­El grupo municipal de Ciudadanos está dispuesto a dar guerra con el control de la suciedad y de las actitudes incívicas. La formación que lidera Juan Cassá ha retornado al curso político con la intención de convencer al Ayuntamiento de Málaga de la necesidad de actuar con mayor grado de contundencia y elevar la persecución y las sanciones contra todos los supuestos recogidos en la ordenanza de convivencia pública, que prevé castigos -principalmente económicos- para comportamientos como el abandono de basura en la calle o el deterioro a conciencia del mobiliario.

Según informó ayer Cassá, el partido acudirá al pleno previsto para el próximo jueves con una moción en la que, como pudo constatar este periódico, se pide abiertamente que se insista en la imposición de multas. Especialmente, después de comprobar el mal estado que de muchos puntos de la ciudad -las quejas vecinales se multiplican- y el escaso volumen de sanciones que se contabilizan en el registro, con una media de apenas 0,78 por día -en 2015 sólo se interpusieron 62 por arrojar desperdicios a la vía pública-.

Cassá entiende que la falta de limpieza, objeto recurrente de brega política y debate, no sólo obedece a la deficiente gestión de Limasa, sino también, y sin especificar proporción, a la ausencia de compromiso por parte de muchos vecinos. Sobre todo, a la hora de resolver situaciones como la retirada de basura o la recogida de las deposiciones de los animales.

El diagnóstico de Ciudadanos ha sido elaborado a partir de datos comparativos y del estudio de los modelos de sanción utilizados en otras ciudades. En concreto, se ha puesto mucha atención a los casos de Santander y Murcia, que han triplicado el número de multas en los últimos años, mejorando visiblemente el aspecto y el nivel de higiene de sus calles. La formación se inspira igualmente en las recientes resoluciones de Madrid, que se inclinan preferentemente por conmutar la sanción económica por una serie de trabajos sociales y de sensibilización en beneficio de la comunidad. Una posibilidad, esta última, que, como señala Cassá, también aparece esbozada en la normativa de Málaga. «Mientras el alcalde sigue dándole vueltas al modelo de Limasa y el servicio sigue siendo pésimo, queremos seguir haciendo propuestas para mejorar la limpieza. Y hay que ser valientes y empezar a decirlo. Después de una campaña de concienciación, lo que hay que hacer es multar», resaltó.

De todos los comportamientos tipificados como indebidos en la ordenanza, el aparcamiento en zona no autorizada, el consumo de alcohol y el uso de la calle como aliviadero humano o mingitorio son, de largo, los que presentan un mayor número de sanciones, con más de un millar por temporada. Por contra, otras conductas igualmente frecuentes como ensuciar las calles con colillas, basuras u otro tipo de residuos apenas computan 57. Es en este tipo de actitudes en las que incide la propuesta de Ciudadanos, que recuerda que ya en 2015, el informe anual de la OCU puso de relieve la escasa satisfacción de la población de Málaga con el nivel general de limpieza.

La iniciativa presentada por Cassá, que estuvo acompañado ayer, en su encuentro con la prensa, por Ignacio Villena, asesor de su grupo municipal, será tenida en cuenta por el equipo de gobierno en el pleno de este mes. El flamante nuevo portavoz del PP en el Ayuntamiento, el edil Carlos Conde, ya adelantó ayer, en cualquier caso, que su formación evaluará la propuesta teniendo en cuenta no sólo el criterio técnico, sino también su encaje jurídico y su viabilidad económica. «Con Ciudadanos solemos coincidir en la oportunidad, pero debemos estudiar otros aspectos. Haremos, como es nuestra obligación democrática, lo mismo que con todas las mociones: estudiarla a fondo», reseñó. La limpieza de la ciudad ha sido uno de los puntos que más ha marcado la agenda política desde el acuerdo de investidura entre De la Torre y Ciudadanos.