El Palo
Desahucio en el pasaje paleño del Rosario
Ayer se produjo el segundo desahucio en este pasaje de los años 30 y con inquilinos de renta antigua, algunos de ellos nacidos en él. El objetivo de la propiedad es construir apartamentos turísticos
En el cada vez más codiciado 'monopoly' de Málaga, un modesto pasaje formado por ocho casas mata, construido en los años 30 del siglo pasado en El Palo, sobra porque su lugar debe ser ocupado por un bloque de apartamentos turísticos.
Esta es al menos la información que los inquilinos del pasaje del Rosario, junto a la avenida Salvador Allende, recibieron hace unos años de los representantes de la propiedad -por lo que conocen, una propietaria de Madrid-.
Ayer, la ‘partida inmobiliaria’ entre la propiedad y los vecinos continuó con un segundo desahucio, un vecino que se marchó el día anterior, antes de que a las 9.30 en punto de la mañana llegaran los representantes del juzgado y, a continuación, unos albañiles dejaran el interior de la modesta casa expedito, después de romper todo lo rompible para evitar que fuera ocupada.
Pese a esta desazonante noticia, los vecinos, subrayaban ayer a La Opinión, están dispuestos a no abandonar sus viviendas, con el respaldo de sus contratos de renta antigua.
«En mi casa llevo 71 años, desde 1952, es que nací aquí», cuenta Francisco Valentín, que explica que en total su familia, con contratos de renta antigua, lleva 83 años viviendo en el Pasaje del Rosario, pues sus padres alquilaron la vivienda, de una treintena de metros cuadrados, en 1940. «Pero las casas son anteriores porque mi madre las recordaba de joven y el contrato más antiguo era del año 39», detalla.
De la antigüedad del pasaje también da constancia una placa de esos inicios, frente a la moderna placa del Ayuntamiento, evidencia de que el Pasaje del Rosario forma parte del callejero municipal. «Recuerdo el señor que venía a cobrarnos en mano, un hombre ya mayor que llevaba los recibos. Siempre al mediodía», destaca.
Como explica Francisco, inicialmente las casas no tenían ni cuartos de baño ni agua y fueron los inquilinos los que, de su bolsillo y con permiso verbal del propietario, fueron adaptando y mejorando las viviendas. «La propiedad, que yo recuerde, no ha hecho nunca nada con las viviendas».
El panorama cambió hacia 2008, cuando los propietarios, «sin comunicar nada a los vecinos ni ofrecernos nada», vendieron el pasaje a una empresa constructora. Los inquilinos conocieron la noticia cuando, a través de una notaria, la constructora les pidió la documentación de las casas.
El juicio de 2010
Fue entonces cuando la crisis económica truncó cualquier proyecto, «la constructora desapareció y el Deutsche Bank se hizo cargo del inmueble». El banco pasó entonces a la acción y llevó a juicio a los inquilinos para tratar de echarlos. En 2010, sin embargo, el Juzgado de 1ª Instancia de Málaga sentenció que los vecinos «tienen derecho a permanecer en el inmueble objeto de la ejecución hipotecaria». «Es que no estábamos en precario y teníamos contrato en vigor», aclara Francisco, que detalla que tras el juicio, el banco alemán se negó a facilitarles una cuenta para que siguieran pagando los alquileres.
El día Reyes de 2019, recuerda este vecino, se presentaron en el pasaje los abogados de la nueva propiedad «y nos ofrecen mil euros por entregar la llave de las viviendas». Esta oferta la recibieron en dos ocasiones «y les dijimos que con mil euros no se pagaba ni los portes de los muebles». Los inquilinos respondieron que, si la idea era construir un bloque, se ofrecían para comprar pisos o al menos para alquilarlos y fue entonces cuando les comunicaron que serían apartamentos turísticos.
«Yo no me voy a ir de aquí»
Hasta la fecha, han recibido tres demandas individuales pero ninguna ha llegado a juicio por la existencia de los contratos de renta antigua. Los dos desahucios, cree Francisco Valentín, se han llevado a cabo por dejadez de los respectivos inquilinos, aunque lamenta que a los vecinos «nos traten como okupas».
Pese a que la justicia les dio la razón hace años, la preocupación sobrevuela el pasaje. María Urdiales, de 36 años, en una de las viviendas desde que nació y con dos hijos de 4 y 10 años, es una de ellas, al igual que sus padres. Su madre, María, lo tiene claro: «Yo no me voy a ir de aquí, aquí han nacido mis tres niños».
«Está pasando en otras zonas del barrio»
Para Mercedes Pírez, presidenta vecinal del Palo, «es una pena que un pasaje tan bonito y entrañable que tenemos en el barrio, una zona de casas bajas que se podía conservar, se vaya a convertir en apartamentos turísticos».
La presidenta vecinal advirtió de que esta misma situación «no sólo está pasando en esta zona sino en otras del barrio que se van a volver inhabitables para los vecinos porque los pisos en alquiler se están convirtiendo en apartamentos turísticos y los que quedan tienen unos precios exorbitantes». El 'monopoly' continúa.
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