Los voluntarios son el motor de la Asociación Española Contra el Cáncer. Frente a los 800 profesionales que gestionan las organización, se encuentran 23.000 voluntarios dispuestos a sacar tiempo de sus vidas para ayudar a aquellos que más lo necesitan. «Ellos son la base de la asociación, sin ellos no somos nada» confiesa Mónica Caballero, coordinadora de voluntariado en Aecc.

Con el objetivo de informar, concienciar sobre la enfermedad y sobre todo, apoyar a las personas que la sufren, la asociación ofrece distintas actividades para que todo aquel que desee colaborar encuentre una función que realizar, desde voluntariado en hospitales, en domicilios, en pisos de acogida, a voluntariado testimonial o de apoyo administrativo.

Toñi González tiene 59 años y desde hace cinco es voluntaria en Aecc. Lo suyo no fue casualidad. En 2011 le detectaron cáncer de mama, una enfermedad que le cambió la vida. El proceso fue largo, tuvo que extirparse los pechos, y cuando pensaba que la tormenta pasaba se enfrentó a un tumor en los ovarios. En la fase de recuperación conoció por primera vez la labor de Aecc. Sin embargo, no acudió a ella hasta que una vecina suya le animó a asistir a las clases de gimnasia que había en la sede de la avenida de Capuchinos, y tras un tiempo recibiendo apoyo a emocional, decidió que ella también tenía que colaborar. «Venir aquí y ver que otras personas habían pasado por lo mismo que yo me ayudó mucho. Ahora quiero devolver esa ayuda, por eso soy voluntaria», confiesa Toñi.

Normalmente ayuda en la recepción de la sede y organiza todos los viernes la recogida de alimentos para repartirlos a las familias. «Hay actividades para todas las personas, todos podemos ayudar dedicando tiempo», añade.

Uno de los voluntarios más jóvenes de la asociación, Aarón Cuevas, tiene 21 años y desde hace dos acude al Hospital Materno una vez por semana para acompañar a los niños de la planta de oncología. Con ellos pasa la tarde jugando, pintando, riendo y sobre todo haciendo que durante cuatro horas padres e hijos puedan desconectar de la rutina hospitalaria. Esta labor la compagina con otras de difusión de información o con la campaña de Navidad, con la que están en varios establecimientos envolviendo regalos a cambio de donativos. «Al final siendo voluntario siempre recibes más de lo que das», señala.

Aarón y Toñi son solo dos ejemplos de solidaridad que conviven dentro de la Aecc y que, como apunta la coordinadora Mónica Caballero, «son personas que se organizan su vida para dedicársela a los demás. En los tiempos que vivimos es un valor añadido».

@marinapmarquez