¿Qué pasaría si el agua que bebemos, con la que nos duchamos, lavamos nuestros alimentos, nuestras ropas, nuestro cuerpo, con la que regamos nuestras plantas e incluso la que nos moja cuando llueve, llega a ser «administrada» (según palabras del Banco Mundial) por Bechtel, Monsanto y otras grandes multinacionales? ¿Porque puede suceder? Ellos que siempre tienen la respuesta indicada, nos dicen que los tiempos de «agua fácil» se han acabado. Debido a esto, deben tomar cartas sobre el asunto para salvarnos de la «crisis» que ellos mismos nos han metido. Son las transnacionales las que han contaminado y secado nuestros ríos, mares, lagos y nuestras tierras fértiles con sus grandes ideas de producción y, al final, solo nos han dejado el descontento y su basura. Debemos, unidos, exigir a todos los gobiernos del mundo que el agua sea un derecho fundamental de todos nosotros. Exijamos nuestro derecho al agua y a la vida a quienes viven de la especulación de nuestra vivienda, nuestros alimentos, del agua y de nuestro derecho de estar en la Tierra.