Un fetiche es una proyección o prolongación de aquel para quien es fetiche. De este modo destripando el fetiche daremos con las tripas de su dueño. Un fetiche es uno de los asuntos más misteriosos que existen. El consumo, pasión dominante del hombre actual, descansa en la conversión en fetiches de los objetos, algo que descubrió un profeta de barba blanca del siglo XIX. El fetiche por excelencia del hombre actual es el automóvil. Las crisis de Chrysler y General Motors puede que no sean lo que aparentan, y vengan a ser una pérdida de los poderes mágicos del fetiche. El Hummer, la primera víctima con rostro identificable, era la expresión máxima de la distancia entre las prestaciones de un coche y su utilidad real. En el Hummer casi todo era fetiche. A lo mejor estamos en vísperas de un cambio antropológico, pues el hombre cambia a través de sus cosas.