Como alguna vez hemos comentado en esta sección, las hermosas infografías de lo que iba a ser La Coracha en pocos años, previo derribo de casi toda la zona, nos ofrecían un suerte de Jardín de La Concepción en vertical, un amago de los Jardines de Babilonia a la vuelta de la esquina que, prácticamente, iba a causar envidia cochina a los veteranos Jardines de Puerta Oscura, diseñados por Fernando Guerrero-Strachan Rosado.

Pero la infografía en cuestión, adscrita a la rama camelística, puede decirse que no germinó y se quedó reducida a un hermoso pero, al final, marchito panel.

Esto no quiere decir que nuestros cargos públicos no lucharan más tarde por hacer realidad el sueño, aunque fuera a un nivel más modesto. Como suele ser habitual en nuestra tierra, para ello tomaron la idea de fuera.

Porque aunque jardines verticales se realizaron con anterioridad en España, puede decirse que nuestros politicos abrieron los ojos frente al portento botánico gracias a la inauguración, en 2008, del enorme tapiz vegetal de Caixaforum, en Madrid, realizado por el francés Patrick Blanc, padre del invento, estrenado en su país allá por 1988.

Los jardines verticales gustaron en Málaga, por eso afloraron con estupendo resultado en el Paseo de la Farola, tras la remodelación del Puerto, y fueron la estrella del reflotamiento de una parte bastante alicaída del Centro Histórico, finalmente sacada del olvido entre Pozos Dulces y el Arco de la Cabeza.

Costeada en 2010 con dinero de los malagueños (30%) y sobre todo de la Unión Europa (70%), la remodelación incluía una ludoteca que se llevó la mayor parte de la inversión, 776.000 euros. Pero también, un jardín vertical en la plaza del Pericón, con palabras esculpidas en acero cortén como 'Abrázame', 'infancia' u 'oportunidad'; una pared de metal y unas plantas que mandaban a paseo una deprimente medianera.

Sin embargo, llevaba el jardín bastante tiempo que parecía escenificar una 'oportunidad' perdida.

La explosión de la Naturaleza se había transformado en una Naturaleza muerta y la empinada zona verde se había ido a tomar viento a La Farola.

Justo esta semana, el Ayuntamiento está tomando cartas (y plantas) en el asunto. Fuentes municipales explican que los paneles de plantas estaban saturados, de ahí que se hayan desmontando para colocar paneles nuevos porque tienen un vida finita.

Lo que sí va a procurar el Consistorio, en esta ocasión, es mejorar el sistema de riego, el sustrato y, por supuesto, plantar una nueva remesa.

Era de suponer que un jardín puesto en la pared -y no hablamos de enredaderas- no podía ofrecer las mismas prestaciones que uno en el suelo. La cuestión ahora es que dure más y no haya que cambiarlo a la menor oportunidad.