­Cuando el PP llegó al gobierno del Ayuntamiento de Málaga la ciudad no contaba con ninguna piscina pública. Los socialistas, que habían gobernado hasta entonces, se habían visto obligados a centrar sus esfuerzos en atender necesidades más perentorias de la ciudad, como el saneamiento o la urbanización de calles. Con esas necesidades cubiertas y con la economía en un ciclo ascendente, el Ayuntamiento puso en marcha otras infraestructuras y equipamientos hasta entonces impensables y hoy día vistas como necesarias, como los aparcamientos para residentes o los centros deportivos con piscinas.

De esta manera el Ayuntamiento del PP inició en los últimos años del pasado siglo y en la primera década del 2000 un plan para ir dotando de piscinas y centros deportivos a los distritos. Usó varias fórmulas: inversión y gestión pública o a través de conciertos con otras entidades o instituciones. Así nacieron las piscinas de La Trinidad, El Perchel o El Torcal y se abrió el complejo de piscinas Inacua, en 2008. En total una veintena de piscinas, en su mayoría cubiertas, permitían al Ayuntamiento sacar pecho en este escenario.

Pero la crisis, la maldita crisis económica, con sus recortes y también una política arriesgada de dejar en manos privadas la gestión de muchos de estos centros está llevando a que el plan de piscinas comience a hacer aguas por algunas grietas en la gestión.

En estos momentos hay cuatro instalaciones de piscinas cerradas, tres de ellas en Campanillas, la cuarta en Puerto de la Torre y otras dos que amenazan con cerrar sus puertas a finales de este mes. Lo peor de todo es que el gobierno municipal no encuentra la fórmula para abrir las que están clausuradas ni para dar continuidad a las que amenazan con cerrar sus puertas.

Santa Rosalía, en Campanillas, es la piscina que lleva más tiempo cerrada, desde 2006 en que acabó la concesión que la gestionaba. Hubo un nuevo concurso y una empresa que lo ganó pero terminó desistiendo. El Ayuntamiento anunció que rescataría la concesión y hasta hoy. Desde entonces los vecinos de Santa Rosalía y Maqueda no tienen piscina.

Campanillas. La piscina se cerró por orden municipal en 2013 por defectos en la cubierta. Un año después el Ayuntamiento resolvió el contrato con la empresa concesionaria. Urbanismo anunció la imposibilidad de volver a abrirla por fallos en la estructura. Ante las quejas vecinales se ha encargado un estudio de viabilidad del vaso de la piscina a la empresa Cemosa.

Colmenarejo. Estaba gestionada por la misma empresa que tenía la concesión de Campanillas y el Ayuntamiento decidió igualmente solventar el contrato. La piscina está cerrada a la espera del anuncio del área de Deportes de sacarla a concurso. Hay una empresa dispuesta a hacerse cargo de las instalaciones, pero mientras tanto se retrasa el concurso y los vecinos estarán un verano más sin piscina.

Puerto de la Torre. La piscina, que forma parte del centro deportivo, está cerrada desde finales de 2015 tras las irregularidades detectadas a la emprea concesionaria, Incomar Blue. El Ayuntamiento acordó iniciar el procedimiento para resolver el contrato, después de conocer que la Seguridad Social le reclama a dicha empresa 404.957 euros correspondiente a la cuota de los trabajadores entre 2010 y 2013, un dinero que ha visto obligado a adelantar el Ayuntamiento. A ello hay que añadir una sanción de 87.515 euros por esta infracción impuesta por el Consejo de Ministros. Aquí, después de muchos meses, se está a la espera de que la concesión de la piscina vuelva a salir a concurso

La Trinidad y El Torcal. Son dos de las instalaciones acuáticas más antiguas de la ciudad y con mayor número de usuarios. Ambas están gestionadas por la misma empresa, Gaia Gestión Deportiva. La emprea comunicó hace varias semanas al Ayuntamiento su imposibilidad de continuar con la gestión de ambos centros por motivos económicos, y su intención de cerrar el 31 de mayo, para lo que además han previsto el despido de la plantilla de ambos centros. El Ayuntamiento se ha comprometido a que los centros sigan abiertos, pero guarda silencio. En el caso de La Trinidad el problema es menor pues se licitó un concurso y se está a la espera de que de adjudique, aunque lleva siete meses de retraso.

Para El Torcal la solución es una incógnita.