Extranjeros

El brexit, un obstáculo para vivir en España

Los británicos que quieran instalarse en nuestro país a partir de ahora tendrán que atenerse a lo establecido en el Régimen General de Extranjería, cuyas condiciones son «muy estrictas»

Llegada de británicos al aeropuerto de Málaga

Llegada de británicos al aeropuerto de Málaga / Álex Zea

Esther Gómez / EFE

Instalarse en España se convierte en una tarea ardua y complicada para los británicos tras la salida del Reino Unido de la Unión Europea, efectiva desde el 31 de diciembre, ya que con ella han visto desaparecer la mayoría de sus privilegios como ciudadanos comunitarios, como recibir atención sanitaria pública, venir sin contar con una oferta de trabajo o mudarse sin acreditar recursos económicos para mantenerse.

Esta es una cuestión en la que coinciden expertos en Extranjería y asociaciones de británicos como «Brexpats in Spain», que aglutina a más de 20.000 ciudadanos del Reino Unido que viven en suelo español y que está «luchando» para evitar la materialización del brexit.

A pesar de que ya es un hecho, hay quienes aún no han asimilado la situación, comenta el abogado de Marbella y especialista en Extranjería Ricardo Bocanegra, y muchos se muestran contrariados ante los nuevos trámites.

Acostumbrados a ser ciudadanos de la UE, han comenzado a sentirse «extranjeros en nuestro país», apunta el letrado, quien considera que el problema real no es para los que ya están aquí, sino para los que quieran venir.

Desde el 1 de enero, los británicos que estén pensando en instalarse en España deberán atenerse a lo establecido en el Régimen General de Extranjería, cuyas condiciones son «muy estrictas», señala Bocanegra, y se les exigirá lo mismo que a cualquier otro ciudadano no comunitario.

Eso significa que habrán de acreditar, entre otras cuestiones, que disponen de alojamiento donde quedarse, recursos económicos para mantenerse si no trabajan y seguro médico que les brinde una cobertura sanitaria equivalente a la de la propia Seguridad Social.

Su recién adquirido estatus también afecta a cuestiones cotidianas como la conducción de vehículos, puesto que al no existir acuerdo de reconocimiento recíproco entre ambos países, los británicos que quieran manejar un automóvil deberán obtener un permiso válido en España.

Para los más jóvenes «se acabó venir a España a buscarse la vida como lo hice yo», afirma con pesar la tesorera de «Brexpats in Spain», Sharon Hitchcock. Según dice, la posición en la que los ha dejado el brexit supone un cambio «a peor» y un retroceso a los años 80. E insiste en que tal y como están las cosas actualmente, ya sólo podrán mudarse quienes cuenten con un respaldo económico importante.