Carmen no es la misma desde hace 14 meses. La vida se tornó negra a su alrededor cuando se despidió de su hijo Pablo sin ser consciente de que sería su último adiós, ya que este se quitaría la vida momentos después de ella salir de casa. A partir de ese momento, nada volvió a ser igual. Se sentía sola y apartada. «Cuando te enfrentas a un suicidio te encuentras completamente solo porque es algo que la gente desconoce».

No contó con la ayuda ni el apoyo de nadie. Al igual que ella, ningún familiar recibe ningún tipo de soporte para superar la pérdida de un ser querido y sobrellevar el duelo. Esta es una de las razones que llevó hace cuatro años a Yolanda Verdugo a formar una asociación que cambiara la situación. Así nace Alhelí.

Para Carmen, esta asociación significa mucho. «Fue mi salvación, mi bálsamo». Entre sus cuatro paredes pudo hablar y ser escuchada, puesto que su entorno no quería saber nada, «es como si él no hubiera existido». Para ella, su hijo siempre estará presente en su vida y en su corazón. En la asociación, todos conocen a Pablo a través de los ojos de su madre.

Yolanda Verdugo explica la importancia que la muerte tiene en nuestra vida puesto que «es parte del proceso de vida, hay que entender la muerte, introducirla en nuestro día a día». Lamenta que muchos profesionales, ante estas situaciones, vean como una solución la toma de ansiolíticos, que en ningún caso hacen efecto. En este sentido,según datos del mes de enero del Observatorio del Medicamento, estos son los más vendidos en las farmacias. «No es solo darnos una pastilla para calmarnos y dormirnos», apostilla la presidenta.

Todos los que conforman la asociación han sufrido una pérdida traumática, por lo que «allí no te juzga nadie, es el único sitio que te ofrece ayuda», explica Carmen. Lamenta que no haya ayuda institucional que preste cobertura a las familias que han vivido como ella una situación de pérdida. «No saben actuar porque nadie les ha dado unas pautas», lamenta la madre de Pablo. En Alhelí la atención es permanente, hasta que la persona sienta que ya no necesita más ayuda. «Nosotros ayudamos a salir del pozo a estas personas que no saben cómo», explica Verdugo. La asociación cuenta con un equipo multidisciplinar para tratar a los usuarios de forma gratuita. Cuentan con el apoyo de Parcemasa y Fundación Unicaja, y siempre están llevando a cabo actividades para poder financiar las labores de los trabajadores.

Yolanda Verdugo explica que hay varios tipos de duelo, dependiendo de las circunstancias de la pérdida. «No es lo mismo un suicidio que un accidente o una muerte natural. También afecta la forma en la que nos lo comunican». Por ello, cada persona debe tener atención personalizada de manos de un profesional.

La pérdida y de la muerte no son temas de conversación cotidiana con amigos o familiares, siempre intentamos conversar sobre tema más positivos y cuando vemos alguna noticia relacionada, siempre pensamos que eso no nos a va a pasar. «Hasta que tú no pasas por algo así no empatizas, no sabes hasta qué punto está sufriendo la persona», lamenta la presidenta.

Entre sus servicios se encuentran las terapias individuales y grupales. Dependiendo de la atención que necesite la persona tras ser atendida previamente por una trabajadora social va destinada a una u otra. Carmen forma parte del Grupo de Ayuda Mutua, que es «como la familia que pierdes». A ella le acompañan otras personas que están pasando por la misma situación y una psicóloga que los guía en el camino de la recuperación. «El escuchar y saber que no estás loca, que lo que tú sientes también lo están pasando otras» es fundamental para ella. «Estás en un lugar donde encajas». Otros de los servicios que ofrecen son reuniones, excursiones, talleres de meditación o yoga.

En muchos casos, estas actividades crean vínculos que duran en el tiempo. «Lo bonito es ver como después de abandonar la asociación los usuarios quedan entre ellos para tomar un café o para seguir manteniendo el contacto. Esa es también nuestra intención», subraya Yolanda Verdugo.

En Alhelí son muchos los usuarios que quieren seguir en la asociación una vez han aceptado y superado la pérdida. En estos casos, están barajando la posibilidad de dar una formación a los voluntarios para estar en contacto con las personas cuando llegan a la asociación y saber como actuar de forma adecuada.

Uno de los objetivos de la asociación es convertir la tristeza y las lágrimas en alegría y sonrisas, «que recuerdes a tu ser querido desde lo positivo, desde el amor». Yolanda Verdugo reconoce que al principio, las terapias grupales causan cierto rechazo entre los usuarios, que dejan paso a un clima de entendimiento y apoyo entre todos.

Carmen ya no llora cuando habla de Pablo, sino que luce una sonrisa que llena de orgullo a todos los que la rodean en Alhelí. Ahora, toca luchar por todas las familias que, como ella, han vivido una pérdida y se sientes perdidos. Junto a ella, estarán Yolanda y Alhelí, dispuestas a seguir prestando su ayuda y apoyo a todos los que necesiten encontrar su lugar.