«Este no es un libro de la cofradía sino de los proveedores de la cofradía; de esos vidrieros del XVIII, canteros, artistas... toda la gente que interviene a lo largo del tiempo y cómo la cofradía es un poco el motor económico a lo largo de los siglos», resume el profesor Federico Castellón, archivero desde 2006 de la Archicofradía de Dolores de San Juan.

El pasado viernes se presentó en la Agrupación de Cofradías esta obra, titulada Proveedores de Nuestra Señora. La Industria, el Comercio y las Artes, publicada gracias al apoyo de Francisco Ordóñez Olalla, de la editorial Jákara y que ya está a la venta en las librerías.

Se trata de la octava monografía que publica Dolores de San Juan y en la que Federico Castellón repasa más de tres siglos de facturas, planos, recibos y obras artísticas, desde el siglo XVII a nuestros días.

El libro ha sido posible gracias al importantísimo fondo documental de la archicofradía, quizás el más completo que existe en Málaga de este clase, completado con documentación de otros archivos locales y nacionales.

En realidad, como explica el archivero, el origen de este libro hay que buscarlo en la exposición Proveedores de Nuestra Señora, que se celebró en 2010 en la Agrupación de Cofradías. «Fue muy variopinta, pero no hubo manera de que sacaran un catálogo; ese fue un empeño mío», explica, y detalla que, en última instancia, un gran promotor de la obra presentada este viernes fue el exconcejal y parlamentario andaluz Antonio Garrido Moraga, hermano de la archicofradía fallecido el año pasado, a quien está dedicado el libro.

En la preservación de la hermandad y por ende, de todo su fondo documental, que cuenta con unas 5.000 fichas «y sigue aumentando», juega un papel fundamental la familia Goux, de origen francés, a la que Federico Castellón le dedica un apartado.

Julio Goux, el dueño de la ferretería El Candado, que estaba en el edificio de calle Salvago con Especerías (sede actual de La Opinión), fue hermano mayor de 1906 a 1927 y como sus sobrinos le sucedieron en el cargo, rigieron la hermandad cerca de 70 años.

Como explica el archivero, fue la familia Goux la que salvó durante los años de la II República y la Guerra Civil el archivo y por otro lado, se tomaron mucho interés en conservar todo tipo de documentos de su gestión.

«Hay que darle mucha importancia a la familia Goux porque aplican una concepción de archivo empresarial, de manera que guardan los más mínimos apuntes; es más, hay algunos documentos que todavía hoy están en las mismas carpetas de la sociedad Sobrinos de Julio Goux», detalla.

Entre los cientos de documentos que recoge el libro, destaca por ejemplo un plano del famoso arquitecto del XVIII José Martín de Aldehuela, quien a propuesta de la archicofradía propone una reforma de la cabecera de la iglesia de San Juan, que no llegó a hacerse.

De 1790 es un recibo de Antonio de Medina, de una familia de escultores de Jaén, cuya obra más famosa en Málaga son los ángeles de los órganos de la Catedral. Para la hermandad realizó una Magdalena y un San Juan que se perdieron en los incendios de 1931. De ese mismo año, 1790, está documentado un recibo, pagado en cuatro plazos, de Miguel de Tarria, que doró el retablo nuevo para la capilla de la Virgen en San Juan.

Para otra gran reforma de la capilla habría que esperar a 1924, cuando Julio Goux se la encarga al gran arquitecto Fernando Guerrero Strachan. El libro reproduce dos planos de su puño y letra. La reforma fue destruida en los incendios de 1931.

Sí se salvó una de las cuatro vidrieras de la capilla de la Virgen de los Dolores: en 1926, Julio Goux encargó la obra a un prestigioso vidriero de París, Lucien Collinet. Gracias a la minuciosidad de los Goux, el libro incluye las costosas facturas del transporte de París a Marsella y de ahí al Puerto de Málaga en el vapor Cabo Blanco de la compañía Ybarra. Más de mil pesetas de entonces costó transportar las vidrieras, que tenían un peso conjunto de 237 kilos.

Plateros, cristaleros, cereros, litógrafos, sepultureros, albañiles, arquitectos, orfebres, bordadores, escultores, doradores... son innumerables los oficios relacionados con la historia de esta archicofradía, que hunde sus raíces en la Hermandad Sacramental de San Juan, fundada por los Reyes Católicos tras la conquista de Málaga, y que en 1801 se unirá a la Hermandad Penitencial de Nuestra Señora de los Dolores para formar la Archicofradía Sacramental de Nuestra Señora de los Dolores.

Uno de los recibos más bonitos que se muestran, de 1911, es el de la Gran Cerería de Antonio Sala, de Barcelona, con un artístico encabezamiento en el que exhibe tanto sus instalaciones como la riada de medallas y diplomas de honor cosechados en las exposiciones de la época.

En el plano de la iluminación, los artículos más caros eran las lámparas de araña, como las compradas en la década de 1830 a Francisco de Luque y Joseph Kirschner. En ocasiones, para celebrar el conocido septenario de la archicofradía, en esos tiempos sin electricidad llegó a alquilar varias lámparas de araña pero también hachas, candeleros y blandones (velas gruesas).

Del inicio de la electricidad, por cierto, la hermandad conserva facturas de la fábrica de electricidad alemana de la calle Purificación.

«Los primeros documentos del libro son del XVII, prácticamente basados en la documentación que de la archicofradía hay en la Catedral y el Archivo Histórico Provincial, y termina casi en nuestros días, porque en el último capítulo, a partir de 1978, aparecen los diseños de Jesús Castellanos, Juan Rosén, Fernando Prini, Manuel Mendoza...», precisa el autor.

Proveedores de Nuestra Señora, además de mostrar la riqueza documental de Dolores de San Juan, desmonta el tópico de quienes critican a las cofradías por derrochar el dinero en obras artísticas.

Como recuerda Federico Castellón, «ahora mismo hay oficios artísticos que viven casi exclusivamente del mundo cofrade».