Punto y final al sueño del ascenso. Así es el fútbol, y más aún cuando te lo juegas todo en un play off donde cualquier detalle te puede llevar al éxito o al fracaso. El Málaga estará otro año en Segunda, sí, pero en esta noche de sábado no se le puede poner ni un reproche a nadie. Absolutamente a nadie. Todas y cada una de las personas que sienten algo por este gran club, desde la afición a los hombres que estuvieron sobre el césped, pusieron todo de su parte para revertir el mal resultado de la ida y seguir vivos en la lucha por subir a Primera. Pero esto es así, hay veces que ni haciendo todo lo que está en tu mano puedes lograr el objetivo.

Desde el recibimiento dos horas antes del choque a los jugadores hasta los minutos posteriores con una afición entregada agradeciendo el esfuerzo de sus jugadores. Todo lo que envolvió La Rosaleda fue mágico, solo faltó poner la guinda volteando la eliminatoria. Martiricospara convertir el sueño en realidad, sin embargo en esta ocasión faltó ese puntito de suerte que hace para hacer el 1-0 que hubiera cambiado toda la película.

El Málaga fue mejor que su rival durante buena parte del enfrentamiento a doble partido. En el primer tiempo de la ida y durante los 90 minutos del encuentro de ayer mereció la mayor de las suertes, pero esos 20 minutos nefastos en La Coruña condenaron el conjunto malaguista. De poco sirve ser mejor si al final la pelotita no quiere entrar. Esto va de meter goles y en eso los gallegos fueron superiores.

Y eso que lo intentaron los de Víctor Sánchez del Amo de todas las maneras posible. Desde el inicio apabulló a su rival impulsado por una afición incansable y solo faltó ese golpecito de suerte para adelantarse en los primeros 45 minutos y poner la eliminatoria en un puño. Una vez más fue Ontiveros. Dos disparos del marbellí se estrellaron en el palo y en el larguero y salieron escupidos para fuera cuando ya La Rosaleda casi celebraba el primero.

Los blanquiazules cuajaron una gran primera mitad, solo faltó el gol, y aún le quedaban 45 minutos por delante para seguir obrando la machada.

Y no cejó en su empeño, siguió apretando y apretando en busca del tanto que insuflara la energía para completar la remontada. Pero no era el día, los intentos no encontraban portería o se estrellaban en los zagueros coruñeses. La ilusión por obrar el milagro siguió intacta hasta el minuto 83, cuando el Deportivo sentenció definitivamente la eliminatoria. Sin haberse casi acercado en todo el partido, Bergantiños soltó un duro disparo que se le escapó a Munir en un fallo estrepitoso y se coló en la portería. Se quedó helada La Rosaleda y el marroquí hundido tumbado boca abajo sobre el verde.

En ese momento se acabó cualquier opción. El tramo final del choque, con todo decidido, se enredó, como suele ser habitual en este tipo de partido, ante la impotencia de unos blanquiazules que lo pusieron todo se parte para remontar, pero esta vez tocó cruz. Honores para todos esos aficionados que se quedaron hasta el final para despedir a unos jugadores que lo dieron todo durante 44 partidos.

Punto y final al sueño del ascenso. Hoy el ánimo está por los suelos, todo el empeño puesto durante el año se va por el retrete en un play off desafortunado para el Málaga, pero en los próximos días toca levantarse y comenzar a configurar una plantilla de garantías para intentarlo de nuevo la próxima campaña. Será muy dura otra temporada en el infierno de Segunda División, pero no queda más remedio que afrontarlo con la grandeza que tiene este Málaga CF para que dentro de doce meses estemos celebrando el ascenso a LaLiga Santander. Porque si de algo estoy seguro es que vamos a volver.