De vez en cuando, en estas mismas páginas de La Opinión se publican sueltos, notas, reportajes, avisos, cartas al director... relacionados con el arbolado de la ciudad. Unas veces pidiendo que se poden ramas de árboles cercanos a viviendas porque llegan a colarse por las ventanas, otras porque los troncos se inclinan peligrosamente, otras porque los alcorques tras una tala quedan en espera de reposición, otras porque unos creen que ya está bien de palmeras que no dan sombra y otras que defienden la especie aunque no se recojan los dátiles que caen sobre aceras y calzadas… Y cuando llegan las tormentas y vientos huracanados suenan las alarmas para avisar del peligro de caída de árboles protegidos por la ley, árboles que no se pueden talar sin permiso. La amenaza de sanciones pecuniarias para infractores frena cualquier intento. Determinados árboles son intocables, pero no olvidemos que los árboles son seres vivos y por lo tanto se mueren cuando les llega la hora. Las caídas de ramas o de los árboles enteros pueden producir lesiones e incluso muertes, aparte los destrozos de vehículos, mobiliario urbano, tendidos eléctricos…

Aunque en el Ayuntamiento hay un Servicio de Parques y Jardines, sin entrar si tiene una dotación de personal suficiente para cuidar las zonas verdes de la capital, un servidor, como ciudadano de a pie, que es como se dice de forma indiscriminada porque se extiende a los que van a pie o en vehículo público o privado, a diario observa lamentables fallos en el servicio de referencia. Podría citar un montón de alcorques vacíos o con árboles secos o muertos; no los cito porque ese trabajo -el contar y denunciar los fallos- corresponde a un personal que cobra por este menester. Un paseíto por cualquier calle, plaza o avenida de la ciudad es la manera más fácil y económica para conocer el estado de las zonas verdes. Yo llegué, siendo alcalde de Málaga don Cayetano Utrera Ravassa, a contar las palmeras y plátanos orientales que faltaban en nuestro maravilloso Parque. El resultado fue demoledor: no me hicieron puto caso. En un cambio de corporación años después, el responsable de parques y jardines taló todos los plátanos del Parque que pasaron a mejor vida, o sea, que fueron convertidos en leña o en serrín para otros usos. Aquel arboricidio (palabra que no está en el diccionario pero que algún día se incorporará) se resolvió años después con la plantación de otra especie. Esos nuevos árboles están creciendo pero nunca, creo, llegarán a crear aquella inolvidable bóveda que cubría toda la calzada.

Como todo no van a ser críticas, tengo que destacar la plantación de árboles y palmeras en el acceso de la avenida del Mayorazgo a la autovía, ramal o calle al que se le ha dado el nombre de Arrigo Boito, un personaje italiano que, que yo sepa, no ha tenido contacto alguno con Málaga. ¡Con la cantidad de hombres y mujeres famosos, españoles y malagueños, que bien merecen ser recordados dando su nombre a una calle, plaza, paseo, glorieta...! Dentro de unos años la Arrigo Boito será una espectacular avenida con árboles y palmeras a ambos lados.

Los protegidos

Sé por experiencia que en el término municipal de Málaga hay numerosos árboles que están catalogados y protegidos sobre los que los particulares -propietarios de jardines, urbanizaciones, etc.- no pueden actuar sin el permiso correspondiente. Aunque se aleguen razones para su tala o tratamiento, la respuesta no satisface a los afectados que viven con la angustia de que un día de vendaval se produzca la tragedia. ¿Quién paga los daños? ¿Los vecinos de la urbanización? ¿El propietario del jardín? Tendría que indemnizar a los afectados el Ayuntamiento que no permitió la tala. Vamos, digo yo.

En Málaga tenemos espacios únicos de una riqueza impagable, y en esos espacios y en puntos diseminados hay árboles que merecen el calificativo de monumentos aunque con la coletilla de «perecederos» porque algún día morirán aunque los botánicos, ingenieros de montes, peritos… luchen por su salud.

El caso más notable y que muchos malagueños recordarán es el del Ficus pandurata que estaba a la derecha de la entrada del Parque y la Plaza de la Marina. El ingeniero agrónomo don José Antonio del Cañizo, una autoridad en plagas, hizo lo imposible por salvarlo de una muerte que se produjo de forma inevitable. Durante algún tiempo estuvo tratando de salvarlo pero en 1981 se secó por completo y hubo que talarlo.

Este ficus, según el propio Del Cañizo, era el mejor ejemplar de su especie en toda Europa.

Un visitante excepcional

Y voy a contar una pequeña historia relacionada con el Ficus pandurata o lyrata.

Al terminar la Segunda Mundial -1945- regresó a Málaga el que durante años fuera director del Colegio Alemán, sito en el Paseo de Limonar, el señor Wilhelm Koetke o herr Koetke, como era conocido por los alumnos del centro. Ya muy mayor volvió a Málaga en la que había vivido muchos años hasta que regresó a su país natal.

Vino a Málaga, y por razones que ahora no vienen al caso, le acompañé a recorrer la ciudad que añoraba de sus años como director del acreditado colegio en el que se formaron muchos malagueños y no agrego malagueñas porque es innecesario. La moda de malagueños y malagueñas, ciudadanos y ciudadanas, españoles y españolas, ministros y ministras... se lo reservo a los que han olvidado la gramática española. Lo recogí en el hotel en el que se hospedaba, y lo primero que me pidió fue que le acercara al Parque por «quiero volver a ver el árbol más bello del mundo». Se refería al árbol de esta historia. Nos acercamos al Parque y quedó largo rato contemplándolo en silencio como si se tratara de una pintura o una escultura.

Después de recorrer el Parque, detenerse en algunos de sus árboles y plantas, me invitó a comer en La Alegría. Como era alemán y estaba habituado a comer a las doce de la mañana, tuvimos que esperar un rato porque la cocina todavía no estaba funcionando.

Como antiguo residente añoraba de Málaga el famoso árbol que para el malagueño pasaba casi inadvertido, uno más. Pero no era uno más, sino el «mejor conservado de Europa en su especie».

Otros árboles simbólicos

Dejando el llorado ficus a un lado, hoy, en Málaga capital, podemos disfrutar de algunos árboles que embellecen diversos espacios y a los que apenas damos importancia porque forman parte de la postal malagueña. Es como el clima: como estamos habituados a un tiempo primaveral -olvidemos la primavera pasada-, no valoramos lo que tenemos. Pero los que vienen de fuera sí lo aprecian y se lo llevan en las cámaras fotográficas -hoy móviles multiusos- como recuerdo de su visita.

Hay otra curiosa historia que está relacionada con el árbol que preside y casi oculta la Casa del Jardinero, frente a lo que fue Correos y hoy sede del Rectorado de nuestra Universidad. Su nombre científico es Chorisia speciosa, En la década de los sesenta estuve en Barcelona, y como era corresponsal de La Vanguardia en Málaga, me acerqué al periódico para saludar a Antonio Alvarez-Solís, el redactor jefe que acogía muy bien mis crónicas y a veces me felicitaba por algunas. Antes de abandonar la redacción, me acercó al despacho del director, a la sazón Javier Echarri, todo un honor porque era un personaje de la vida catalana y director de uno de los periódicos europeos más importantes. Al saber que yo era y vivía en Málaga, tras alabar algunos de los rincones y edificios de la ciudad, me preguntó por el estado del árbol que estaba cerca del edificio de Correos. Me dijo que le había impresionado por su porte, por su floración... Afortunadamente el ejemplar se conserva muy bien.

Uno de los árboles más fotografiados de Málaga está en los antiguos jardines de la CAMPSA, hoy jardines Alfonso Canales. Se trata del «barrilito» o palo borracho, cuyo nombre científico es Chorisia insignis.

Otra sorpresa para los turistas es el grupo de palmeras washingtonias frente a la entrada al Museo de Málaga, antiguo edificio de la Aduana.

También es muy fotografiado y admirado el ficus de Bellavista, cuyas ramas cruzan la avenida del Pintor Sorolla. No muy lejos está el que es conocido por el lugar donde se halla: El Árbol de Reding.

Ignoro si en los programas de visitas a Málaga -Catedral, la Alcazaba, Gibralfaro, Teatro Romano, museos Picasso, Thyssen, Ruso, Rando, Artes Populares, Automóvil, Casa Natal de Picasso...- se incluye uno exclusivo sobre parques y jardines, como La Concepción, San José, Jardines de Picasso, Parque y los muchos repartidos por la geografía local, como araucarias que sobresalen en la Caleta y Pedregalejo… salvo que un cenutrio, vándalo, descerebrado, homínido, antisistema, bestia, cuadrúpedo... los destruya porque el horizonte de su vida es destrozar todo lo que le rodea, Y de esto sabe más que nadie Alfonso Vázquez, redactor de este periódico, que a diario en su sección califica a esos indeseables que no merecen vivir en la ciudad.