Superar la crisis

Es la hora de exigir a nuestros dirigentes, que les pagamos sus sueldos con nuestros impuestos, el que adopten urgentemente las medidas efectivas para corregir el rumbo vital del Estado. La triple crisis que experimenta España: económica, educativa y de integración autonómica entre sus comunidades, necesita de tres acciones inmediatas que no pueden demorarse más en el tiempo si queremos que España permanezca como un Estado viable/efectivo a medio y largo plazo.

En relación a la crisis económica, además del necesario control y ahorro de gasto público, se necesita poner las bases sólidas para reconstruir un modelo económico que pivote sobre la creación o educación del espíritu emprendedor de los niños y jóvenes, así como también una re-centralización estatal de la Ley del Suelo que permita poner orden y evitar la especulación desaforada y la corrupción municipal consecuente.

La segunda oportunidad de actuar deriva del hecho gravísimo de contar con un 40 por ciento de fracaso escolar de nuestros jóvenes y de un 30 por ciento de abandono de los estudios de bachillerato. Estas cifras que encubren indisciplina, desorden en las aulas, desmotivación de una buena parte de los estudiantes, urge de una parte restaurar la autoridad y el respeto al profesor como figura central de la sociedad y de la educación, y por otra, promover de forma determinante una revalorización de la formación practica-profesional, anticiparla en el tiempo y otorgarle un estatus o carácter universitario que permita aportar los miles de profesionales que demanda realmente el mercado laboral.

Por último, otra oportunidad, a efectos de preservar la existencia de España como proyecto común, es la necesidad imperiosa de garantizar la educación en una identidad histórica y cultural común básica en todo el territorio estatal, así como el cambio de la Ley electoral que evite el chantaje de conceder contrapartidas políticas a partidos separatistas/soberanistas que desvertebran la unidad estatal y la igualdad jurídica de sus ciudadanos. En este sentido, la lógica de preservar y respetar la peculiaridades identitarias e idiomáticas de cada nacionalidad histórica, no debiera resultar contradictoria con que el Estado debiera recuperar algunas de las competencias educativas transferidas que garantice la necesaria construcción de un sentimiento de identidad política compartida en la población. Tal argumento se sostiene en que cualquier estado del mundo sólo puede sobrevivir como tal, si garantiza en todo el territorio la educación de sus ciudadanos en una identidad política común básica a la vez que también respeta y permite la formación de la identidad cultural de la comunidad propia. De lo contrario, el riesgo de debilitamiento excesivo de los mecanismos que preservan y garantizan la identidad estatal causado por razones electoralistas, tal como está ocurriendo desde hace años en España, podría estar ya conduciéndonos a un escenario oculto de progresiva y calculada balcanización, con lo cual, habría que asumir y considerar la hipótesis de que España podría desaparecer a medio plazo como Estado unitario o bien como proyecto cultural y político común compartido. .

Jaume Ballesteros Rodriguez

Málaga