os escritores y periodistas tienen hoy un inmenso abanico de concursos a los que concurrir para darse a conocer o para asentar la fama, y popularidad a los que ya han sido premiados en anteriores ediciones. Aparte los consolidados premios Planeta, Nadal, Fernando Lara€, existen multitud de certámenes que llevan el nombre de la ciudad que los instituye y otras denominaciones que no vienen al caso. Algunos de estos certámenes han superado el medio siglo de existencia, otros van acumulando ediciones, otros han dejado de convocarse y raro es el año que no nacen dos o tres nuevos que se suman a la larga nómina de premios de novelas, obras de teatro, reportajes periodísticos, cuentos, libretos, letra de canciones y de celebraciones muy concretas, como Día Mundial Forestal, del Cáncer, de la Mujer Trabajadora, Santo Domingo de la Calzada€

Todos los que de una u otra forma usamos la pluma (máquina de escribir antes y ordenador ahora) podemos concursar a cualquiera de estos certámenes para intentar ganar el premio a la mejor novela negra, novela de humor, Día de Andalucía, Carnaval, Salud en una de sus múltiples manifestaciones€ Hay especialistas en ganar premios porque están dotados para ello; otros lo intentan y tienen la esperanza de lograr algún premiecillo dotado con unos no despreciables euros. El que escribe este reportaje confiesa que a lo largo de los años obtuvo algunos premios, como el Málaga-Costa del Sol, Sofico, Lotería Nacional€ y uno dotado con 2.000 pesetas (12 euros de hoy) por un artículo sobre el Primer Día Mundial Forestal, publicado en el diario Ideal de Granada.

Tres premios para un mismo autor

Creo que en Málaga, con motivo de un concurso de cuentos o relatos cortos convocado por la Obra Sindical Educación y Descanso, se produjo un hecho sin precedentes; yo, al menos, no tengo conocimiento de un caso igual.

Cuando el Jurado se reunió para, entre los originales seleccionados, elegir los tres mejores y conceder los premios ofrecidos (un primer premio, un segundo y un accésit), se procedió a abrir los sobres que contenían los nombres de los concursantes, ya que es costumbre mantener en secreto la filiación de cada participante. Se abrió el sobre que correspondía al primer premio. El autor premiado era José Antonio del Cañizo. Se hizo lo mismo con el sobre que encerraba el nombre del autor del segundo relato o cuento elegido. Con sorpresa del Jurado, el autor merecedor del segundo premio, resultó ser el autor del primer premio: José Antonio del Cañizo. No había error: era un original distinto al distinguido con el primer premio. Pero si sorprendidos estaban por el curioso caso, no fue menos el estupor al descubrir que el accésit correspondía al mismo autor: José Antonio del Cañizo. Total, que un mismo autor, con tres relatos diferentes, fue galardonado con los tres premios.

José Antonio del Cañizo, madrileño de nacimiento, se había incorporado a la Jefatura Agronómica de Málaga poco antes del concurso. Su profesión de ingeniero agrónomo no estaba reñida con la literatura, y su debut como escritor tuvo una rica descendencia porque a lo largo de los años fue ganando premio tras premio, como el Lazarillo 1981 (Las cosas del abuelo), el segundo del certamen Gran Angular (A la busca de Marte el Guerrero), el Ateneo de Sevilla, el de La Felguera, el Concurso Nacional Universitario, el Estébanez Calderón, el de la Fundación Santa María€ Yo los he leído casi todos. Puesto a elegir me quedo con Las cosas del abuelo, una auténtica joya de la literatura infantil.

Con independencia de los libros de ficción, Del Cañizo ha escrito varios libros relacionados sobre su profesión. Es doctor ingeniero agrónomo y sus libros Jardines de Málaga, Plantas de Jardín, Plantas en el hogar€ son auténticos tratados sobre el apasionante mundo de las flores, los jardines y los parques. Durante varios años fue el máximo responsable de los jardines de La Concepción.

Los olvidados

Dejando a un lado a José Antonio del Cañizo, que cualquier día nos sorprende con un nuevo libro y un nuevo premio, hoy quiero rendir un modesto homenaje a otros escritores malagueños que fueron premiados y que ya no están entre nosotros, Algunos, como Alfonso Canales y Enrique Llovet, están presentes porque su obra permanece y es objeto de glosas y análisis. Pero hay otros casos que por razones, digamos naturales, que han caído en el olvido. He aquí algunos de esos casos de injusto olvido.

Salas Guirior

Uno de los escritores más brillantes de Málaga, ya fallecido, fue José Salas y Guirior, que en 1978 fue galardonado con el Premio Ateneo de Sevilla por su novela Un viento que pasa, un delicia por la galanura de sus descripciones, por los personajes entre los que aparecen algunos tipos malagueños, escenarios en los que vivió... Además del premio citado le fueron concedidos el Mariano de Cavia, el Ciudad de Palma, el Costa del Sol€ Los lectores de ABC recordarán sus crónicas de África del Sur, Lesotho, Guinea Ecuatorial, Roma y finalmente Lisboa.

Recuerdo lo que le dijo a un compañero de profesión con el que coincidió un día por la Alameda Principal. Su colega le preguntó de donde venía, y él, con la mayor naturalidad le respondió: «Vengo de hacer mi testamento porque tengo cáncer y me voy a morir pronto». Como así fue.

Juan Cepas

Aunque su obra más conocida es el Vocabulario Popular Malagueño, del que al menos se hicieron tres ediciones, Juan Cepas fue autor de tres novelas, una de las cuales fue galardonada con el Premio Nacional Virgen del Carmen 1971. Concretamente la titulada La hora de las anclas. Era un enamorado del mar, y tanto en la novela premiada -el título lo dice todo-, como en su celebrado Vocabulario Popular, el mar, la navegación, la terminología náutica, la pesca, el lenguaje de los jabegotes, las especies marinas, están presentes.

Escribía muy bien, tenía un gran sentido del humor, recapituló palabras nacidas y criadas en Málaga, analizó sus orígenes€ y tuvo tiempo también para pintar estampas marinas que decoraban su vivienda.

Poco antes de morir le hice una entrevista y le pregunté qué estaba escribiendo. Me respondió: «Ahora no escribo ni pinto. Lo que hago es leer y releer, que me encanta. Pienso que el tiempo dedicado a escribir se lo restaría al de la lectura. Y no me compensa. Ahora prefiero leer porque ¡hay tanto que leer!».

Ángel Quiroga

Ángel Quiroga fue un prolífero escritor. En dos etapas de su vida fue colaborador de Radio Nacional de España en Málaga. De la segunda etapa le recuerdo con gran afecto porque todos las tardes se acercaba a los estudios, sito en Muelle de Heredia 10, para grabar su comentario de Compás de Medianoche. Cada día, a las cero horas, con voz pausada y profunda, recreándose en cada palabra, contaba historias de amores y desamores, de desgracias, de ilusiones, de esperanzas, de niños, de mayores, de ancianos, de hombres, de mujeres, de países exóticos€, dejando siempre un regusto para recapacitar sobre lo dicho. La charla empezaba y cerraba con los compases del Peer Gynt, de Grieg.

A lo largo de su vida escribió varios cuentos (Pobre Nico, El lapidario, Caballero Romualdo), en 1952 publicó una novela titulada Rubí" y, cuando cesó como colaborador de Radio Nacional porque se redujo el tiempo dedicado a la programación local, volvió a los relatos cortos que se encargó de editar él mismo. En 1969 se le concedió el premio Málaga-Costa del Sol por Cuentos meridionales y otros relatos, que editó el Aula de Cultura de la Peña Malaguista. Tenía la costumbre de encerrarse en una habitación de su casa y alternaba la escritura a máquina con los cigarrillos. Me contaron que el humo salía por bajo de la puerta de su rincón literario.

Julián Sesmero

No recuerdo exactamente qué premios cosechó durante su dilatada carrera periodística Julián Sesmero Ruiz, que perteneció a las plantillas de Radio Juventud, Sol de España, Sur y Radio Nacional de España. Quedan para el mejor conocimiento de la historia de Málaga los fascículos de Por los barrios de Málaga y Personajes de Málaga, la novela corta Patio de oscuras palabras y sobre todo Málaga. Crónicas de ayer, una auténtica enciclopedia de la Málaga que el vivió y estampas de etapas anteriores que él recogió en sus largas horas de trabajo en bibliotecas y archivos. Si alguien quiere saber de Málaga y los malagueños más famosos de la historia le recomiendo los textos de Julián. Al morir prematuramente dejó documentos valiosísimos fruto de su amor por la tierra en la que nació. Su legado está en Alhaurín de la Torre.

Más premiados

Hay otros muchos malagueños que a lo largo de su vida fueron galardonados con premios nacionales e internacionales, como José Ruiz, Francisco Sanz Cagigas, Juan Antonio Rando, Ángel Conejo, Antonio y Francisco Gallardo€ La lista es larga y seguramente algún compañero de la profesión los rescatará del olvido. Prometo ocuparme en otra ocasión de Francisco Gallardo, que escribió, según mi modesto entender, el mejor perfil de Picasso.