Las torrenciales lluvias que azotan Europa central han causado al menos veinticinco muertos en Rumanía y otros ocho en Austria y Suiza, mientras en Alemania las precipitaciones remitían ayer ligeramente, aunque se esperan nuevas riadas.

Siete personas murieron ahogadas ayer en el distrito transilvano de Harghita, que se suman a las 18 víctimas mortales contabilizadas hasta el domingo pasado en Rumanía, después de díez días de intensas precipitaciones, informó el ministerio del Interior en Bucarest. En la misma región, la más afectada en las últimas horas, también han desaparecido otras ocho personas, añadieron.

Más de un millar de personas han sido rescatadas de sus viviendas anegadas y destruidas por las masas de agua, que además han inundado miles de hectáreas de campo y numerosas carreteras.

En Austria, los equipos de rescate hallaron la noche del martes el cuerpo de un hombre, que podría haber fallecido la madrugada anterior, tras verse sorprendido por una avalancha de lodo y piedras que inundó su vivienda, en la localidad de Reuthe, junto al río Brengezerache. Se trata de la cuarta víctima mortal provocada por los desprendimientos de tierra, las intensas precipitaciones e inundaciones que han causado ya enorme daños materiales en gran parte del territorio austríaco y en otras regiones de Europa central.

Este fallecimiento se suma a los dos registrados el martes, uno en los Alpes tiroleses y otro en Vorarlberg, y a la de una mujer el domingo. Además una persona está desaparecida.

En la localidad alpina de Reuthe, seis personas fueron rescatadas con helicópteros de los tejados de sus casas, después de sufrir graves quemaduras cuando las intensas lluvias anegaron su vivienda y provocaron un cortocircuito eléctrico que desencadenó una explosión de gas.

Las autoridades, que aún no han cifrado los daños materiales, comunicaron ayer que la situación mejora en la parte occidental, al cesar las lluvias en el sur de Alemania, pero han advertido de la creciente subida del nivel de las aguas del Danubio en Viena y el estado federado de Baja Austria.

El canciller federal, Wolfgang Schüssel, convocó ayer una sesión especial del Consejo de Ministros para buscar medidas de ayuda a las víctimas de las inundaciones.

No obstante, los pronósticos del tiempo para las próximas horas permiten un cauteloso optimismo. De hecho, Suiza recobra poco a poco la normalidad al remitir las lluvias, que han causado también cuatro muertos y dos desaparecidos, así como daños materiales por valor de más de 330 millones de euros.

Aún hay pueblos aislados, carreteras y puertos de montaña cortados, líneas ferroviarias y de suministro eléctrico fuera de servicio y unos 13.000 hogares sin línea telefónica. Los principales lagos, como el de Neuchatel, empiezan a recuperar su capacidad de absorción del agua que les llega, explicaron las autoridades locales.

La zona central de Suiza ha quedado más dañada por las lluvias, y la compañía suiza de ferrocarriles CFF cree que las líneas cortadas en el cantón de Obwalden aún podrían tardar en restablecerse unos días, debido a que los trabajos de desescombro no han podido iniciarse en determinadas zonas.