Agustín Santos Maraver I Diplomático y diputado malagueño por Sumar

"En mi familia no gustó nada que el tren no siguiera hacia Marbella, Málaga aún lo pide"

El diplomático y diputado malagueño es sobrino de Jesús Santos Rein, el artífice de la línea Málaga-Fuengirola que en los años 70 pretendía que el Cercanías llegara hasta Algeciras pero el ministro de entonces apostó por el metro de Barcelona

"El metro de Barcelona impidió llevar el cercanías a Marbella"

El diplomático malagueño y diputado de Sumar Agustín Santos Maraver

El diplomático malagueño y diputado de Sumar Agustín Santos Maraver / Ministerio de Asuntos Exteriores

Cristóbal G. Montilla

Cristóbal G. Montilla

Ciudad del Cabo, Washington, Pekín, Canberra, Bruselas, La Habana, Nueva York... Son múltiples las ciudades de los cinco continentes que pueblan con sus pegatinas la maleta vital del malagueño Agustín Santos Maraver. En todas ellas, y en algunas más, ha ejercido la carrera diplomática este hombre cercano, educado y culto. Eso sí, cuando mira hacia atrás a través del tiempo, encuentra su verdadera patria en la mirada del niño que estudiaba en el Colegio San Agustín e intuía la inmensidad ebria de salitre desde su casa de Pedregalejo. Hace unos meses, cuando era el embajador de España ante Naciones Unidas, Agustín Santos aceptó la propuesta de Yolanda Díaz para ser el número 2 de la lista de Sumar por Madrid en las elecciones generales. Ahora, es diputado y esa faceta se deja para la segunda parte de esta entrevista. Antes, su memoria se traslada a escenarios y situaciones que tienen muy presente a su familia. Su abuelo fue el eminente pediatra Agustín Santos Ayuso, que dirigió la Casa Cuna; su padre, Agustín Santos Rein, fue el primer director del Hospital Materno Infantil; y un tío suyo, Jesús Santos Rein, fue el artífice -como director general de Transporte Terrestre en el Ministerio de Obras Públicas- de la línea de tren Málaga-Fuengirola en los años 70. Y, entonces, ya pretendía que el Cercanías llegara hasta Algeciras pero el ministro de turno apostó por el metro de Barcelona. De este tema, tan de actualidad cinco décadas después, ha oído Agustín Santos hablar mucho a sus allegados. Sin ir más lejos, su tío -fallecido en 2020- pensó hasta sus últimos días que era «absurdo» llevar el AVE a Marbella «pudiendo llegar el Cercanías».

Agustín Santos Maraver

Agustín Santos Maraver / L.O.

Allá por 1955, su padre era un médico malagueño que se formaba en California y usted nació allí, en Los Ángeles ¿Qué recuerdos guarda de la Málaga de los años 60 en la que, tras regresar con unos cinco años, vivió su infancia y su adolescencia? 

La vuelta de la familia a Málaga estuvo determinada por la muerte de mi abuelo, Agustín Santos Ayuso, pediatra y director de la Casa Cuna. Era una ciudad muy distinta de la actual, en la que no se había producido todavía el gran auge del turismo. Se levantaban los primeros hoteles en Torremolinos, pero nuestra vida infantil estaba centrada en el colegio, en mi caso San Agustín, y la vida en Pedregalejo.

Luego, se fue a estudiar la carrera a Madrid y su cuerpo se le fue para las inquietudes políticas cuando suponían un ‘deporte de riesgo’ ¿Hasta qué punto le marcó la experiencia como líder estudiantil en movimientos contrarios al franquismo?

En Málaga ya había entrado en contacto con la desigualdad social y la falta de libertad de expresión y de modernidad a través del trabajo juvenil de los Scouts. Recuerdo el impacto que supuso la llegada de la Facultad de Económicas de Granada, ‘exiliada’ a Málaga por una huelga. La Universidad Complutense de Madrid, donde estudié Filosofía y Letras y Ciencias Políticas y Sociología, era un hervidero de oposición al régimen franquista, que ya estaba agónico en los años 1970. Fue una importante escuela de formación en los valores democráticos.

Es hijo y nieto de pediatras ¿Le llena de orgullo el hecho de que su padre, Agustín Santos Rein, se convirtiera a principios de los 80 en el primer director médico que tuvo el Hospital Materno Infantil de Málaga?

Había una tradición familiar ya iniciada por mi abuelo, Agustín Santos Ayuso, que había participado en el movimiento por la municipalización de la medicina y la creación de instituciones públicas como la Casa Cuna, en los años 1930. Esa visión social de la medicina y la necesidad de dotar a la ciudad de instituciones médicas que permitieran el acceso de toda la población a la sanidad era una convicción familiar firme. Mi padre, que también fue director de la Casa Cuna, se volcó en la creación y dirección del Hospital Materno Infantil.

En su familia hay muchos vínculos con la medicina y, tras toda una vida como diplomático por medio mundo, usted preside la Comisión de Sanidad del Congreso de los Diputados ¿Le preocupa lo que le cuentan sus compañeros de Sumar sobre la sanidad pública andaluza?

Yo no estudié Medicina. Sí lo hizo mi hermana, traumatóloga, pero el interés familiar se concretó en que pude elegir en Sociología como especialidad ‘Sociología Médica’, centrada en el estudio de los sistemas sanitarios públicos del estado de bienestar. También fui embajador ante la Organización Mundial de la Salud y estuve muy implicado en las negociaciones diplomáticas en Naciones Unidas en Nueva York, tras la epidemia de Covid, en los convenios internacionales sobre acceso universal, tuberculosis y preparación para pandemias.

La sanidad andaluza tiene sus problemas específicos, pero en el marco de una situación de estrés de nuestra sanidad pública, considerada la quinta mejor del mundo, por los recortes presupuestarios en la década del 2010 y la extrema tensión que introdujo la pandemia de covid. Se superó gracias al compromiso de los profesionales y trabajadores sanitarios. Ahora es necesario una puesta a punto, reformas legislativas, cuidar a quienes nos cuidan y asegurar la universalidad de acceso, además de ampliar la cartera de servicios. La Comisión de Sanidad del Congreso debe crear el espacio de debate y forjar el espacio de consenso para estas reformas.

Agustín Santos Maraver, en el Congreso de los Diputados. | SUMAR

Agustín Santos Maraver, en el Congreso de los Diputados / SUMAR

Un tío suyo ya fallecido, Jesús Santos Rein, promovió desde 1970 la actual línea de Cercanías entre Málaga y Fuengirola con la intención de que llegase a Algeciras, que es lo que ahora se reclama, pero el ministro de entonces ordenó que no se siguiese hacia Marbella y el dinero fuese para el metro de Barcelona ¿Qué le parece que medio siglo después esta infraestructura ferroviaria siga igual? 

Aquella opción por el metro de Barcelona fue una decisión política que, como puede comprender, no gustó nada en la familia. Se disfrazó como una opción por el transporte privado por carretera en contra del transporte publico. Sigue siendo una reivindicación de Málaga y la Costa y probablemente la solución más sostenible y menos contaminante.   

Su familia fue acogida durante la Guerra Civil en Villa Maya, la casa malagueña en la que el cónsul mejicano Porfirio Smerdou refugió a cientos de personas de ambos bandos ¿Se alegró hace unos días cuando el Gobierno convirtió al fin a ‘La Desbandá’ en Lugar de Memoria Democrática?  

Mucho. La resistencia de la Málaga republicana contra la ofensiva de las tropas italianas y del ejército de África fue una epopeya que hay que recordar con todos sus matices y blancos y negros. El bombardeo naval sobre la población civil en su huida a Almería fue un crimen de guerra. Espero poder participar el año que viene en las conmemoraciones.

¿Le dio muchas vueltas en su cabeza al ofrecimiento de Yolanda Díaz para secundarla en la lista de Sumar por Madrid o dijo que sí sin pensarlo mucho?

No tuve tiempo, la verdad, para pensar mucho. Me pareció una cuestión de coherencia y compromiso aceptar la oferta. Espero contribuir en lo que este a mi alcance en ayudar a la confluencia de la izquierda democrática y transformadora.

Ha estado destinado como diplomático en ciudades de los cinco continentes ¿Cómo lleva la etapa en apariencia más tranquila que implicaba su aterrizaje en el hemiciclo de la madrileña Carrera de San Jerónimo?

Ya me gustaría que fuera más tranquila. La realidad es que vivimos una encrucijada que, de no acertar en las soluciones, nos llevará a vivir peor. Los retos de la transición climática tienen que ser resueltos de una manera justa socialmente. Los problemas globales que enfrentamos solo pueden ser abordados globalmente. Ello exige una reforma y un reforzamiento de los mecanismos multilaterales de gobernanza mundial, empezando por Naciones Unidas. Como portavoz de Sumar para Exteriores y la Unión Europea espero aportar mi experiencia diplomática.

El diplomático Agustín Santos Maraver junto a Yolanda Díaz. Santos Maraver será el número 2 de Sumar por Madrid.

El diplomático Agustín Santos Maraver junto a Yolanda Díaz / EFE

Fue asesor parlamentario del Ministerio de Asuntos Exteriores y jefe de gabinete de Miguel Ángel Moratinos durante el Gobierno socialista de Zapatero ¿Se ha encontrado casi dos décadas después el Congreso de los Diputados muy cambiado? 

Hay ciertas similitudes. El inicio de la legislatura de 2004 tuvo lugar después de los atentados del 11 de marzo y fue de una tensión enorme. A partir de 2015, la crisis del sistema político ha sido evidente. Y los retos del gobierno progresista son enormes tras las elecciones del 23 de julio. Vivimos un largo periodo de polarización política que refleja la gravedad de la encrucijada en la que nos encontramos y la distancia de los intereses sociales enfrentados. Pero es importante insistir en que las opciones deben hacerse en un marco democrático de convivencia, con el objetivo del bien común, ampliando derechos universales y defendiendo los intereses de la mayoría social trabajadora. 

¿Le falta a la política actual mucha de la bastante diplomacia que atraviesa su carrera profesional?

Unos de los objetivos diplomáticos es someter la resolución de conflictos a reglas comúnmente aceptadas, el derecho internacional público. A nivel interno ese es también el objetivo de un sistema político democrático. Si la polarización política acaba por negar ese marco democrático, la confrontación de los intereses políticos y sociales se hace incontrolable. Y a medio plazo insostenible. Necesitamos rebajar tensión. Eso se hace con más democracia y menos polarización.

En una reciente encuesta del CIS, el 95% de los andaluces entrevistados aseguraba que se debería hacer algo para terminar con la crispación en la política nacional ¿Se le ocurre algún remedio?

Es una cuestión de voluntad política, de respeto del marco democrático. Cuando se cuestiona la legitimidad política resultante de los procesos democráticos la crispación se hace incontrolable. El objetivo es bloquear la adopción de medidas a favor de los intereses de la gran mayoría, del bien común. Y ese bloqueo se hace en favor de los privilegios de las minorías sociales.  

Perteneció a Izquierda Unida y hasta tuvo un cargo orgánico en los tiempos de Gaspar Llamazares ¿Le ha sorprendido que, poco después de implicarse en la campaña electoral de Sumar y de dejar sus cargos, Alberto Garzón estuviese dispuesto a aceptar una puerta giratoria?

Sí, fui miembro del Consejo Político Federal de IU. Tengo un gran respeto por Alberto Garzón como economista y como dirigente político. Él mismo ha admitido que su decisión de integrarse en una consultora política después de haber sido ministro fue un error, que corrigió inmediatamente tras escuchar las críticas. Eso le honra.

¿Le dolió la salida de Podemos del grupo parlamentario de Sumar con la legislatura recién empezada?

Toda escisión en la izquierda es negativa y no creo que estuviera justificada. Pero estoy seguro que nos encontraremos en muchas de las causas que nos unen. 

"La guerra de Ucrania es una crisis geopolítica que pende como una espada de Damocles sobre toda Europa"

Usted aún ejercía en Nueva York como embajador de España ante Naciones Unidas cuando estalló la guerra entre Rusia y Ucrania ¿Se imaginó que este conflicto llegaría a durar los dos años que ahora cumple?

La gravedad de la decisión de Putin de invadir Ucrania hace dos años, marginando el proceso de Minsk que desde 2014 intentaba una solución diplomática de la confrontación en el Donbas y Crimea, fue evidente para todos los que estábamos en Naciones Unidas, empezando por el Secretario General António Guterres. Putin creía que podía alcanzar con sus tropas Kiev, forzar una revuelta en el ejercito ucraniano y sustituir al gobierno ucraniano por un régimen títere. Fracasó por la resistencia militar y la movilización popular del pueblo ucraniano. Hoy, cuando los frentes están prácticamente estabilizados, y han muerto en el conflicto cientos de miles de personas, es importante impulsar un alto el fuego y trasladar a un proceso diplomático la búsqueda de una solución, de acuerdo con las resoluciones de Naciones Unidas. Esta crisis geopolítica pende como una espada de Damocles sobre toda Europa.

Si saltamos de una guerra a otra, ¿cuál cree que debe ser el posicionamiento del Gobierno de España en relación a lo que está sucediendo en Gaza?

El gobierno español ha mantenido una posición coherente y consecuente: condena de los ataques terroristas de Hamas del 7 de octubre y denuncia de las consecuencias humanitarias de la ofensiva del ejército israelí en Gaza y de la violencia de los colonos en Cisjordania. La mayoría de la Asamblea General de Naciones Unidas ha pedido un cese el fuego inmediato, la libertad de los rehenes, el acceso de la ayuda humanitaria y la apertura de un proceso político que permita la solución de los dos estados. Sumar cree que es necesario el reconocimiento unilateral, cuanto antes, del Estado Palestino para que ambas partes puedan entrar en ese proceso en igualdad de condiciones jurídicas.

¿Cuánta ilusión tiene depositada en la asamblea fundacional de Sumar, que se celebra el 23 de marzo?

El proceso abierto busca estructurar democráticamente el espacio político a la izquierda del PSOE, que además ocupa cinco ministerios sociales en el gobierno muy importantes para la vida de la gente. No es fácil con la multiplicidad de fuerzas que participan en él. Pero es evidente la necesidad de hacerlo y el compromiso político que ha movilizado. Y de ahí la ilusión que ha generado.

"El proceso de Sumar no es fácil con la multiplicidad de fuerzas que participan, pero es evidente la necesidad de hacerlo"

¿Cree que los resultados sin recompensa de las elecciones gallegas han puesto una piedra en el camino?

El resultado de Sumar en Galicia no ha sido bueno, como es evidente. Por dos motivos. Porque la suma de las izquierdas no ha sido suficiente para superar al PP, y porque la concentración del voto útil en la izquierda nacionalista ha limitado el espacio de la izquierda alternativa que quiere representar Sumar. Pero en menos de un año no se puede conseguir la implantación territorial necesaria para articular un proyecto creíble. Ese trabajo en la base debe permitir que Sumar añada su aportación a una alternativa gallega de izquierdas.

Terminamos con un regreso a sus orígenes geográficos en vísperas del 28 de febrero, ¿qué sigue significando Andalucía para alguien que la mayor parte de su vida ha tenido que vivir en el extranjero o en Madrid? 

En algún sitio he leído que nuestra patria es la infancia. La mía esta en Málaga, donde vive la gran mayoría de mi familia y donde están nuestras raíces como andaluces. El lema de nuestra bandera, la ‘arbonaida’ de Blas Infante, es «Andalucía para sí, para España y la Humanidad». Representa ese amor por la tierra propia y el compromiso con todos. Al referéndum del 28-F se llegó con una larga movilización popular masiva de tres años, que costó la vida del joven Manuel García Caparrós, para alcanzar el autogobierno por la vía de las nacionalidades históricas. Y sigue recogiendo ese anhelo de justicia social y progreso que no se ha extinguido.  

Una larga carrera diplomática

Agustín Santos Maraver nació en Los Ángeles (Estados Unidos) el 21 de septiembre de 1955. Es licenciado en Filosofía y Letras y en Ciencias Políticas y Sociología por la Universidad Complutense de Madrid. Ingresó en la carrera diplomática española en el año 1982 y ejerce desde 2018 como embajador representante permanente de España ante las Naciones Unidas en Nueva York.

Durante su carrera ha ejercido diversos cargos, entre ellos haber desempeñado como jefe de Gabinete del ministro de Asuntos Exteriores y Cooperación, jefe de Gabinete del Presidente de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID) y Embajador Representante Permanente de España ante la Oficina de Naciones Unidas, el Consejo de Derechos Humanos y las Organizaciones Internacionales en Ginebra.

También ha sido cónsul general de España en Ciudad del Cabo (Sudáfrica) y en Perpiñán (Francia) y ha ocupado cargos en diversos destinos, tales como Washington D.C., Pekín, Canberra, Bruselas y La Habana.

Fue jefe de gabinete del ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, entre julio de 2008 y enero de 2011, cuando fue nombrado embajador representante de España ante los organismos de Naciones Unidas en Ginebra.

Santos Maraver sustituyó a Jorge Moragas como embajador representante permanente de España ante Naciones Unidas en Nueva York en enero de 2011.

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