La Academia Malagueña de Ciencias (AMC) acaba de presentar el informe 'Efectos del cambio climático sobre la salud', en el que califica el Mediterráneo como «un lugar de alto riesgo de anomalías relacionadas con el clima» y como zonas especialmente vulnerables en todo el planeta, «las zonas costeras densamente pobladas».

Coordinado por el doctor Federico Soriguer, antiguo jefe del Servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital Regional de Málaga, el trabajo destaca que este riesgo alto repercutirá en la población mediterránea, bien de forma directa, «a través de olas de calor extremo, las sequías o las tormentas», bien de forma indirecta «por los cambios en la disponibilidad del agua, el suministro y calidad de los alimentos, la calidad del aire y otros factores estresantes».

Estos cambios afectarán sobre todo, subraya el documento, a los sectores vulnerables, «incluida una población cada vez más anciana, con un mayor porcentaje de personas con enfermedades crónicas, así como a las personas pobres, que, por lo tanto, son más susceptibles a los efectos de las temperaturas extremas».

El informe, en el que han participado José Damián Ruiz Sinoga, Antonio Diéguez Lucena, Encarnación Fontao Rey y Juan de Dios Colmenero Castillo, destaca que los efectos sobre la salud del cambio climático se han empezado a conocer y debatir en fechas recientes.

Así, los académicos llaman la atención sobre cómo el deterioro de las condiciones ambientales pueden facilitar de forma indirecta la aparición de diarreas, enfermedades infecciosas, enfermedades cardiovasculares y respiratorias así como desnutrición.

La propia dieta alimenticia, resalta el informe, repercutiría en el calentamiento global. A este respecto, aconseja una «dieta para la salud global» en la que primen «los alimentos de origen vegetal y los alimentos a base de vegetales, cereales y legumbres», por ser «el grupo alimentario con una huella de carbono más baja, al igual que ocurre con su huella hídrica». Un cambio alimentario que además «tendría grandes beneficios para la salud humana».

Por este motivo, defiende la dieta mediterránea, «con una proporción elevada de vegetales, legumbres, cereales y frutas así como un consumo moderado de carne, pescado y lácteos y un uso preferente del aceite de oliva como grasa vegetal».

En el capítulo de las enfermedades infecciosas transmitidas por mosquitos, llama la atención sobre las que más podrían afectar a España como la fiebre del Nilo Occidental, el dengue, la malaria o la fiebre de Chikungunya y también aumentarían las transmitidas por garrapatas.

Covid-19

También se detiene el trabajo en la pandemia de coronavirus y se pregunta si no hay un relación entre el virus y el cambio climático, al tiempo que recuerda que desde los años 50 la lista de brotes epidémicos con virus peligrosos «no ha hecho sino aumentar». Por otra parte señala que la pérdida de biodiversidad «provoca un acercamiento entre los animales salvajes y los humanos».

Todos estos factores supondrán además una carga para los sistemas sanitarios.

Los académicos subrayan por último que el propósito del informe es «contribuir a informar y a tomar conciencia del reto planetario en el que estamos inmersos», lo que convierte todas las iniciativas de adaptación y mitigación del cambio climático en «una exigencia ética».

El informe completo puede descargarse en amciencias.com.