Dos noticias recientes se contraponen irreconciliables. La primera es un futuro de la ciudad de Málaga simbolizado en el nuevo frente del puerto en Muelle Heredia, saturado de rascacielos y torres. La segunda es la sentencia de un tribunal inglés en contra de la gran ampliación del aeropuerto londinense de Heathrow, por no tener en cuenta el Acuerdo de París contra el calentamiento global.

Son dos maneras de enfocar el presente que definen bien la tragedia de la arquitectura actual. La de Málaga, deseosa de crear iconos -para vender más y especular más-, y al mismo tiempo apuntarse al discurso de su imposible sostenibilidad socio-medioambiental. La de Londres, innovando en ideas para hacer las cosas de una manera más adecuada a nuestro momento.

Hay que decirlo claramente: la arquitectura actual es insostenible desde el punto de vista medioambiental. Igual que el turismo actual: es insostenible. Que nuestra economía se soporte en estos dos ámbitos económicos no los hace menos insostenibles, sino más. Tanto la construcción como el turismo son actividades muy importantes que consumen ingentes cantidades de energía, produciendo siempre más entropía en el socio-ecosistema del planeta. Sólo la rehabilitación de una construcción que funciona inadecuadamente palía de alguna manera su gasto energético, pero nunca mejorará el medio. La arquitectura más sostenible es la que no se hace. El turismo más sostenible es el que no se produce.

La imagen de más rascacielos en el puerto de Málaga se ofrece como modernidad del siglo XXI, como si con el propuesto por el Plan Especial no fuese suficiente. Pero aparenta más bien una actitud anti-contemporánea. Por no decir que carece de sentido y se acerca de manera peligrosa a la inmoralidad. Es posible que sus resultados sean considerados corrupción, dentro de no muchos años. Dibuja un futuro que es para entristecer.

La sentencia del tribunal inglés, en cambio, enseña una vía de contemporaneidad más creíble, sensata y ética. Asume el 'principio de precaución', así como los riesgos que amenazan el futuro -según las previsiones de los científicos y profesionales más respetados-, que se sufren cada nueva DANA y temporal como el 'Gloria'. La posibilidad de un cambio, si no es para alegrarse todavía, al menos es esperanzador. Además, los movimientos del 8M de las mujeres y el de 'Fridays for future' de la juventud han mostrado que en muy poco tiempo se desmoronan actitudes y formas de pensar que parecían sólidas y permanentes.

Y en éstas, encontramos a gente joven que muestra actitudes auténticas de contemporaneidad. Como son los recién titulados por la escuela de arquitectura de la Universidad de Málaga, trabajando en el litoral granadino (Motril), y los estudiantes de la escuela de arquitectura de la Universidad de Granada, proponiendo ideas para Churriana (Málaga). Ellos y ellas enseñan que el único tipo de proyectos que convertiría a la arquitectura futura en sumidero de CO2 y reduciría los efectos del cambio climático es el que recupera para la naturaleza una superficie amplia que compense su alto consumo energético (en construcción y en uso).

En el caso docente malagueño, Ana Cervantes, Juan Galván, Raúl Ruiz y Manuel Villarrubia, con sus proyectos en Motril, proponen cuidar el Paraje Natural de la Charca de Suárez. E Isabel del Mar Benítez proyecta diversos escenarios temporales (según el ascenso del nivel de mar), y estudia cómo debería ser la arquitectura en las playas del entorno del puerto de Motril. En donde la dinámica litoral se ha transformado por la antropización del litoral, la falta de sedimentos en la orilla y la ampliación del puerto; donde unas playas se están reduciendo hasta desaparecer, y otras aumentan considerablemente; y donde proyecta, por ello, un sistema de protección flexible de la costa mediante barreras naturales de vegetación marina, y la re-naturalización de la playa, para ser una zona de absorción de inundaciones y temporales, como siempre ha sido.

En el caso granadino, Francisco Holgado, Elena Filipponi y Alejandro Rivero -en representación de sus compañeros de clase-, han imaginado finalmente en Churriana una alternativa a las 230 viviendas previstas en el solar en donde se han descubierto unas valiosas cuevas mozárabes (basílica, eremitorios...), datadas en el siglo VIII.

La alternativa se ha realizado junto con la asociación Ciriana, defensora incansable de la naturaleza y la cultura. Consiste en el denominado Parque de las Cuevas, que naturaliza con ecosistemas mediterráneos el terreno que acoge este patrimonio arquitectónico inédito, para evitar su desaparición y protegerlo con cuidados.

*José María Romero, dr. arquitecto; prof. UGR; Yolanda Romero, dra. turismo, prof. UCM; Eduardo Serrano, dr. arquitecto; Enrique Navarro, dr. geografía UMA; Rubén Mora, arquitecto; Sabina Habegger, dra. Pedagogía Social, prof. UMA; Fernando Ramos, arquitecto

Artículo de la investigación del proyecto I+D Overtourism¬Degrowth 'Saturación turística en destinos costeros españoles. Estrategias de decrecimiento turístico. una aproximación desde la dimensión social' (RTI2018-094844-B-C33,) del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades.