Los expertos apuntan a que las rupturas se disparan a partir de la primera década de casados, por distintos motivos e independientemente de que los sujetos tengan hijos en común. Solo en 2017, el Instituto Nacional de Estadística (INE) registró 97.960 divorcios en España, una cifra que ha ido aumentando con el paso de los años, al igual que la de la custodia compartida, otorgada en el ese mismo año al 30,2% de las parejas divorciadas o separadas. Sin embargo, Málaga sigue registrando uno de los datos más bajos en esta materia. Pese a que han aumentado un 20% entre 2016 y 2017, de las 194 custodias que se concedieron en 2013, en cuatro años la cifra solo ha crecido en 142 casos (336 custodias compartidas en 2017). Unos datos que dejan constancia de que en la provincia las madres sigue siendo las principales responsables de los hijos tras los divorcios, ya que reciben la custodia en 1.403 de los casos, frente a las 71 de los padres.

A pesar de estos resultados, muchos colectivos siguen reivindicando la custodia compartida como el modelo preferible para los hijos. «Cuando hay un divorcio los hijos son los que más sufren esta situación, por eso hay que buscar un punto medio para puedan desarrollar la relación con sus padres de la forma más similar a la que tenía anteriormente», explica Asunción Vives, presidenta de la Asociación Custodia Compartida Málaga, en la que trabaja desde hace 9 años y a la que acuden muchos padres y madres que luchan por conseguir este convenio. «Los niños necesitan de ambas figuras para su crecimiento y a muchos padres se les olvida tras el divorcio. No basta solo con pasar una pensión. Al año ayudamos a unas 150 personas», comenta la malagueña, que añade que muchas de ellas «son verdaderas víctimas de violencia de género» a las que también ofrecen servicio jurídico y psicológico.

La organización aclara que no distingue por género, y que pese a contar con mujeres que luchan por conseguir la custodia compartida, siguen siendo más los hombres los que solicitan ayuda al no conseguirlo en primera instancia. «Es triste que no se fomente una relación sana entre ambos por el beneficio de los hijos. Con la compartida cada uno se hace cargo económicamente el tiempo que está con ellos. Los gastos extraordinarios se dividen al 50% y los ordinarios dependen de la nómina de cada uno», aclara Vives.

La abogada de familia y asesora fiscal de la capital, Amelia Zafra, apunta a que en los últimos meses se están viviendo muchos cambios con la custodia compartida, ya que cada vez son más los padres que abogan por este régimen de reparto de responsabilidades. «Antes si las partes no se llevaban bien no había cabida a la custodia compartida. Ahora se pueden llevar cómo se lleven que por ley tienen que llegar a entenderse por el bien de los hijos», señala. Pero otro de los cambios más llamativos e importantes que se han producido en esta materia ha sido el que el Tribunal Supremo ha establecido que el padre o la madre que vive con sus hijos en la vivienda familiar en régimen de gananciales y que introduce a su nueva pareja a convivir con ellos de manera estable pierde el derecho a disfrutar del uso de esa casa. «Es una sentencia justa. Nos tenemos que poner en la piel de la parte que se sale. Tiene que seguir pagando el 50% de la hipoteca y un nuevo hogar, además de los gastos de los hijos. Muchos clientes míos se han replanteado a sus parejas por este hecho», asegura la letrada.

Del mismo modo, Zafra advierte de que esta sentencia se adapta a los cambios sociales que viven las familias actuales. «Antes muchas sentencias provinciales instaban a que el progenitor que estuviese en la vivienda familiar se marchara si quería convivir con su nueva pareja. En otros países cuando el matrimonio se divorcia, venden la casa y los beneficios se reparten entre ambos. Así no hay discusión», apunta Zafra.

Uno de los puntos en el que ambas expertas coinciden para que se deje de cuestionar este régimen es la unión de los términos patria potestad y custodia compartida, como ya ocurre en Europa. «La custodia está sometida a la patria, que es la capacidad de decidir cuestiones de la vida de tu hijo. Ambos términos para evitar conflictos y fomentar la custodia», sentencia Zafra.