La inflación en España ya está en el 3,1 por ciento y el aumento salarial, en el 2,7 por ciento, así que, hermano que vives de un sueldo, estás perdiendo dinero a chorros sobre el riesgo, que a todos alcanza, de perder además el puesto de trabajo. Una merma de los ingresos sobre –o, mejor, bajo– un salario ya reducidísimo, porque diga lo que diga quien lo diga aquí los sueldos son infinitamente más bajos que allí o, dicho de otro modo, que en Alemania.

¿Trabajan más y mejor los alemanes que los españoles? En absoluto. Lo que ocurre es que al este del Rin los empresarios invierten buena parte de sus beneficios en nuevas tecnologías de manera que así aumenta la productividad y al final hay más para todos. Al sur de los Pirineos no es así, sin embargo, prima la rica especulación con el suelo y sus derivados o con lo que sea –y qué decir de las contratas y concesiones públicas–, así que los mandarines viven encerrados en el dulce corralito del monopolio y millones y millones para hoy y para cuatro y hambre hoy y siempre para el resto donde se agrupa la inmensa mayoría.

Ítem más. El ministro de Trabajo, Valeriano Gómez, ha replicado a la CEOE que los convenios firmados en 2011 cumplen con el compromiso de moderación salarial del Acuerdo de Negociación Colectiva para los años 2010 al 2012, ya que la subida de los sueldos está en torno a un 1,5 por ciento, la mitad del aumento del IPC.

Corren tiempos muy difíciles y es lógico, por inevitable, que cada cual viva peor. Pero que los empresarios no vengan con el cuento de los salarios híper bajos –si la gente no consume ¿qué demonios van a vender o servir?– para así tener mayores márgenes de beneficio, invertir más y crear nuevos empleos porque es una mentira como la Catedral de Oviedo y la prueba está en que España es el país del Primer Mundo con más paro.El esclavismo es un paso atrás y no un sistema cargado de futuro.