­­Manuel Villafaina vislumbra la regularización total del sector para este año y asegura que entre octubre y febrero se abrirá la veda de las inversiones para mejorar los chiringuitos. También pide más poder presupuestario para Demarcación de Costas. «Dos millones mínimo al año», sentencia.

El verano pasado una sentencia del Tribunal Supremo amenazó el proceso de regularización de los establecimientos y generó un gran revuelo. ¿En qué situación se está a día de hoy?

Es verdad que al principio se generó mucha incertidumbre. Pero los expedientes en tramitación siguieron luego adelante y ahora mismo seguimos con el proceso de regularización. Hay concesiones que sí se han visto afectadas en el sentido de que se han perdido varios meses. En todo caso, también resaltar la sensación de tristeza y amargura de ver como un reconocimiento por el que llevábamos años luchando, pues llega un tribunal y te lo tira.

¿Pero en qué punto se encuentra la fase de tramitación de las concesiones?

Estamos en la fase final. Sin el varapalo del Tribunal Supremo, seguramente estaría ya todo regulado. Pero es verdad que ya estamos en la fase final. En la provincia de Málaga nos quedan un 40% aproximadamente por regularizar, pero las resoluciones están saliendo.

¿Desearía más velocidad, a pesar de todo?

Claro, pero la sentencia del Tribunal Supremo nos ha hecho perder unos cuatro o cinco meses. Una cosa es que se sepa, otra cosa es que la sentencia saliera a exposición pública. La regularización pudo estar lista para octubre y noviembre del año pasado. La regularización siguió adelante, pero ya no con esa velocidad de crucero que se había adquirido antes.

¿Qué ha sido de la mesa de trabajo técnica que se creó hace unos dos años en sintonía con la Junta de Andalucía?

En Málaga, la mesa sigue funcionado. Cada dos semanas, los técnicos de la asociación se sientan con los técnicos de la Junta de Andalucía para ver cómo van todos los asuntos. Y ahí es donde vemos los motivos si hay un expediente que no tira adelante. Ver el porqué y si se puede recurrir.

Entonces, ¿esta mesa ha demostrado su utilidad?

Sí lo ha hecho. Por eso seguimos con esa mesa técnica a día de hoy. Nos ha permitido hacer un seguimiento de los trámites e impulsar la regularización.

¿En algún momento ha habido un sentimiento de decepción?

Desasistidos, en absoluto. Recibidos, siempre con las mejores maneras y con mucha buena voluntad. Ahora, por hablar de decepción, cuando hemos visto como una resolución técnicamente fácil, al menos a priori, se convierte en algo difícil. Ha habido casos y con el consiguiente tiempo perdido.

¿Cómo ha sido el trato con los diferentes ayuntamientos a las puertas de este verano?

Tenemos una buena relación con todos los ayuntamientos. Otra cosa es que hay algunos ayuntamientos que desconocen la realidad de lo que es un servicio playero. Que desconocen qué somos los chiringuiteros. En este sentido, tienen que cambiar y darse cuenta de los profesionales que tienen trabajando en sus playas. Ver la laboral que estamos haciendo. Gracias a los chiringuiteros, se está consiguiendo que la gente vuelva.

¿Cómo describiría la relación entre chiringuitero y cliente?

Estamos siendo su familia, su gestor y su salvador en todos los sentidos. El otro día, sacamos a uno que se estaba ahogando. Ayer, un niño perdido, en cinco minutos encontramos su familia. En definitiva, estamos haciendo una labor de captación fundamental para el turismo en la provincia. Los que fidelizamos al turista somos los chiringuiteros. Yo aquí tengo a varias generaciones que siguen viniendo todos los años.

¿Los propios establecimientos también han avanzado con el paso del tiempo?

Totalmente. Cuando me dicen que ahora mismo tenemos a un 30% de turistas prestados, digo que no. Nosotros les prestamos a otras zonas un 70% de los turistas. ¿Por qué? Pues porque en los años 90 estábamos obsoletos. Los hoteles estaban muy mal cuidados. Los chiringuitos estaban muy mal cuidados. El servicio era muy malo, la limpieza era deficiente, las playas estaban sucias...En definitiva, ese turismo que se nos fue ahora está volviendo. Pero ese turista que vuelve ya no conoce al recepcionista del hotel, como podía ser antes, nos conoce a nosotros.

¿Cree que los ayuntamientos son lo suficientemente conscientes de la importancia que tienen las playas como motor de la provincia?

Yo siempre digo que en todo se puede hacer más. Pero el problema es muchas veces el dinero. O vuelve un plan, como lo fue el Qualifica, donde el Estado y la Junta de Andalucía dota a los ayuntamientos de un dinero, o seguimos con las dificultades. Es hora de que los empresarios y los ayuntamientos nos unamos para luchar por la vuelta de un plan como el Qualifica. Los servicios tienen que aumentar en verano necesariamente porque vemos como se pasa de los 60.000 habitantes a los 300.000. Y los ayuntamientos turísticos tienen que tener necesariamente una ayuda.

En los últimos años, los ayuntamientos han incorporado muchas ofertas turísticas que miran más allá del sol y la playa. ¿Percibe esta evolución como una amenaza?

Digan lo que digan, el sol y la playa son el 86% del turismo que viene. Los ayuntamientos que no se den cuenta de ello, están perdidos. Aquí la gente viene por lo que viene. Solo hay que mirar los pueblos del interior. Si Alhaurín el Grande o Alhaurín de la Torre se han hecho enormes, es gracias al turismo de sol y playa. Los extranjeros se han ido a vivir allí porque saben que tienen la playa a diez minutos.

Volviendo al tema de las concesiones. Siempre ha denunciado que la indeterminación jurídica ha sido el principal freno para las inversiones. ¿Sigue siendo así?

Es que es muy sencillo. Para que un ayuntamiento te dé una licencia de obras tienes que tener un título. Esa incertidumbre, dado que estamos ya en el proceso final de la regularización, como he explicado antes, parece que se va a acabar. Lógicamente, los chiringuitos estamos dispuestos a invertir todo lo que sea necesario. Nosotros, entre los meses de octubre y febrero, vamos a empezar con las obras todos.

¿La estacionalidad sigue siendo la principal amenaza para el turismo?

El problema es que la estacionalidad no existe ya. El problema es que no somos capaces de cubrir la demanda que existe. Los hoteles que cierran hoy día, siempre que no sea para mejorar sus infraestructuras, es algo que me parece una barbaridad. Porque hay gente que quiere venir y no hay plazas. Reconozco que los hoteles pueden tener ese miedo de pensar que ahora están en una curva hacia arriba, pero que puede volver otra vez una curva hacia bajo. Pero hay soluciones. Yo he escuchado a los ayuntamientos y a la Junta de Andalucía decir que a todos los hoteles que permanecen abiertos en invierno se les va a bonificar fiscalmente. Los hoteles deberían aprovechar estas ayudas. Hay agencias de viajes que están pidiendo plazas para el invierno y les están diciendo que no hay.

El miedo a una nueva huida del turista ejerce como freno. ¿No hay confianza suficiente de cara al futuro dentro del sector?

Somos los mejores profesionales del turismo que hay en el mundo, pero hay muchos actores que hacen dejación de funciones. Nos encontramos con políticos, que van entrando nuevos y que no tienen ni idea de lo que es el turismo, y técnicos que tampoco saben de qué es lo que vivimos. Igual puede ser hasta normal, que ellos busquen sus votos y acudan para ello al ciudadano que vive en los municipios todo el año. Pero su obligación es la de buscar soluciones para todo el mundo. El turismo requiere estar siempre con los brazos en alto. Hay otras zonas que vienen aquí a aprender. Es muy difícil que alcancen nuestra calidad en el servicio, pero con el tiempo quién sabe. Ahí puede estar el miedo que algunos empresarios tienen.

¿El cliente extranjero se ha vuelto más exigente o siempre lo ha sido?

El cliente extranjero siempre ha sido muy exigente. Lo que pasa, es que cada día va exigiendo más. Nosotros lo dejamos abandonado en los años 90 y ellos se fueron a otros sitios. Luego, lo que hemos hecho ha sido ir a esos sitios y ver lo que se estaba haciendo para mejorarlo.

Vemos como algunos chiringuitos han incorporado ya a su carta de servicios la oferta de partes del mundo. ¿Espeto o cama balinesa y cachimba?

Una combinación de ambas. Yo creo que somos pioneros en el tema de las camas. En el espeto no, que es una cosa que viene del siglo pasado. El espeto tiene su sabiduría. Tenemos que innovar, pero manteniendo la tradición y la esencia de un chiringuito. Nuestros establecimientos son la casa de la gente. En la playa, el mejor protector solar es el chiringuito.

Oficialmente, la temporada de playas va del 15 de julio al 15 de septiembre. ¿No cree que los ayuntamientos deberían poner más de su parte para alargar este período?

Los ayuntamientos no tienen dinero. Es tan simple como eso. Insisto, no es que alargar la temporada sea algo deseable. Es que es una obligación. Los chiringuitos pasamos de una vida de tres meses a los seis meses. Ahora, tenemos ya una campaña fija de nueve meses. Con la gente aquí y los hoteles llenos. Las infraestructuras necesarias hay que ponerlas. El ejemplo de los socorristas es claro. Hay que poner más y tiene que haber mejor organización. Que aquí, temperaturas buenas tenemos durante todo el año.

¿A veces se nos olvida lo que tenemos?

Eso es lo que te dicen tanto extranjeros como nacionales. La calidad de vida que tenemos aquí. Y la gente viene a lo largo de todo el año. Antes, las fábricas cerraban en el mes de agosto. Pero ahora, las cosas han cambiado. La gente viene ocho días, máximo quince.

¿Cómo se está comportando el turista nacional?

Las estadísticas dicen que ha bajado. Y venimos ya de perder turistas nacionales el año pasado. Pero es que este año también está bajando. ¿Por qué? Pues puede ser porque los precios han subido. O porque otras zonas están tirando los precios. Hay veces que el bolsillo también manda.

Las estadísticas del Aeropuerto de Málaga, sin embargo, están muy lejos de marcar una tendencia a la baja. ¿Cree que el turismo en Málaga se está acercando a su tope?

Yo creo que estamos ya en el tope. Más gente no puede venir porque ya está todo lleno. Siempre existirá ese hueco porque hay un nuevo hotel que ha abierto. Pero a más no podemos ir. El tráfico en el Aeropuerto, en el primer semestre, ha incrementado en un 6%. Eso es una barbaridad.

Hubo dos grandes temporales este año. ¿El estado con el que han llegado las playas al inicio del verano ha sido satisfactorio?

El Ministerio se ha gastado este verano 4,7 millones de euros, cuando se solía gastar entre 300.000 y 700.000 euros. Es verdad que hubo temporales muy fuertes este año. Pero pueden repetirse. El Estado tiene que tener muy claro que a las Demarcaciones de Costas, las tiene que dotar de mayor presupuesto. Los que están aquí en Málaga, saben cuáles son las necesidades de sus playas y qué medios tienen que poner. Hay que aportar los medios suficientes para que las demarcaciones puedan actuar. Tienen que tener una dotación presupuestaria de, como mínimo, dos millones o dos millones y medio de euros. Tenemos que empezar a dotar a Costas de presupuesto para que puedan acometer las infraestructuras necesarias.