­Unas navidades que no estén pasadas por libros de texto. La semana que viene, cuando los alumnos del país se despidan de manera temporal de escuelas e institutos, miles de padres se harán de nuevo la misma pregunta: ¿Y ahora qué? De todo, menos deberes. Esa es la postura que defiende la Confederación Española de Asociaciones de Padres de Alumnos (Ceapa). La misma que ya abogó por una huelga de deberes el pasado mes de noviembre, y que ahora vuelve con un nuevo manifiesto para revitalizar su campaña. En una circular que ha mandado a todas las entidades adscritas, insta a los padres a reunirse con los directores de los centros educativos para evitar que los niños vayan cargados de deberes a las vacaciones de Navidad. «Al igual que los adultos, necesitan recargar pilas y volver a las aulas después de haber desconectado de verdad», reza la circular.

«La campaña marcha por muy buen camino, ya que hemos conseguido abrir el debate y que tanto las familias como el profesorado estén a favor de abordar el tema y debatir sobre ello», se congratuló ayer la Ceapa de la repercusión que han tenido hasta el momento sus acciones.

Este curso escolar ha puesto sobre la mesa un debate que no es nuevo y que divide tradicionalmente a padres y profesores. Múltiples estudios afirman que la utilidad de los deberes a la hora de mejorar el rendimiento escolar de los niños es muy limitada, si no amenazan directamente con potenciar la discriminación entre alumnos. Eso no significa que, sobre el terreno, exista todavía una gran división y que el número de centros que apuestan por despedir a sus alumnos antes de las vacaciones con una gran carga de deberes. La Ceapa denuncia que aún existen centros que «amenazan con sancionar si los alumnos no vuelven con las tareas realizadas».

Coincidiendo en el fondo de la cuestión, desde Fdapa (agrupa a numerosas asociaciones de padres) advierten de que la abolición de los deberes tradicionales debe surgir de un diálogo entre padres y profesorado. Su portavoz en Málaga, Pilar Triguero, aboga por que los centros tengan cada vez más autonomía propia. En relación a las inminentes vacaciones y la cuestión sobre si debe ser un periodo libre de deberes, resume la postura de Fdapa de la siguiente manera: «Estamos en contra de utilizar los deberes como continuación del horario lectivo, lo que significa que los periodos de vacaciones no son para hacer el trabajo de las aulas. Nosotros proponemos a las familias que aprovechen estos días para educar a sus hijos en valores. Fomentar la lectura o aprovechar para que nuestros hijos conozcan su entorno. Málaga tiene una gran cantidad de museos».

Para Triguero, en última instancia, el principal problema sigue estando en los intereses empresariales que rodean al sector de la educación. Si alguien cree que la metodología estilo vacaciones Santillana es cosa del pasado, Triguero insiste en que la «dictadura de las editoriales» sigue marcando el paso. «Casualmente, cada vez que llega un periodo vacacional aumentan las tareas de repaso», se lamenta sobre una forma de enseñar tradicional que, según ella, debería pertenecer al pasado. «Menos mal que cada vez son más los profesores que dejan de lado los libros de texto y utilizan métodos alternativas para fomentar la curiosidad en los alumnos», asegura. «Un niño en vacaciones tiene que descansar y tener tiempo hasta para aburrirse», sentencia la portavoz malagueña.

Falta de acuerdo en los partidos. La división de opiniones sobre los deberes también se ha hecho extensible al Congreso. Los diferentes grupos políticos no se ponen de acuerdo sobre su posible supresión. En la Comisión de Educación de ayer, algunos representantes advirtieron, sin embargo, de que «suponen una excesiva carga». Marcelo Expósito, de Unidos Podemos, señaló que el tiempo libre debe ser utilizado para «otras actividades formativas», mientras que el popular Carlos Floriano espetó que, fijando un tiempo adecuado, pueden ser «un estudio complementario adecuado». Para el líder de Ciudadanos, Albert Rivera, se trata de un asunto que tendría que estar en manos de los padres y el profesorado, estando alejado del debate político.