El confinamiento y la crisis del coronavirus está dejando estampas muy contradictorias en los propios barrios; mientras se generan largas colas a las puertas de ciertas cadenas de supermercados, numerosos tenderos se han visto abocados al cierre de sus negocios por una acusada caída de la clientela. Con el objetivo de oxigenar el comercio local nace "El Mercado de Málaga", una plataforma que facilita los pedidos a domicilio.

El funcionamiento es sencillo e intuitivo; a través de la página web los comercios de barrio, los puestos de los mercados... en definitiva, cualquier negocio que pueda garantizar un servicio a domicilio, se registra, aporta sus datos de contacto, las formas de pago que admiten (metálico, tarjeta, paypal, bizum...) y por supuesto, su catálogo de productos. El cliente hace el pedido por teléfono y en el mismo día, o como máximo al día siguiente, reciben la compra en casa.

"La premisa fundamental es que fuera muy sencillo, muy fácil de utilizar desde el primer momento para cualquier persona. Y se nos ocurrió que realmente lo más sencillo es tener unas páginas amarillas de los comercios de nuestros barrios", ejemplifica Israel Santamaría, uno de los fundadores de este proyecto, impulsado junto al chef sevillano Javier Abascal, Pablo Álvarez y Pablo Romero, cuatro personas que no se conocían entre ellas y que, a través de las redes sociales, empezaron a debatir sobre el problema de los mercados de abastos y el comercio local hasta que surgió la idea.

Este soporte, simple y práctico a partes iguales, ha supuesto todo un salvavidas para muchos pequeños negocios que se encontraban en una situación precaria y que ahora se ven desbordados por el volumen de pedidos. "Hemos tenido noticias de comerciantes que estaban a punto del cierre o que habían tenido que prescindir de la única persona que les ayudaba y de pronto se ven que no tienen horas en el día para atender pedidos", según Santamaría.

Por otro lado, los creadores del "Mercado de Málaga" hablan de una "doble satisfacción" ya que, además de ayudar a mantener a flote a los negocios tradicionales durante la crisis del coronavirus, se han convertido en una solución para aquella población de riesgo, impedida o con necesidades especiales que no puede permitirse salir a la calle y que, según Santamaría, "se las veían y se las deseaban para que les atendiera un gran supermercado". "Tenía que tener un impacto real en personas que no están acostumbradas a comprar por internet, no se fían o no saben... coincide que suelen ser las personas más vulnerables, por edad o por incapacidad de moverse".

Consumo responsable

Esta iniciativa predica, por otro lado, el consumo responsable de los usuarios, esto es, abstenerse de encargar lo que denominan "pedidos capricho", pequeñas compras puntuales de ciertos artículos que se antojan y que no son de primera necesidad:

"Hoy me apetecen unos yogures de chocolate que no tengo, los pido y te los traen. No es eso, aunque lo puedas pagar. No podemos abusar del tiempo y los desplazamientos de un comerciante porque seguramente haya personas que estén más necesitadas y que sí necesiten ese tipo de suministro más poquito a poco", subraya Israel, apuntando hacia la población anciana, incapacitada o que viven solas, personas que tienen "muy poquito consumo pero que necesitan tener cada día su producto fresco".

Por ello, en los hogares donde no hay usuarios con necesidades especiales, se solicita un uso responsable de la plataforma, para permitir el reparto en menores cantidades a aquellos usuarios que verdaderamente lo necesitan y los portes sigan siendo rentables para los negocios. "Por ejemplo, en una familia pueden hacer una compra para una semana, de forma que el comerciante puede rentar su trabajo y su desplazamiento y no le quitamos tiempo para atender a otras personas a las que tendrá que ir más a menudo".

Esta propuesta solidaria llega a Málaga con la intención de reproducir el éxito y el impacto positivo que ha tenido en Sevilla, donde se creó la primera web "El Mercado de Sevilla", y que cuenta ya con más de 300 establecimientos operativos.