El cambio climático es un tema recurrente en las películas y series estadounidenses, que tiran de espectaculares efectos especiales para mostrar sus consecuencias, pero no tanto en las españolas. Aunque la ficción patria sí que ha abordado un futuro postapocalíptico en unas cuantas ocasiones, muchas veces sin especificar demasiado el origen, no ha cubierto demasiado los efectos de la variación global del clima de la Tierra debido a causas naturales y a la acción humana.

Lo hizo 'Refugiados', una serie española coproducida con la BBC británica en la que millones de personas del futuro viajaban hasta el presente para escapar de un desastre global que se cernía sobre el planeta, y la película 'El lodo', con Paz Vega y Raúl Arévalo viajando a la Albufera valenciana para salvarla de los excesos del hombre y de la falta de lluvia, pero que desembocaba en un 'thriller' centrado en la lucha contra el caciquismo local.

También vimos una especie de apocalipsis en 'La zona', la serie protagonizada por Eduard Fernández que partía de un desastre nuclear en el norte de España, y en 'Nowhere', la película de Netflix con Anna Castillo escapando por mar de un régimen totalitario y con escasez de recursos. Otros filmes que apuntaron a una España sumida en el desastre fueron 'La hora incógnita', 'Fin' y 'Tres días'.

Los hermanos David y Àlex Pastor han demostrado ser unos expertos en imaginarse una Barcelona aterradora sumida en el caos en películas como 'Los últimos días' y 'Bird Box Barcelona'. Y Amazon Prime nos enseñará el fin del mundo en forma de comedia con la serie 'En fin', aún pendiente de estreno.

'La valla' de Antena 3

Pero la serie española que más ha sacado partido del posible impacto del cambio climático en nuestro territorio, a través de una distopía, ha sido 'La valla'. La ficción que estrenó la plataforma Atresplayer y después se pudo ver en abierto en Antena 3 (ahora también está disponible en Netflix) nos traslada a una España de un futuro no muy lejano, devastada después de una Tercera Guerra Mundial que empeoró la ya preocupante falta de recursos naturales en el planeta. Suministros imprescindibles como el agua, la energía eléctrica y el gas han de ser racionados y la supervivencia de la población se ve amenazada.

En el primer episodio vemos a una de las protagonistas, Olivia Molina, recorriendo las calles de una capital que podría recordar al Madrid de posguerra, por la falta de recursos básicos. Desde la Puerta del Sol al Congreso de los Diputados, el ambiente que se respira está cargado, plagado de presencia militar y en el aire flota una sensación de desasosiego.

Las clases sociales están separadas por una enorme valla y la sociedad está supeditada al Ejército, que ha tomado el control en un permanente estado de emergencia. La presencia de un mortífero virus hace que la población se vea sometida a continuos controles sanitarios para detectar y aislar a los infectados y hasta a fumigaciones para prevenir contagios.

El 'Apagón' de Movistar Plus+

El caos en el que viven sumergidos los personajes de 'La valla' tiene similitudes con el que presentó también 'Apagón'. Aunque en el caso de la serie española de Movistar Plus+ el origen de la situación está en una tormenta solar, no relacionada con el cambio climático ni con la acción directa humana, sirve de ejemplo de la vulnerabilidad de la ciudadanía ante la fuerza de la naturaleza, cada vez más extrema por la variación global del clima. Y, a la vez, resulta más realista.

'Apagón' nos presenta una España colapsada por la pérdida de señales de las comunicaciones y con graves problemas de suministro, que aboca a la población al autoabastecimiento, lo que resulta muy difícil en las ciudades y más llevadero en el campo. Y que saca lo peor y lo mejor de los ciudadanos, según el episodio que estemos viendo, con personajes que cambian en cada uno de los cinco capítulos, dirigidos por diferentes cineastas (Rodrigo Sorogoyen, Raúl Arévalo, Isa Campo, Alberto Rodríguez e Isaki Lacuesta). Es otra de las mejores muestras de cómo nos imaginamos en España un hipotético apocalipsis.