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Cuatro años de administración judicial en el Málaga CF

José María Muñoz desembarcó en el Málaga CF el 21 de febrero de 2020, un día después de que la jueza María de los Ángeles Ruiz apartara de la gestión del club a los Al-Thani 

Su figura está más cuestionada que nunca por la afición

José María Muñoz, administrador judicial del Málaga CF.

José María Muñoz, administrador judicial del Málaga CF. / Álex Zea

Manuel García

Manuel García

El 20 de febrero de 2020 llegó desde los juzgados de Málaga una decisión que cambiaría por completo el presente y futuro del Málaga CF. La magistrada María de los Ángeles Ruiz apartaba de la dirección del club a los Al-Thani y nombraba una administración judicial. Un día más tarde, justo ahora hace cuatro años, José María Muñoz desembarcaba en La Rosaleda para ponerse al frente de la nave blanquiazul en una situación realmente compleja.

Han pasado cuatro y el Málaga CF sigue viviendo en una anomalía institucional. Algo que debería ser puntual y pasajero en un club de fútbol se está eternizando y está lastrando las posibilidades de crecimiento del club, mientras desde los juzgados siguen con sus plazos para poner punto y final a los litigios que afectan a la propiedad de la entidad de Mariticos.

Milagro económico y deportivo

José María Muñoz llegó a un Málaga CF que se caía a pedazos. Como han reconocido desde dentro del propio club, no había dinero ni siquiera para llegar al final de aquella temporada 2020/21 y el riesgo de disolución de la entidad o de descensos administrativos estaba sobre la mesa. Bajo el mandato del administrador judicial, el Málaga CF pudo resistir en lo económico, salvó un match ball y además consiguió mantener la categoría en una situación muy comprometida con Pellicer en el banquillo.

José María Muñoz y Kike Pérez, administrador concursal y director general del Málaga CF, en rueda de prensa

José María Muñoz, en rueda de prensa. / Álex Zea

De ERE en ERE

La situación seguía siendo límite en el aspecto económico, con una plantilla con unos salarios desorbitados para la nueva realidad del club. Y además teniendo que hacer frente a las consecuencias económicas que provocó la pandemia del coronavirus. En el verano de 2020, el administrador judicial llevó a cabo un doble ERE, uno excepcional a la plantilla del primer equipo y otro que acabó con el trabajo de muchos otros trabajadores más humildes del club.

La entidad blanquiazul se iba estabilizando en lo económico y se fue deshaciendo de las sanciones que le imponía LaLiga por su mala gestión pasada -tuvo que mantener la categoría con solo 18 fichas profesionales en la campaña 2020/21-. Y cuando ya parecía que podía llegar el momento de salir a flote, lo que vino fue un mazazo ahora sí inesperado. La pasada temporada -2022/23- se empezó a hablar de ascenso, se hizo una plantilla pensando en ello y acabó sucediendo todo lo contrario. El Málaga CF firmó su salida del fútbol profesional tras 25 años en él con el descenso a Primera RFEF.

A mitad de campaña, José María Muñoz tuvo que ‘cargarse’ al director deportivo Manolo Gaspar, arquitecto de la plantilla y el que decidió que Guede debía seguir en el banquillo. El administrador le mantuvo en su cargo el verano anterior pese a que el equipo había utilizado hasta tres entrenadores -José Alberto, Natxo González y Guede- para salvar la categoría a duras penas, cuando había plantilla para más.

Tras ese fatídico descenso, y con toda la razón del mundo, la afición se le volvió en contra, se produjeron protestas masivas en los últimos encuentros de la temporada en La Rosaleda y su imagen quedó muy tocada. Ya había muchas voces que pedían su marcha, pero desde los juzgados nunca se ha impuesto tal decisión. A José María no le quedó otra, viendo el descalabro económico, que firmar el tercer ERE desde su llegada para volver a ajustar la dimensión del club a la de un equipo de tercera categoría.

La protesta de la afición antes del Málaga CF - UD Ibiza, en imágenes

La afición del Málaga CF, cansada, protestó antes de varios encuentros de la pasada temporada. En la foto, concentración antes del partido ante la UD Ibiza. / Gregorio Marrero

De salvador a señalado

Justo cuando se cumplen cuatro años de su llegada al Málaga CF, su divorcio con la afición blanquiazul ya es total. Quedó más que claro en el encuentro del pasado domingo, donde mucho seguidores se unieron a los cánticos de «¡José María, dimisión!» que se iniciaron en varias fases del choque desde la Grada de Animación. El intento de acallar las críticas mediante la megafonía del estadio no sentó nada bien al resto del respetable, que respondió con un sonora pitada y unió su voz a la petición de cese del administrador. Desde la Grada de Animación ya se habla incluso de «dictador judicial».

Si hasta hace poco José María Muñoz tenía muchos defensores por su buen hacer en los económico en sus primeros meses en el club, cada vez son menos voces las que salen a defender su actuación. El descenso a Primera RFEF le dejó muy tocado y la relación con buena parte de la afición parece ya totalmente irreconducible.

Situación judicial

En los últimos meses, la situación a nivel de propiedad del Málaga CF ha cambiado. BlueBay ya es propietaria del 49% de la sociedad que controla el Málaga y eso podría dar paso al fin de la administración judicial, siempre cuando se dicte así desde los juzgados por voluntad propia o a raíz de la petición de alguno de los interesados. Esta parece la única vía para que desaparezca la administración judicial y el Málaga CF vuelve a parecerse a un club «normal». Aún así, no tiene pinta de que vaya a haber cambios en este aspecto en el corto plazo, así que puede quedar administración y José María para rato, porque en su cabeza tampoco está dimitir.

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