La 'guerra roja' que libra la izquierda andaluza sigue acumulando episodios y enrevesadas intrigas. Como aquellos culebrones sudamericanos que conmocionaron a España a finales de los años 80 y principios de los 90. Como Topacio, Cristal o Abigail. Incluso, puede valer a modo de guiño ya que si se escarba no suena tan paradójico, aquella telenovela titulada Los ricos también lloran. Además, otro espejo al que mirar se encuentra en los trances bodegueros y los conflictos familiares de la serie norteamericana Falcon Crest. Porque, al fin y al cabo, la afrenta exhibicionista en la que ha derivado Adelante Andalucía -pese al idílico nombre de la confluencia- está amenizada por el poderoso don dinero. Y, a diferencia de aquellos adictivos productos televisivos, no se trata de una trama ficticia en las que se litiga alrededor de ciertas fortunas privadas. En este caso, todo flota sobre la realidad y es el destino del dinero público lo que está en juego.

Hace tiempo que ni al ahora rehabilitado sector afín a Teresa Rodríguez, por un lado, ni a la alianza siamesa de Podemos e Izquierda Unida, por otro, les salen los números en relación a las cantidades que se transfieren, a las distintas organizaciones políticas, con los fondos asignados a los grupos de la confluencia Adelante en las instituciones en las que tiene representación.

Para encontrar el germen de buena parte de lo que se está aireando actualmente en relación a la ruptura en el Parlamento de Andalucía, hay que remontarse a una denuncia que hicieron los 'teresistas' horas después de aquella reunión de cuchillos que siguió al homenaje a Blas Infante celebrado en la simbólica carretera de Carmona.

Tras la contundente visita de la motocicleta del afilador, Podemos e IU desenfundaron primero sus armas blancas y las tiñeron de rojo al acusar a los partidarios de Rodríguez de apropiarse de las redes sociales de Adelante Andalucía, al igual que unas fechas antes habrían hecho con la marca de la confluencia electoral. Y la respuesta de los 'anticapi' teresianos no se hizo esperar. Acusaron a Izquierda Unida de haber «vaciado sin avisar» las cuentas de los grupo de Adelante que comparten con Podemos en las diputaciones provinciales de Huelva y de Málaga. Con esta denuncia sobre la mesa, IU reiteró que se había actuado con normalidad transfiriéndole el dinero a la nueva dirección andaluza morada y que el malestar obedecía a que el sector escindido ya no podía tener acceso a esa financiación. Que antes sí podía cuando estaba al frente de la coordinación regional o de una provincia en Podemos, como sucedía en Andalucía con Teresa Rodríguez y en Málaga con Alejandro Serrato.

Por muy compleja e inexplicable que resulte, para intentar entender la batalla campal actual, en la que Podemos sigue resguardado mientras IU se echa en las espaldas el 'cuerpo a cuerpo' con Teresa Rodríguez, hay que atender a los precedentes.

A las heridas en las que IU ha metido el dedo en momentos muy precisos. Justo hace unos días, cuando tal y como era previsible el propio Parlamento Andaluz dio marcha atrás en la apresurada expulsión de los 'teresistas' de Adelante Andalucía, la portavoz Inmaculada Nieto dio un paso más en el nombre de IU. Situó a la presidenta del grupo parlamentario, a Teresa Rodríguez, trabajando durante su baja por maternidad para ejecutar cuestiones tales como el cambio de la cuenta bancaria en la que se percibían los recursos económicos.

Otra vez, Don Dinero y reproche mutuo de manipulaciones de la actividad bancaria generada por la confluencia.

Con las espadas en todo lo alto, para esta semana se ha vuelto a fijar el momento en el que se sabrá si los 'teresistas' seguirán perteneciendo al grupo que controlan. Iba a ser la semana pasada pero el culebrón se ha dilatado. Para más inri, la 'llave' de la decisión la tienen PP y Cs...