­«No es especialmente rápido, pero sí inteligente con el balón en los pies». Ésa es la primera definición que desde Sevilla, donde se ha criado futbolísticamente y donde mejor lo conocen, hacen de Luis Alberto. El joven gaditano (28 de septiembre de 1992, San José del Valle, Cádiz) ya ha recorrido mundo en sus 21 primaveras. No en vano, el atacante llega de las filas del Liverpool en calidad de cedido para intentar recuperar el año «perdido» en el conjunto inglés.

Sin embargo, el Málaga no le ha echado el ojo por su año en tierras británicas, donde ha tenido un papel discreto y casi testimonial en el primer equipo que ha quedado subcampeón de la Premier, sino por su explosión un año antes en las filas del Barcelona B, donde disputó 37 partidos, marcó 11 goles y repartió 18 asistencias. Unos números que también le valieron para que los «Reds» pagasen por él ocho millones de euros al Sevilla FC, que poseía sus derechos.

Lo cierto es que Luis Alberto es un melón por calar en la elite, donde apenas ha disputado siete partidos en Primera y dos en Copa del Rey, siempre con la casaca del Sevilla puesta y repartidos en 218 minutos. Debutó en Liga de la mano de Gregorio Manzano un 16 de abril de 2011 en la derrota hispalense contra el Getafe. Pero no llegó a mostrar sus buenas cualidades ofrecidas en las categorías inferiores del Sevilla, donde apuntaba maneras y se le auguraba un futuro esplendoroso como jugador.

Pese a todo, el curso 2011/12 lo completó como jugador de la primera plantilla sevillista a las órdenes de Marcelino García Toral, pero apenas tuvo cinco participaciones. Luis Alberto, entonces sí, entendió que debía marcharse para reflotar su fútbol.

Y lo hizo a la Masía, en el Barça B en calidad de cedido. Eusebio supo sacarle partido y en 38 encuentros, Luis Alberto se salió. Marcó once goles y dio 18 asistencias. Fue el «mejor amigo» de Delofeu, Rafinha y compañía.

Diestro, aunque escorado a la izquierda -como Amrabat- o como segundo punta, Luis Alberto también lanza las faltas. Contrajo matrimonio hace unos días y ahora espera encontrar en Málaga, de nuevo, el camino perdido. «Cualidades tiene. Si él quiere, le irá bien», dicen en Sevilla, donde también estarán atentos a su evolución en Málaga.