de títulos propios, los alumnos pueden continuar aquí su posibilidad de postgrado, además el programa de Doctorado tiene un bagaje de 13 años, lo inicié cuando era directora de departamento. La filosofía de esta facultad es todos a una, independientemente de la titulación.

Su centro es uno de los que más dotación económica precisa para las prácticas. ¿Como se financian?

Es complicado porque este crecimiento exponencial no ha ido acompañado de una dotación económica paralela, hemos sido muy autodidactas, hemos buscado vínculos fuera. No es una estructura departamental, en la estructura de un centro muy docente teníamos que buscar fuera la financiación para investigación, pidiendo al sistema sanitario público y privado y a otros departamentos. Financiación económica para investigación no hemos tenido, no teníamos sitio para ponerlo, ahora si tenemos ese espacio. Esta Facultad sigue un camino ahora de producción científica e investigadora manteniendo la calidad docente, pero lo primero es ser docente, los alumnos son el leitmotiv.

Disponen de escenarios como clínicas para que los alumnos aprendan de la manera más parecida a la realidad. Eso les hará estar muy preparados...

Sí, es un orgullo porque lo lucíamos poco en las otras instalaciones pero ahora nos permite desarrollarnos más. Tenemos una clínica fisioterápica y podológica, le llamamos Unidad Docente y Asistencial, porque atendemos asistencialmente a pacientes pero para enseñar a los alumnos. El fin es enseñar a los alumnos cómo se hace, no recibimos presupuesto extra, todo es autofinanciado, viene del cobro mínimo a los pacientes, el mínimo que marcan los colegios profesionales para no entrar en competencia desleal. Lo utilizamos para comprar material fungible y ahorramos un poco y al cabo de los años compramos maquinaria, que es más cara. También hay casas comerciales que nos las dejan en usufructo.

Estas prácticas les ayudarán a enfrentarse mejor a la realidad cuando ejerzan su trabajo...

Completamente. Antes de ir a una práctica hospitalaria tienen primero su formación con pacientes aquí. Esto en Fisioterapia y Podología, en Enfermería lo hacen con simulación clínica, se entrenan con los robots, unos muñecos que simulan todos los escenarios sanitarios posibles, por eso luego tienen mucho avanzado. Cualquier visitante que viene de fuera cuando ve nuestras instalaciones dice que somos pioneros, que lo difundamos.

Están prácticamente inaugurando edificio, ¿en que medida han notado el cambio?

Hemos notado el cambio en el espacio que tenemos para desarrollar la docencia, estábamos de prestado, teníamos a los alumnos por aularios y por otras facultades. En docencia es fundamental, para investigación estamos montando laboratorios. Aquí no tenemos la estructura departamental, sino de centro, lo que tenemos es para todos. Se reparten los espacios y se pueden utilizar para docencia e investigación, requiere de mucha organización.

¿Echan de menos el histórico edificio de Martiricos?

Sí, se echa de menos que al ser un sitio tan pequeño obligatoriamente nos veíamos más, estábamos más en contacto, había mas compañerismo, ahora al ser tan grande y disperso son módulos de dos plantas a lo largo del edificio y pueden pasar semanas sin ver a compañeros. No echo de menos las instalaciones, pero las recuerdo con mucho cariño. Ha sido una evolución natural. Lo que sí echo de menos es la implicación y la ayuda que teníamos con los alumnos de los primeros años, antes nos veíamos más y podíamos hacer más, ahora es más complicado. Cada ver que llego al centro lo miro y veo una película de marcha acelerada. Hay que ver de dónde venimos, dónde estamos y me preocupa a dónde iremos.

Los profesionales sanitarios emigran ante la falta de oportunidades. ¿Qué opina de esta fuga de cerebros?

Creo que para la gente que no tiene más remedio que buscarse la vida les supone una salida, pero también es una cuestión de promoción personal, porque se aprende mucho fuera, me gustaría que luego se recondujera a nuestro país. Es lastimoso que se tengan que ir fuera,pero es ventajoso para ellos, pero si los reclaman, aceptan y colocan es que piensan que somos buenos formadores aceptan y bien colocados es que piensan que somos buenos formadores. Estamos preparando a profesionales para España y para todo el mundo.

¿Qué le parece que otros países se beneficien de quien nosotros formamos?

Terminan volviendo porque es un ciclo natural y la gente se jubila y esas vacantes las ocupan los que mas saben y tienen méritos. Esas personas que se van fuera tienen un valor añadido de aprendizaje, idiomas, incluso postgrado y cuando vienen son los primeros que se lo llevan, aunque me da pena que no puedan ejercer aquí. Pero me satisface, porque hace unos años no los aceptaban en Europa, ahora sí con los grados. Ahora al menos pueden irse, es que los llaman, continuamente recibo correos y ofertas de empresarios que quieren contratar. Esto no ocurre en todas las universidades, la de Málaga está formando a buenos profesionales que reclaman a nivel internacional.

¿Qué opina de los recortes en sanidad?

Parece ser que el país últimamente está levantado la cabeza pero estos recortes son complicados. El espíritu del sanitario es vocacional, altruista, y los recortes lo están minando. Cuando recortan condiciones hasta la vocación empieza contaminarse. Antes los sanitarios se ofrecían para tutelar las prácticas, ahora hay que ir a reclutarlos, captarlos... No se llevan nada a cambio, lo poco que tenían se lo han quitado.

Y hablando de recortes, ¿los han percibido en educación?

Lo hemos notado muchísimo. Hemos subido un año todas las titulaciones y eso no ha ido aparejado a cubrir esa docencia, se ha cubierto la docencia aumentando las horas de dedicación docente con el mismo precio. Si lo aumentas, poco te queda para investigación y para los artículos de impacto. Así poco queda para la promoción del profesorado, se ha aumentado el número de alumnos pero no el de profesores, que están hasta arriba. Aunque es verdad que vemos que va cambiando, en los últimos Consejos de Gobierno se han aprobado 40 plazas. También tenemos la figura del profesor vinculado, pero esos no hacen universidad, tiene que haber un equilibrio entre todos. Esperemos que vengan tiempos mejores.

¿Le consta que alumnos suyos hayan abandonado por no poder pagar la matricula?

No, tenemos una tasa de abandono del cero o 1%, son muy buenos estudiantes, entran ya con nota alta, la repetición de matrícula es ínfima en nuestras titulaciones, todos terminan la carrera, Somos de los pocos centros con baja o nula tasa de abandono.

Fueron de los primeros centros en incorporarse a Bolonia. ¿Qué tal la adaptación?

Estamos ahora en el momento de reflexión de los planes de Bolonia, con el tema de las acreditaciones es el momento de contar lo que se ha hecho, el compromiso se ha cumplido, pero no ha habido un foro para valorar la bondad del plan de Bolonia, esos 60 créditos básicos reconocibles en todas las ramas. Los trabajos fin de grado están agobiando a alumnos y profesores como si fuera un proyecto fin de carrera para 6 créditos, y hay que buscar a empresas que colaboren con los prácticum... Y ese reconocimiento de los 60 créditos que permitían la movilidad de titulaciones o universidades no se está cumpliendo a nivel nacional, las autonomías han hecho sus necesidades propias. Este uno de los puntos débiles, se ha perdido movilidad por divergencia nacional. El conflicto de los trabajos fin de grado nos trae de cabeza a todos, yo sí veo el de fin de máster pero el de fin de grado no termino de verlo, me gustaría tener un debate.

Los cambios de Gobierno o ministros muchas veces provocan el cambio de leyes. Parece que, a veces, hacen de su capa un sayo...

Ese es el problema. En 2001 con la LOU se proponían grados, programas... Llevamos cerca de quince años intentando poner el hueco, estabilizarnos y no encontramos en modelo real y se cambia. Un decreto en 2005, dos en 2007, dos más luego... Ahora hablan del 3 más 2 cuando no hemos terminado el anterior, hay una inestabilidad tremenda, no hemos terminado de acreditar un título cuando dicen que hay que hacer otro modelo. ¿Para qué hablar si ya mismo se va a cambiar? Creo que las enseñanzas universitarias están muy relacionadas con la política pero tiene que tener una visión de pasado, presente y futuro y no «hoy me levanto y cambio esto», es la divergencia nacional. Ese el problema, tanta legislación en tan poco tiempo.