Crónicas de la ciudad
El semáforo de los 21 segundos y el Muelle Uno
Resulta inexplicable que el concurrido semáforo que comunica el Parque con el cubo de colores y el Muelle Uno dure tan poco. Los turistas corren que se las pelan
El último descubrimiento en Atapuerca, el maxilar de un individuo que se daba garbeos por Burgos hace 1,4 millones de años, vuelve a dejar a la altura del betún a las tribus nacionalistas que en España, desde el siglo XIX, se dedican a forjar comunidades imaginarias más antiguas que los bosques. Es este, el de la imaginación nacionalista, un opíparo negocio porque sus regiones terminan recibiendo más dinero y atenciones que las que no tienen tanta inventiva.
Sin embargo, pese al intenso trabajo propagandístico, hasta la fecha no hay constancia de que el Homo antecessor se sintiera más catalán que español ni en él hay siquiera atisbos de querencia por el foralismo.
Pero por otro lado, el que España sea la tierra de los europeos con más espolones tampoco nos sitúa por encima del resto de países vecinos y, hasta la fecha, en el españolito medio no se aprecia que la evolución vaya más deprisa que en otros andurriales guiris.
En suma, seguimos teniendo dos piernas y una capacidad de locomoción limitada que en absoluto se aproxima a la de Usain Bolt. Esta última característica, la de que el español -y el europeo medio- no pueda bajar de los 10 segundos en 100 metros es algo que las autoridades que regulan el tráfico en Málaga olvidan por completo.
Pese a que esta ciudad no sea la cuna de una legión de medallistas de velocidad, hay pasos con semáforo que parecen diseñados para que sólo los crucen Carl Lewis y compañía.
Quizás el caso más sorprendente sea el semáforo que comunica el Parque con el Muelle Uno, por la parte del cubo de colores.
A nuestros cargos públicos se les llena la boca con la ‘permeabilidad’ entre el Parque y el Muelle Uno, para permitir la mejor conexión posible entre el Puerto y la ciudad, pero mientras se hace realidad el carísimo plan litoral, lo cierto es que los peatones sólo cuentan con 21 míseros segundos para atravesar, a la carrera, los dos pasos de cebra, más un tercero, ya sin semáforo de propina.
Las personas mayores hacen lo que pueden y muchas veces lo atraviesan con los semáforos en rojo. En cuanto a las personas en silla de ruedas, mejor cruzarlo en cómodos plazos o con cuidado de no arrollar al de enfrente.
Resulta inexplicable tanta racanería con los peatones, la mayoría turistas y visitantes, sobre todo porque el semáforo en el otro extremo, frente a la entrada del Puerto, dura 29 segundos y los dos podrían durar lo mismo o cuando menos, el de la ‘estampida peatonal’ unos segundos más. Ánimo.
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