Un pueblo de la isla de Mallorca –cuyo nombre no viene al caso porque podría ser cualquiera– ha aprobado los presupuestos municipales para 2012 calificándolos de realistas y alcanzables, cosa que, con la que está cayendo, no deja de tener su mérito. La realidad y la disponibilidad pasan, de acuerdo con las prácticas de quienes allí mandan, por incluir partidas presupuestarias que no están vacías pero por muy poco. Los capítulos de asfaltado de las calles, alumbrado público y horas extras de la brigada municipal de obras tienen asignados seis euros cada uno.

Ante las acusaciones de risibles para unos gastos que equivalen a doscientos duros de los de antes, el primer edil ha aclarado que se trata de que, en caso de urgencia, haya partida abierta que dé un cierto margen de maniobra. Lo que piensa hacer el alcalde es crear un roto en otro apartado del presupuesto municipal para tapar el descosido y, para eso, hace falta que la partida presupuestaria exista. Pero ya que estamos ante una joya de la innovación contable, ¿por qué seis euros? Con uno ya bastaría. ¿A santo de qué el dispendio que supone añadir cinco?

Cifra de referencia

Seis euros se han convertido en una cifra de referencia porque, desde que entramos en la moneda única europea, en España nos hemos acostumbrado a pasar del sistema decimal a la base seis a la hora de echar cuentas. Como cada billete de mil pesetas se cambió por seis euros, hasta los cajeros automáticos de los bancos ofrecen cantidades que son múltiplos de seis. El resultado es un tanto hermético en cuanto hay que traducir no mil, diez mil o cien mil pesetas sino cantidades astronómicas como son los muchos millones que componen cualquier presupuesto municipal. Pero a quien se le ocurrió la idea de las partidas abiertas a coste muy bajo le salió a bote pronto lo de las mil pelas. Nostalgia histórica, se llama esa figura.

Falta muy poco para que los presupuestos virtuales se conviertan en todo lo que nos queda al alcance de la mano. Convergencia i Unió ya ha conseguido que en Cataluña haya muerto la primera enferma con aneurisma porque no existían medios para operarla. Debía haber seis euros disponibles y, claro es, no bastan. Las urgencias son urgentes y que no dan margen para la maniobra. Hay que contentarse con lo disponible y, para el resto, ponerse a rezar. Igual en ese pueblo de la isla de Mallorca piensan gastarse los seis euros en velas a San Antonio.