La Costa del Sol ya no se verá abocada a escrutar con recelo la llegada de viajeros británicos prevista para estas fiestas navideñas. El Gobierno de España ya lo ha prohibido y entrará en vigor hoy mismo. Durante un lunes como el de ayer, en el que no quedaba claro antes que a la hora del almuerzo fuese anunciado que el Ejecutivo nacional fuera a dar este paso, en el aeropuerto de Málaga siguieron aterrizando aviones llegados desde allí. Como muestra del importante tráfico procedente del Reino Unido que estaba previsto para estas fechas en el aeródromo de la capital malagueña, ayer estaba programado el aterrizaje de una quincena de vuelos desde puntos muy variados de la geografía británica. Entre ellos se encontraban distintos aeropuertos de Londres, Glasgow, Newcastle, Manchester, Birmingham, Bristol, East Midlands, Leeds o Southend. Asimismo, las pantallas informativas del aeropuerto malagueño -que soporta la inmensa mayoría de conexiones desde Andalucía- llegaron a reflejar hasta 19 salidas de vuelos en la dirección inversa y con el Reino Unido como destino final.

Este notable flujo de salidas y llegadas vinculadas al territorio británico ya no será la tónica dominante en estas fechas. Así lo dejó claro el Gobierno de España después de que muchos países europeos hubiesen hecho lo mismo sin titubear tanto.

Hasta que la decisión no cayó por su propio peso, el ministro de Sanidad, Salvador Illa, trató de templar los ánimos recordando que la vacuna sería eficaz contra la nueva cepa del coronavirus y que esta aún no habría alcanzado el territorio español.

Pese a que ya existía la obligación de que los pasajeros que lleguen a cualquier aeropuerto español aterricen con una PCR negativa realizada en Reino Unido, el Gobierno central reiteraba que se extremaría la vigilancia y el control en relación a la entrada de estas personas una vez que el propio Ejecutivo británico había admitido el avance de esta nueva cepa más contagiosa del coronavirus. Pero no se atrevía a ir más lejos en sus medidas. Ahora, la entrada con procedencia británica solo le estará permitida a ciudadanos españoles y residentes.

Aunque el ministro de Sanidad, Salvador Illa, abogó en un principio por encomendarse a las decisiones que tome la Unión Europea y no se iba a cerrar el tráfico aéreo para estas conexiones como habían hecho al menos otros 14 países europeos, algunas comunidades autónomas se expresaron, desde un primer momento, con contundencia al respecto y pidieron que cesase la llegada de estos vuelos, como fue el caso del País Vasco y terminó siéndolo el de Andalucía.

Ayer, el consejero de la Presidencia, Elías Bendodo, aseguraba -endureciendo el mensaje que el domingo lanzó Juanma Moreno- que España necesitaba «dar respuestas rápidas». «No podemos ir en la dirección contraria que el resto de países de la UE, al Gobierno de España le cuesta un mundo tomar decisiones y tiene que dejar de echar balones fueras», aseveró poco antes de que se oficializara la prohibición.