Dicen los que entienden que la pretemporada es para hacer pruebas, para conjuntar piezas, para ensayar cosas nuevas y ¡nunca! para sacar conclusiones. Ni positivas ni negativas. El fútbol español está plagado de ejemplos de equipos que tras una mala pretemporada brillaron en la Liga y de otros que fueron invencibles en verano y después pasaron por el campeonato liguero con más pena que gloria. Hay tantos ejemplos de uno y otro caso que no hace falta ni enumerarlos.

Es verdad que los amistosos de pretemporada son cualquier cosa menos un partido de fútbol de «verdad». Son choques marcados por el carrusel de cambios que llega habitualmente tras el descanso en todos los equipos, también por la ausencia de tensión competitiva, por jugarse muchas veces en césped no siempre en las mejores condiciones, por el exceso de cansancio acumulado de futbolistas que juegan por la tarde-noche, casi siempre, después de una mañana dura de entrenamiento físico y de balón...

Por todas estas pequeñas cosas, las siete derrotas consecutivas del Málaga CF desde que arrancó esta fase preparatoria de la 2017/2018 no dejan de ser una mera anécdota. Una anécdota, eso sí, difícil de digerir para una afición que desde que llegó Míchel al banquillo, en el espint final del curso pasado, se «hartó» de ver a su equipo ganar partidos y jugar entre bien y muy bien al fútbol. En La Rosaleda y fuera de Martiricos. Contra los de arriba y contra los que luchaban por no caer al pozo.

Falta de acierto

El caso es que esta pretemporada en curso está siendo un auténtico suplicio. Las derrotas duelen, pero sobre todo pesa la alarmante falta de gol de un equipo que en siete partidos -dos de ellos de solo 45 minutos- solo ha sido capaz de meter dos goles. Uno de Borja Bastón, de cabeza, ante el Hertha de Berlín alemán; y otro del canterano Mula, de un derechazo, frente al Borussia Monchengladbach. Dos tantos en 540 minutos de juego, sin contar el tiempo añadido de cada partido. Un dato paupérrimo y que sí debe invitar a una reflexión profunda de cara al futuro inmediato.

Es evidente que sin gol no hay «paraíso». Y es que el equipo de Míchel ha dado la cara en sus siete choques de pretemporada. Eso es innegable. De hecho, ningún rival le ha pasado por encima hasta la fecha. Ha competido con todos de igual a igual. Solo el día del AZ Alkmaar salió goleado (3-0) y dio una peor imagen.

El verdadero problema es que no hay goles y lo que es mucho peor, tampoco excesivas oportunidades. Un hándicap que a menos de dos semanas para que arranque la temporada necesita una solución urgente.

Da la impresión de que Borja Bastón está muy solo en su empeño de meter goles. El delantero madrileño, llegado desde el Swansea galés en calidad de cedido, está llamado a ser el «9» de referencia esta temporada, pero necesita que alguien le pase el balón. Y por ahora no ha encontrado ese «socio» capaz de meterle la pelota al hueco que necesita para rematar.

Un problema de construcción

Y es que la falta de gol de este Málaga CF no es solo porque los delanteros no están finos de cara a la puerta contraria, es también porque se echa mucho de menos un pivote con criterio para construir en el centro del campo, capaz de dar el último pase o, en su defecto, de buscar entre líneas a un compañero que sea el que dé esa última asistencia al ariete de turno, Bastón o el que sea.

Míchel sigue esperando refuerzos después de un verano de demasiadas ventas dolorosas. Porque no hay que olvidar que el Málaga CF ha perdido el 50% de los goles que metió la pasada temporada en Liga con las salidas de Sandro, Camacho y Fornals. Ellos tres solitos anotaron el curso pasado 24 goles de los 49 que hizo todo el equipo en la Liga Santander. Sandro hizo 14, Fornals aportó 6 y el maño metió 4. Sin ellos en la plantilla y sin por ahora sustitutos naturales de su mismo nivel -más allá de la llegada de Bastón en lugar de Sandro- todo está siendo mucho más complicado de lo que Míchel y la afición querrían.

El día 21, contra el Eibar, en La Rosaleda, se acabarán los ensayos y las pruebas. Ese día habrá en juego 3 puntos que ya sí serán muy importantes para el Málaga CF. De aquí a entonces, hay mucho trabajo por delante. Para Arnau, que tiene que encontrar en el mercado lo que el Málaga CF necesita. Para el jeque, que tiene que escuchar más a los profesionales que trabajan en los despachos de Martiricos y menos a los intermediarios que buscan solo su lucro personal con jugadores semidesconocidos que el equipo no necesita. Y para Míchel, que tendrá que encajar las piezas que Arnau y/o el jeque le traigan estos próximos días en tiempo récord para poder arrancar la Liga con sensaciones positivas.

Antes, este próximo fin de semana, llega el Carranza. Un torneo exigente en el que espera el Villarreal de Pablo Fornals en semifinales y en el que el Málaga CF buscará mejorar su imagen, marcar goles y ganar ¡por fin! algún partido.