La concejala de Sostenibilidad de Málaga, Teresa Porras, es una mujer práctica. Visto el marasmo de casos de contrataciones continuadas a un mismo grupo de empresas, la duplicidad innecesaria de sistemas administrativos para adjudicarlos y la elasticidad de la ley de contrataciones públicas, ha decidido que el leitmotiv de su defensa tiene que ser el hecho, según su opinión, de que todo lo que hace es legal. Lo demás es paja. Las disquisiciones deontológicas sobre su manera de hacer las cosas, las banderolas en defensa de la honestidad y la ética necesaria en los servidores públicos, en la política, que tantas veces esgrimen sus compañeros de Corporación, son debates para pobres de espíritu, para los que se retiraron a un segundo plano como el edil de Urbanismo, Manuel Díaz, o el ex de Polígonos Manuel Marmolejo.

Lo cierto es que los casos de estos dos últimos eran de libro, muy sencillos y fáciles de entender. Está feo que pagues menos de lo estipulado por una licencia de obra siendo tú mismo el que la da y tampoco queda muy bien adjudicar un encargo municipal a tu cuñado. Por eso tuvieron respuestas casi inmediatas, como si se hubieran cogido un catarro, qué mala suerte, y se les diera la baja. Las dos soluciones, incluso, han contribuido a abundar en la idea de que su jefe, el alcalde, sigue siendo un tipo inflexible, el guardián de las esencias municipales.

La norma legal que regula las contrataciones públicas fue promulgada para evitar lo que precisamente se hace en su nombre, gracias a que presenta muchas ventanas abiertas a la interpretación. De hecho, el Ayuntamiento cambió el sistema de invitación a empresas para acceder a los concursos o contratos municipales para que no ocurriera lo que se vio en el área de Turismo, que tres firmas con vinculación entre ellas, del mismo propietario, solicitaban el acceso a un contrato municipal. Esto tampoco era ilegal, pero se modificó porque era una perversión del sistema, para proteger la libre concurrencia de cualquiera a un contrato municipal.

No sé si hay jarabe que cure el catarro de Porras. No es ilegal adjudicar decenas de obras a las mismas empresas y tampoco lo sería que el pleno aprobase cuadruplicarle el sueldo. Los contratos menores se otorgan directamente y así lo hacía, pero al mismo tiempo iniciaba un procedimiento negociado para aparentar una mayor garantía en el acceso a esos contratos. Los dos trámites administrativos funcionaban paralelamente, a la vez. ¿Es ilegal? No tengo ni idea. Pero sin acabar el procedimiento negociado ya se había dado el trabajo, la orden de compra, a una empresa por contrato directo antes de que se resolviese la adjudicación de esa misma obra por el procedimiento negociado. ¿Es así como se hacen las cosas?

Algunas empresas sabían que se les iba a ofrecer un contrato un mes antes de que se les invitara a presentar presupuesto, otras aumentaban sustancialmente los precios de sus materiales en poco tiempo, y, en algunas ocasiones, en las que presentaban rebajas que posibilitaban su contratación, completaban la asignación presupuestaria inicial, algo a lo que el Ayuntamiento no está obligado. En lugar de que me pintes las diez farolas contratadas, me pintas quince al mismo precio. El interventor municipal dice que hay equivalencia entre el presupuesto licitado y el adjudicado. ¿Es ésta una práctica habitual? Se solicita una rebaja presupuestaria a las empresas y estoy obligado a elegir la oferta más barata, pero al final me lo gasto todo. ¿Se dio esta orden? ¿Se comprobó el trabajo?

La costumbre se ha convertido en norma. ¿Por qué se hace así? No voy a moralizar, bastante se ha hablado ya de cuáles son las virtudes de un político y cuáles no, pero aún no se han dado explicaciones convincentes sobre estos extremos, sobre esta manera de proceder. Podemos seguir viviendo con esta carencia, lo mismo que nos hemos acostumbrado a ver las calles sucias, a las largas listas del paro, a los ruidos de las motos o a las querellas que quieren tapar las informaciones incómodas. Pero, como les gusta decir a los americanos, oiga, que yo pago mis impuestos y necesito saber qué pasa aquí.