Manuel Sánchez Vicioso presenta este miércoles, 19 de febrero, a las 19.30 horas en el Ateneo ‘Catalanexit. Cataluña en el alma’ (Ediciones del Genal). Una reflexión a lo largo de más de veinte artículos sobre el problema catalán.

¿Por qué presenta este libro ahora?

Porque creo que es un momento oportuno. Creo que va a haber un cambio en el futuro a mejor, ahora mismo hay un rayo de luz que hay que trabajarlo. Soy optimista, a pesar de las circunstancias.

¿Con Cataluña tenemos que aspirar sólo a la conllevancia, como decía Ortega?

Creo que a esos sentimientos identitarios que son tan fuertes hay que darles un hueco, y también que los catalanes tienen que seguir siendo españoles, porque lo son. De ninguna otra manera entiendo el mundo. No como un mundo fragmentado.

Con una Europa de los pueblos, surgida de un supuesto ‘derecho a decidir’¿ nos podríamos encontrar de golpe con cien naciones?

O a saber cuántas más.

¿Cuál es la receta para solucionar el problema?

Los españoles tenemos que seducir a los españoles catalanes. Es falso que puedan existir dos millones de independentistas. Eso no quiere decir que no sea cierto que hay dos millones de personas que en este momento pueden pensar que estarían mejor fuera de España. Pero si rascas, en cuanto le hables de cuestiones concretas, como que económicamente puede suceder esto o que a nivel cultural puede suceder esto otro, la gente no es tonta. Porque les han estado engañando: Eso de que ‘España nos roba’ es mentira, como en el brexit.

Entonces, ¿cree que han engañado a muchos catalanes?

Lo que no se puede permitir es que para tapar las ‘mangadas’ del 3 por ciento Convergencia y Unió se convierta en independentista. Esa deriva de Artur Mas y compañía es un sindiós.

¿Qué hay que hacer para salir del embrollo?

Un referéndum democrático y pactado -pactado como se hizo en la Transición- sobre la independencia y que no sólo lo perderían hoy: Si cuando lo pidió Artur Mas se hubiera hecho, los independentistas hubieran sacado el 20 por ciento. Hoy pueden sacar el 30 o el 40.

¿Qué condiciones especiales debería tener?

No puede ser del 50 por ciento más uno. Tú no puedes dejar al 49 por ciento de los ciudadanos excluidos. Tiene que ser una mayoría cualificada que habría que pactar, y eso hoy los independentistas no la alcanzan en Cataluña de ninguna manera.

Una consulta de ese tipo, ¿no corre el riesgo de plantearse cada dos por tres hasta que los independentistas consigan su objetivo, como empieza a pasar en Escocia?

Históricamente, en los procesos secesionistas el plazo natural que se ha dado, incluso no pactado, es de 30 años, de dos o tres generaciones. Es de sentido común y eso debería formar parte del pacto. Creo que cuando se sienten ahora el Gobierno central y el catalán a hablar, tendrán que hablar de eso y de convocar el referéndum. Hay que tratar todo con generosidad porque yo a los catalanes no los demonizo. Incluso a los líderes más recalcitrantes no los demonizo, aunque no esté de acuerdo con ellos. El otro día vi la entrevista de Évole a Junqueras y me pareció una persona digna, honesta y sensata en sus planteamientos.

Llama la atención entonces que alguien así derogara en septiembre de 2012 su propio estatuto de autonomía y la Constitución, cuando no tenían ni los diputados necesarios para reformar el estatuto.

Me pareció un sindiós. La unilateralidad no puede existir en esto. Tenemos que sentarnos a hablar con nuestros paisanos catalanes pero ¿qué negociación puede existir si estoy cerrado en banda? Pero igual que soy crítico con esto, también lo soy, con la misma fuerza, con el silencio de Rajoy. Y cuando el PP, que no daba pie con bola en Cataluña, recurre ante el Constitucional el estatuto catalán es cuando se empieza a generar la situación que hay ahora.

¿Qué le parecieron los hechos del 1 de octubre?

Una desgracia, pero no sólo son responsables quienes lo hicieron, también quienes lo permitieron, porque podía haberse parado y no se paró.

Un referéndum cómo el que plantea no cabe en la Constitución.

Es que a medio y largo plazo, para mí, hay que refundar el Estado español. La solución en mi opinión es un proceso constituyente en el que participe todo hijo de vecino y el proyecto, un estado federal. Eso es utópico hoy y lo entiendo pero las utopías están para hablar de ellas.

¿Habría que plantearse también la Jefatura del Estado?

Yo soy republicano pero no antimonárquico. Hablamos de un proceso constituyente donde toda organización civil, política, sindical, vecinal y cultural tenga derecho a opinar sobre el asunto en un debate nacional.

El subtítulo es ‘Cataluña del alma’, ¿le une algún vínculo especial?

Sí. Mi hermano Mario, que hace el prólogo, y su esposa Carmela, que escribe un testimonio, llevan viviendo en Gerona 34 años. Ellos viven allí, han sido felices y siguen siéndolo, pero tienen todo preparado para volverse a Málaga el día que haga falta y sí que han visto diferencias de comportamiento.