Los recientes acontecimientos han incitado a muchas personas a establecerse en el campo, con la esperanza de recuperar una vida apacible, lejos del estrés y la falta de espacio que imponen las ciudades. Las obras recopiladas aquí van más allá de este antagonismo urbano-rural para explorar las diferentes realidades territoriales. Nos invitan a cambiar nuestra visión para considerar estos espacios como interdependientes en vez de estáticos. Pensado, planificado y explotado por el ser humano, el territorio es el resultado de acontecimientos históricos y decisiones políticas, y el reflejo de los cambios y de las tensiones que se producen en nuestras sociedades.

Las seis secciones del recorrido son otras tantas pistas para analizar la manera en la que habitamos un lugar. Interesarse por la noción de territorio implica analizar la relación que el ser humano mantiene con su entorno, así como el impacto que tiene en él. Algunos artistas se adueñan de los materiales, naturales o industriales, para realizar transformaciones y reconsiderar nuestra relación con el mundo. Muchos espacios abandonados son el resultado de la explotación productivista del planeta en la era postindustrial. Estos lugares indeterminados pueden propiciar todas las posibilidades. Las relaciones entre territorios se rigen por el rendimiento y el consumo, inherentes a la sociedad capitalista. En el espacio público, la vigilancia obstaculiza los cuerpos y sus desplazamientos. Frente a estas dinámicas, el territorio puede independizarse de su anclaje físico para ser concebido como un espacio mental, en el que el arte se opone a un cierto espíritu de resignación.