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'Pitu': forjando luchadores en El Palo desde hace más de treinta años

'Pitu’ es muy conocido en El Palo, donde ha forjado a decenas de luchadores en disciplinas como el sanda (la disposición de combate del wushu). Algo que él y su palmarés conocen muy bien: fue siete veces consecutivas campeón provincial (del 87 al 93); cinco, también año tras año, de Andalucía (del 87 al 91); una de España; dos veces subcampeón nacional; y cuarto a nivel mundial

'Pitu', en el tatami de su gimnasio

'Pitu', en el tatami de su gimnasio / L.V

Luis Vertedor

Corría el año 2010 cuando ‘Pitu’ se enfundó los guantes por última vez. Y lo hizo en una despedida a lo grande contra una de las leyendas vivas del Wushu Kung-fu español, el vasco ‘Montxo’ Quina. Ambos se tenían ganas desde 1995, tras su última pelea, en la que los jueces dieron la victoria al de Eibar. Por eso mismo, nada más surgir la propuesta, ‘Pitu’ aceptó el desafío. Ni siquiera recordaba que se casaba ese mismo año.

«Mi mujer y mi madre me putearon, me decían: te van a poner un ojo morado, verás las fotos de la boda…». Por suerte, no ocurrió. También pasó toda su luna de miel en Inglaterra comiendo pollo y ensalada para llegar al peso pactado. Tan pronto como estuvo de vuelta en El Palo, se volcó en el entrenamiento.

Pero un viaje de mil millas comienza con un primer paso. Un periplo que 'Pitu' emprendió cuando tenía «12 o 13 años» y decidió apuntarse a clases de Taekwondo. Allí, sin embargo, duró poco. Apenas unos días. «Me gustaba más eso de dar puñetazos...», recuerda. Descartada la primera opción, tocaba probar suerte en otra cosa.

Por aquel entonces, España empezaba a mirar hacia Oriente con ojos de curiosidad. El dictador chino Mao Zedong acababa morir, pero su revolución cultural seguía en marcha. Entre sus medidas estrellas, la unificación de las artes marciales tradicionales bajo un solo nombre: Wushu. Los norteamericanos aprovecharían la ocasión. Millones de niños de todo el mundo comenzarían a agolparse frente a sus televisores para ver a David Carradine, Chuck Norris o Bruce Lee dando patadas de Kung-fu a diestra y siniestra. El resto es historia.

Ahora, ‘Pitu’ forja a decenas de luchadores en disciplinas como el Sanda (la disposición de combate del Wushu). Algo que él y su palmarés conocen muy bien: fue siete veces consecutivas campeón provincial (del 87 al 93); cinco, también año tras año, de Andalucía (del 87 al 91); una de España; dos veces subcampeón nacional; y cuarto a nivel mundial.

Aunque quizá una de sus facetas más demandadas sea la de 'shifu': acompaña a sus pupilos por todo el mundo en calidad de entrenador y maestro marcial. Turquía, Marruecos, Holanda, Alemania, China… Cualquier lugar es bueno para subirse a un cuadrilátero o pisar un tatami. Actividad que, pese a que le apasiona, ya no hace tanto como antes por sus quehaceres familiares. «He tenido rachas en que me iba los viernes y volvía los domingos cada semana durante meses, ahora que tengo hijos eso no siempre es posible».

Por sus manos han pasado deportistas de reconocido prestigio como Pascual, campeón de España y de Europa de Sanda; Luis Quiñones, que hizo lo propio a nivel nacional además de hacerse con el campeonato mundial; y Estela García, que posee otra larguísima ristra de reconocimientos, como el título nacional de K1, logrados durante sus 40 combates profesionales.

'Pitu' junto a la fachada principal de Gimnasio Pitu

'Pitu' junto a la fachada principal de Gimnasio Pitu / L.V

Con ellos, tiene no pocas historias a lo largo del mundo. Como aquella vez que en Francia se alojaron en un hostal que se llamaba Málaga y, claro, era imposible explicar a la madre de uno de los luchadores que de veras estaban allí. U otra en que, con las maletas en ristre y apunto de salir hacia Milán, descubrieron que unos de los luchadores tenía la documentación caducada y no podía subir al avión. Lo solucionaron 'in extremis'.

Pero para ser un dragón antes hay que sufrir como una hormiga. Cosa que él sabe muy bien. Al comienzo de la década de los 90, ‘Pitu’ trabajaba de camarero en un tablao de flamenco, de extra los fines de semana en un bar y sacaba tiempo para dar clases de artes marciales en un gimnasio en el centro de Málaga. Meses después, el tablao echaría el cierre y se quedaría sin su ocupación principal. Entonces, uno de sus alumnos le dijo: «Tío, si la gente entrena contigo aquí, ¿por qué no montas un gimnasio en El Palo?». Ni por asomo estaba en sus planes. Pero ocurrió.

Instituto de Artes Marciales Wu sería, en 1991, el primer gimnasio de todo el barrio en impartir clases de Kung-fu, un deporte minoritario por aquel entonces. Sin embargo, empezaría a captar adeptos muy pronto. Con el paso del tiempo, el primer local se quedaría pequeño, el segundo también y los clientes empezarían a demandar más ejercicios: al principio fueron las artes marciales, después las actividades de mantenimiento, como el aerobic o el step, y, por último, la sala de musculación, aunque la innovación no cesa: acaban de implementar cursos de defensa personal. El boca a boca jugaría un papel fundamental. «La gente decía: mi niño va al ‘Pitu’ o mi niña hace ‘Pitu’; tuve que cambiarle el nombre, era como una marca». Gimnasio Pitu nacía por aclamación popular.

Y es que casi nadie en El Palo sabe quién es José Manuel Martín, pero todos conocen a ‘Pitu’. «Cuando alguien me llama al móvil preguntando por mi nombre, pienso ¿qué quiere usted?, ¿información?», comenta entre risas. Y no es para menos. De camino al lugar de la entrevista, tiene que detenerse varias veces a saludar. Gajes del oficio, quizá.

'Pitu' posee un carisma que ha hecho a decenas de deportistas de élite y futbolistas de primera división ponerse bajo sus órdenes, sobre todo de las plantillas históricas del Málaga: Sebastián Fernández Reyes ‘Basti’, Francisco Javier López Bravo o Vicente Valcarce son algunos ejemplos, y con resultados excelentes. «Recuerdo que Valcarce llegó lesionado, le daban 9 meses de recuperación y nosotros conseguimos rehabilitarlo en 6». A ellos hay que sumar otros tantos como Carlos Aranda o jugadores del Betis, del Sevilla y de equipos de categorías inferiores. 

El Gimnasio Pitu, que comenzó su andadura en el barrio en 1991, fue pionero en impartir clases de wushu kung-fu

'La noche del luchador'

No obstante, no ha olvidado lo que significa la vida de púgil. Aunque ahora su lugar esté sosteniendo la toalla en las esquinas y no repartiendo estopa. Desde hace unos años, Gimnasio Pitu, en colaboración con sus patrocinadores y el Ayuntamiento del Rincón de la Victoria, viene celebrando veladas de lucha. La última edición de 'La noche del luchador' se celebró el pasado 5 de marzo. Y ya van XII.

El evento reúne dos tipos de combates: Kick boxing y K1. Los contendientes se ligan en función del peso y la veteranía. Eso sí, la velada, recuerda 'Pitu', es «sólo para mayores de 18 años» y cuenta con «el aval de la federación de WKU». La participación, por su parte, es posible en tres categorías: amateur, dirigido a personas sin experiencia o con poco rodaje en el mundillo y que por tanto pelean con todas las protecciones (casco y espinilleras); neo, para deportistas más curtidos (sólo tienen que llevar espinilleras); y profesional, enfocado a deportistas de primer nivel que no precisan de nada más allá de los guantes reglamentarios.

A día de hoy, 'La noche del luchador' se reivindica como una cita a tener en cuenta para deportistas de todas las nacionalidades. De hecho, cada vez son más los luchadores que buscan un hueco en sus agendas para coger un avión y acudir a Málaga.

A buen seguro, en adelante, 'Pitu' seguirá como hasta ahora en todo lo que se proponga: entrenando a aquellos que como él fueron hormigas y algún día llegarán a ser dragones.