­Con el inicio de curso hace algo más de un mes, la sombra del acoso escolar vuelve a las aulas. En apenas tres semanas, sendos incidentes en Palma de Mallorca y Almería (una niña agredida y un chico apuñalado en su instituto, respectivamente) han reavivado una problemática que sugiere que los casos más extremos son aislados, pero no tanto la sensibilización y las respuestas que la sociedad exige. Esto ha tenido un reflejo sobre las instituciones públicas, que se han visto obligadas a desarrollar planes y programas para detectar y erradicar una lacra que, según Save the children, afecta a uno de cada diez niños en España.

Tanto es así, que esta misma semana el Defensor del Pueblo Andaluz anunció la publicación de un informe para dar mayor visibilidad a este problema el mismo día en que el Gobierno reveló que el próximo 1 de noviembre comenzará a funcionar el teléfono gratuito 900 018 018 para casos de acoso escolar y malos tratos. Los destinatarios son los alumnos, padres, profesores, equipos directivos y personal de los centros docentes, y en general cualquier persona que tenga conocimiento de casos bullying en el ámbito escolar, tanto dentro como fuera del centro docente. Además, se incluyen los casos de ciberacoso a través de internet, móviles y redes sociales, así como el ámbito internacional en nuestros centros en el exterior, centros de convenio y programas internacionales.

En Andalucía, la Junta desveló la pasada primavera que durante el curso 2014-2015 se contabilizaron 358 actuaciones relativas al acoso escolar y que la franja con mayor incidencia afectó a chavales de entre 12 y 15 años, la que corresponde a la Educación Secundaria Obligatoria. El perfil del acosador es mayoritariamente masculino (81%) frente a los casos de conductas graves protagonizados por chicas (19%), una tendencia que se mantiene con las faltas más leves, 77,4% de ellos y 22,6% de ellas.

Aunque esos 358 casos sólo representan el 0,03% de las conductas negativas detectadas en las aulas, la Consejería de Educación anunció medidas para reforzar el protocolo que se aplica desde 2011 en el que se define las características del acoso escolar, sus tipos y consecuencias, así como las actuaciones que se deben realizar en el momento de ser detectado.

«Cuando surge un caso de acoso o conflictividad, se trata de solucionarlo en primera instancia en el propio centro a través del equipo directivo y los recursos de los que disponen. Sin embargo, hay casos en los que no se logra», aseguran desde la Delegación Territorial de Educación de Málaga. Entonces, añaden, se contacta con inspección educativa y con el Gabinete de Asesoramiento de las Delegaciones Territoriales de Educación, a disposición de los centros para asesorarles en estos temas. La Junta de Andalucía dispone desde hace varios años de el teléfono gratuito de asesoramiento sobre convivencia escolar 900 102 188.

Sin embargo, una de las preguntas que más se hacen padres y profesores tiene que ver con los síntomas para detectar los casos lo antes posible. En este sentido, desde Educación aseguran que hay numerosas conductas «indicadoras de victimización» que pueden ser advertidas por todas las personas que están en contacto con los menores, tanto las familias como cualquier miembro de la comunidad educativa. guida de la verbal y, por último, la física: «La excusa para el acoso acostumbra a ser la diferencia.

¿Dónde acudir? Los gabinetes provinciales de asesoramiento sobre la convivencia escolar impulsan y coordinan la aplicación de programas en los centros educativos dirigidos a la mejora de la convivencia y, en particular, promover la extensión de la Red Andaluza de «Escuela: Espacio de Paz».

En la provincia de Málaga, durante el curso 2015-16 hubo 415 centros inscritos en este programa, de los cuales 367 participaron en la modalidad Unicentro.

Los 38 restantes se agruparon en 11 Intercentros que agrupaban a centros de diferentes niveles que actúan de forma conjunta en actividades para promover la convivencia. Igualmente, desde Educación entienden que el acoso se trabaja de una manera integral y transversal a todas las asignaturas, con los alumnos y alumnas y desarrollando las habilidades sociales: empatía, asertividad, escucha activa, inteligencia emocional, la resolución dialogada de conflictos o la educación en valores. «Cada centro lo lleva a cabo de manera particular adecuándolo a sus características. Desarrollan una serie de medidas que ayudan a mantener la convivencia en los centros y entre ellas se encuentran las Aulas de Convivencia, el Plan de Convivencia, los Equipos de Mediadores y el Alumnado Ayudante, entre otras opciones.

También el área de Educación de la Diputación de Málaga, junto a la empresa de inserción AIDEI, ha puesto en marcha entre los más de 500 centros educativos de la provincia la campaña comunicativa Málaga, provincia libre de acoso escolar. El origen de la campaña procede de una moción presentada por el grupo Málaga Ahora, respaldada posteriormente por el pleno de la institución provincial. Esta iniciativa que ha comenzado este mes en octubre y tendrá una duración de seis meses va destinada a menores de entre 8 y 14 años, además de familiares y profesorado, y pretende concienciar a todo el entorno escolar y familiar en la prevención y actuación ante este tipo de conductas.