Crónicas de la ciudad

Primos de Atapuerca en mitad de la calle Larios

Homínidos erguidos vuelven a hacer de las suyas en la calle principal de Málaga y en al menos dos tandas. Quizás haya que darse más vueltas por calle Larios.

Los expositores o mupis de calle Larios, sin los paneles de Hogar Abierto, esta semana, por culpa del vandalismo..

Los expositores o mupis de calle Larios, sin los paneles de Hogar Abierto, esta semana, por culpa del vandalismo.. / A.V.

Alfonso Vázquez

Alfonso Vázquez

En uno de sus sonetos más famosos Francisco de Quevedo compara la creciente belleza del mes de abril con sus entrañas llenas de penas de amor: «bosque son de flechas y guadañas», nos dice.

Como saben por un vídeo, hace unos días un grupo de homínidos erguidos que, en el mejor de los casos sólo les sonará Quevedo como cantante de reguetón, confundió la calle Larios con un bosque de flechas y guadañas. 

Quizás pensaban estos primos recién llegados de Atapuerca que participaban en alguna brumosa batalla contra las legiones romanas en un tupido bosque de Germania, puede que por alguna cogorza grupal, pues arremetieron contra romanos, abetos y todo lo que se les puso enfrente. También Don Quijote confundió unos pellejos de vino con un gigante, con el eximente de que estaba sobrio pero como una chota.

Nuestros tres mamíferos, como saben, atacaron con fiereza lo poco que quedaba de unos inofensivos ‘mupis’ (acrónimo de ‘muebles urbanos para la presentación de información’), pues hubo una primera andanada de admiradores del Homo antecessor que trataron de no dejar ni un mupi ni un romano con cabeza. 

No es la primera vez que hordas preneolíticas atacan muebles públicos en la calle Larios con o sin bebercio. Quizás de forma simbólica, en una forma de ‘hermanamiento’, en el verano de 2021 otros homúnculos agredieron con saña una muestra de fotos sobre la Melanesia, con abundante presencia de las tribus primitivas de Papúa-Nueva Guinea. La exposición la organizaron la Sociedad Económica y la Academia Malagueña de Ciencias.

En el caso de la muestra destrozada estos días, duele especialmente que se tratara de la Fundación Hogar Abierto, que se encarga de seleccionar familias para acoger de forma temporal a menores en situación de riesgo. 

Las ‘piezas’ cobradas por estos bárbaros que dejan en ridículo a Conan valen un ojo de la cara, hasta el punto de que muchos organizadores desisten de reponer los carteles destrozados, pues además seguirían estando al albur de cualquier mastuerzo. 

Nuestro alcalde propone trasladar este tipo de muestras a otras partes de la ciudad para, de paso, despejar la calle Larios. 

Ese problema es otro. El que nos ocupa estriba en que en esta calle, la principal de Málaga y con cámaras de vigilancia, dos tandas de garrulos se permiten aniquilar de principio a fin una exposición pública sin que nadie lo haya podido impedir.

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