Hay muy buenas vistas y luego están las que ofrece el «despacho maldito» de Remedios Ramos. El Parque de Pedro Luis Alonso se arrodilla y ella recuerda que nadie que ha ocupado el sillón en el que se sienta ha repetido mandato. ¿Presente y futuro? La nueva coordinadora de IU Málaga capital conjura, entre otras cosas, a la gran confluencia.

¿Qué objetivos se ha fijado para esta nueva etapa de IU con usted al frente?

Queremos trasladar a la ciudadanía el verdadero sentido con el que nació IU. Ser más un movimiento político y social que un partido a la vieja usanza. Así se aprobó en la asamblea andaluza y, también, en la federal. Cuando digo movimiento, hablo de tener siempre un hueco para incorporar a personas que quieran trabajar con nosotros y que sean referentes en Málaga por su lucha.

¿Cómo pretende trasladar esa voluntad a la realidad que cose el día a día en la ciudad?

Siendo muy abiertos y muy generosos. Despojándonos de las formas de trabajo de un partido político tradicional. La puerta de la sede tiene que estar siempre abierta al trabajo que se hace en los barrios.

¿IU se había transformado en un partido tradicional?

Yo diría que sí. Hay que recordar que IU surgió como un movimiento en contra de la OTAN. Ese es el espíritu que queremos retomar. La deriva electoralista te convierte en un partido tradicional. Una cabeza visible y unos órganos que son muy rígidos. De repente, te ves inmerso en continuas reuniones que te hacen perder el pulso de la calle. Hay que retomarlo. El gran error fue convertir a la herramienta de IU, que siempre la hemos tenido, en un partido tradicional.

Aquí surge el eterno debate entre calle e instituciones.

Nosotros no renunciamos a seguir presentándonos a las elecciones, pero nos hemos dado cuenta de que solos no podemos. En Málaga hay que sacar a la derecha del Gobierno municipal. Lleva desde 1995. Por eso nuestro objetivo es sacar al PP de la alcaldía de Málaga. Como organización, tenemos que estar en cada conflicto. Málaga no es sólo esa ciudad del paraíso de la que siempre hablan. Esa está muy lejos de la realidad que hay en los barrios, y que va de extrema pobreza, de ratas en la Carretera de Cádiz o de las que hay en Nueva Málaga. Nadie se acuerda de como vive la gente en Los Asperones.

Podemos lanzó la semana pasada el guante para acudir a las elecciones de 2019 en una gran coalición de izquierdas. ¿Recoge la invitación?

Vamos en esa dirección. IU ya fue pionera en la experiencia de participar en Ganemos Málaga en el año 2014. Incluso antes que en Madrid, donde las convergencias ganaron el Ayuntamiento de la capital. Aquí, por errores varios, no pudimos y fue una pena. Si hubiéramos ido juntos, hoy tendríamos otro escenario político en el Ayuntamiento. Tenemos muy claro que para 2019 tiene que haber una candidatura de confluencia.

¿Lo que no se consiguió en 2015 se va a lograr ahora?

Soy muy optimista. Creo que hemos aprendido todos de nuestros errores. Siempre se hace referencia a Madrid o a Barcelona, pero aquí lo podríamos haber tenido.

¿Por el camino no se sacrifica la identidad de IU?

Yo no pienso que pierda su identidad. El Partido Comunista renunció a presentarse a las elecciones para dar pie a IU, pero el PC no ha dejado de existir. Porque seamos generosos, no vamos a desaparecer.

La salida de Pedro Moreno Brenes de IU ha dejado claro que no hay consenso en torno a esta idea. ¿Duele la pérdida de quien ha sido baluarte?

Pedro es una persona brillante. Es honesto y trabajador. Él solo se enfrentó a Jesús Gil en Marbella, incluso antes que la justicia. Pero el tema de la confluencia no lo termina de asimilar bien y ha decidido apartarse. Pero eso no significa que no siga colaborando. Nos sigue representando en el consejo social municipal. Personas como Pedro no pueden estar apartados nunca. Esto debe ser algo tan amplio, que hasta los que no lo acaban de ver, tengan su hueco.

¿Cómo argumenta la oposición frontal de IU al hotel del puerto?

Primero, no entendemos como se han agilizado todos los trámites para el hotel del puerto cuando en otras ocasiones todo son trabas. Por ejemplo, el caso del Auditorio en Huelin. Luego, está el impacto visual y ambiental que sería permanente. Para hacerlo, además, hacen falta muchos millones y ojo, todavía no sabemos muy bien de dónde va a venir ese capital. Por no hablar del avalado rechazo social. ¿Por qué no se somete a una consulta ciudadana y que sean los malagueños los que decidan?

¿Qué propone para la manzana del Astoria?

Nosotros creemos que hay que derribar el Astoria de manera inmediata. No estaría mal dejar abierta la ciudad en este espacio. Sería lo óptimo y estoy convencida de que los malagueños ya no querrían que se vuelva a levantar nada. El entorno es maravilloso y con La Alcazaba a la vista, ni nos lo imaginamos.

A día de hoy, ¿cuál es la impresión que tiene sobre el futuro de Limasa?

Vemos a un alcalde con ganas de municipalizar Limasa y a parte de sus concejales que no están de acuerdo. En cada pleno el alcalde se ve obligado a no posicionarse por no abrir la brecha en su partido. Con la trayectoria que tiene el alcalde, al menos yo, me iría con la satisfacción de haber hecho en lo que creo.

¿Cómo se soluciona el problema de la vivienda en Málaga?

Vamos camino a una nueva burbuja inmobiliaria, pero con una sociedad que se ha precarizado. Urge más vivienda pública. Hay suelo disponible y se podría paliar la desesperación de los que están en una situación de emergencia, o de ofrecer alquileres asequibles a los jóvenes.