En lugar de pasajeros, los cuatro autobuses de la EMT (tres de 1996 y uno del año 2000) fueron cargados de palés de aceite, azúcar, pasta o lentejas, entre otros alimentos.

Y además, rebasaron con creces los límites municipales, pues en un primera etapa marcharon por carretera hasta el puerto de Alicante y tras llegar en barco hasta el puerto de Orán, en Argelia, recorrieron los casi 1.500 kilómetros hasta llegar a la provincia de Tinduf, donde se encuentran los campamentos de los refugiados saharauis, desde que en 1975 España se retirara del Sáhara Occidental y Marruecos lo ocupara.

«Son cuatro Renault City Bus, sin uso desde hacía un año, tres de ellos con una caja de cambios un poco más larga, que les viene muy bien porque de un pueblo a otro hay 30 o 40 kilómetros y la máxima distancia es de 130», explica José Ramón Rodríguez, conductor de la EMT y presidente de Tran-Bus, la asociación que adquiere y restaura autobuses antiguos y tranvías. José Ramón condujo antes de Semana Santa hasta el puerto de Alicante, pero ya en 2010 hizo todo el recorrido: condujo en persona un autobús donado por la EMT hasta los campamentos de Tinduf y conoció cómo viven los saharauis.

«La experiencia fue espectacular, ese año llevé una biblioteca móvil en el autobús. Se quitaron los asientos y se pusieron estanterías para que los niños pudieran leer».

José Ramón Rodríguez recuerda que los saharauis usan jaimas para dormir y durante el día viven en minúsculas casas de adobe sin muebles, «de 4 metros de largo por 2,5 de ancho».

Como explica, el envío de este año forma parte de una gran remesa anual andaluza que cada mes de febrero o marzo organiza la Asociación de Amigos del Pueblo Saharaui.

Antonia Silva, vocal de este colectivo, cuenta a La Opinión que recolectan alimentos de colegios y ayuntamientos de Andalucía. «El Ayuntamiento de Málaga, entrega una partida de aceite de 12.000 euros, y otros 8.000 son para costear las vacaciones de niños saharauis en Málaga», explica.

La vocal comenta que en los campamentos «no se produce nada, la tierra es arena y viven de la ayuda internacional, que cada vez es más escasa porque la población va en aumento y las ayudas cada vez las van recortando más».

Sin mecánicos

Los cuatro autobuses de la EMT serán de gran ayuda pero como señala el presidente de Tran-Bus, es necesario formar a mecánicos saharauis y a conductores de autobús «porque no saben llevarlos». «A los coches terminan anulándoles toda la parte electrónica, hasta que se quedan con lo más elemental. Hace falta un mecánico que les enseñe a reparar averías y también necesitan piezas de recambio», subraya.

En octubre, Tran-Bus y la EMT enviarán a Tinduf otro autobús. esta vez cargado de ropa y libros.