­­­Hoy se celebra en Málaga una reunión de expertos en enfermedades neurológicas para hacer una puesta al día en los síntomas asociados a la espasticidad debido a la esclerosis múltiple. Coordinada por el jefe de servicio de Neurología del complejo Carlos Haya, Óscar Fernández, esta reunión será el marco para analizar la experiencia de estos especialistas en la evaluación y manejo de la espasticidad y los síntomas asociados en pacientes con esclerosis múltiple. Durante esta jornada los neurólogos propondrán criterios comunes para tratar el síntoma más común de la esclerosis múltiple.

La esclerosis múltiple es una enfermedad degenerativa incapacitante. ¿Cuál es el proceso por el que puede pasar un paciente recién diagnosticado?

La esclerosis múltiple es una enfermedad inflamatoria, desmielinizante - la pérdida de mielina, la sustancia que rodea las fibras nerviosas- y degenerativa. Comienza hacia los 30 años y la padecen con mucha mayor frecuencia las mujeres. Su incidencia anual es en nuestro país de unos cinco casos nuevos al año por cada 100.000 habitantes. Su prevalencia es de algo mayor de 100 casos por cada 100.00 habitantes, en Málaga de unos 1.500 a 2.000 casos, en España 45.000 a 50.000. El diagnóstico se hace por la clínica y algunas exploraciones como líquido cefalorraquídeo, resonancia magnética y potenciales evocados. Los síntomas son alteraciones de motricidad, sensibilidad, visión, equilibrio... Si no se trata, la mayoría de los casos acaban teniendo un proceso de invalidez de origen neurológico.

Uno de los daños de esta enfermedad es la espasticidad, de cuyos síntomas van a hablar mañana. ¿Como pueden sobrellevarse?

La espasticidad es una forma de aumento del tono muscular, que se experimenta como rigidez y espasmos dolorosos, con mayor dificultad para moverse. Estos síntomas producen además otras alteraciones, tales como alteración del sueño, alteración de la marcha y alteración de la micción.

Esta también afecta al habla. ¿Puede la rehabilitación ayudar a combatirla?

La alteración del lenguaje más característica es el lenguaje cerebeloso, un tipo de habla irregular e interrumpida, que se puede tratar con logoterapia.

Dado que el curso de la enfermedad es inevitable, ¿qué puede hacerse para postergar algunos síntomas?

El curso de la enfermedad puede mejorarse con los tratamientos actuales de manera muy importante, retrasando la discapacidad en bastantes años.

¿En qué medida ha avanzado la medicina para el tratamiento de la esclerosis múltiple? En lo que se refiere a farmacología.

El tratamiento farmacológico ha avanzado notablemente, disponemos en la actualidad de tratamientos para intentar frenar la enfermedad bastante efectivos, hasta 12, que bien manejados han cambiado el pronóstico de la enfermedad. Además disponemos de algunos tratamientos de los síntomas, que también suponen un importante avance en el tratamiento, contribuyendo a mejorar la calidad de vida de los pacientes de forma muy notable. Uno de los síntomas en los que el tratamiento ha mejorado mucho es la espasticidad, que puede tratarse actualmente con cannabinoides orales -derivados de la marihuana-, que en concentraciones bajas producen una reducción notable de la espasticidad y los síntomas asociados como espasmos, dolor o alteración de la vejiga urinaria. Suponen un avance importante y contribuyen a mejorar la situación de los pacientes de forma notable.

¿Puede la detección precoz ayudar a evitar la aparición de la enfermedad o al menos a que no se manifieste?

En la actualidad el diagnóstico se hace muy pronto, gracias esencialmente a la resonancia magnética. El tratamiento precoz o temprano es un arma esencial en el enfoque terapéutico más adecuado de esta enfermedad.

¿A qué retos se enfrenta esta enfermedad y cuál es el futuro en investigación?

Hoy día los retos son detener por completo la evolución de la enfermedad, algo que se va consiguiendo en muchos casos, y evitar que los pacientes progresen en cuanto a su discapacidad y mejoren en caso de que esta esté ya presente. Esto se conseguiría con tratamientos neuroprotectores, de los cuales sólo estamos empezando a disponer en ensayos clínicos controlados.