Estamos a un cuarto de hora de que el PP comience a hablar de «Frente Popular». Pero esos quince minutos los va a aprovechar Diego Valderas para subirse a una vicepresidencia, repartir juego, vetear de conmilitones el tejido político de la Junta y preparar en paz su sucesión como coordinador regional. El malagueño José Antonio Castro es uno de los mejor colocados para sucederle. Ni el PSOE ni el PP malagueño han logrado ser algo, influir de verdad, en sus respectivas estructuras regionales de partido. Un día el PSOE malagueño pudo ser al andaluz lo que el PSC al PSOE. Al final, un higo chumbo. Lo puede conseguir IU. La coalición podría inclinar la báscula de las decisiones internas hacia esta provincia. Una IU malagueña fortísima dentro de una IU andaluza fuerte. El PP surcó un tiempo los mares políticos con Manuel Atencia como destacado y joven portavoz parlamentario en Sevilla. El PSOE tuvo a José Asenjo como vicesecretario regional. Al final, tal vez, el mayor punto de acercamiento y acuerdo entre ellos es que el bacalao se corta en otro sitio y que según la procedencia es muy difícil cortarlo aún estando en el sitio donde se corta.

No vamos a seguir por esta senda que se pone vidriosa y gastronómica a la vez y no es ahora tiempo de cortar bacalao sino de repartir pastel. Los medios hablamos mucho ya de posibles consejeros y siempre se da por casi seguro a Pedro Moreno Brenes. Es probable. Y bueno que lo fuere. Eficiente, intelectual, trabajador, da el perfil, sin duda. Acostumbrado además, por ser funcionario de carrera, a estar en contacto con el mundo administrativo. Todo eso está muy bien pero el problema, según indican al cronista algunas fuentes, es que su nombre no se ha barajado demasiado por los suyos. No vea el curioso lector intención alguna de insinuar que hubiera discrepancias internas, siendo como es IU una fuerza que se caracteriza por su armonía. Más bien trasladamos la extrañeza de los socialistas, no entendiendo ellos cómo semejante valioso elemento no es esgrimido más. No descartemos tampoco el hecho cierto de que ni IU va a descubrir todas sus cartas al PSOE ni tiene por qué consultarle quién va a ser consejero. La coalición de izquierdas está hecha y la rúbrica es un Valderas corriendo por los pasillos el viernes para abrazar a Griñán y hacerse una foto. La foto cimenta lo que va a venir y en su reverso que nunca veremos, fotografía de lo que pudo haber sido y no fue, hay un retrato de Arenas victorioso.

Como no puede formar Gobierno, mueve a los suyos de sitio. Si por él fuera los pondría descalzos sobre una plancha caliente, como los titiriteros con las cabras, para que así estuvieran todo el día dando saltitos y pareciera que bailaran. Cómo cambian las cosas. Cualquiera habría apostado hace un par de meses a que si hoy te llamara Arenas te cambiaría la vida, te haría un tío feliz, te daría un cargo. Hoy las llamadas de Arenas se temen más que a una vara verde. Este hombre no da una alegría ni por casualidad. Si te llama es para enmarronarte. Le queda el crédito que le queda, que como el mundo sabe es como todo en la vida, finito y con tendencia a acabar mal. Esta semana iremos conociendo nombres. Miguel Ángel Heredia y Francisco Conejo tienen con todo detalles sobre la mesa el catálogo de puestos. Delegados de consejerías, empresas, todo el entramado regional en la provincia. Hay que quitar lo que le corresponda a IU y entre ellos dos van a repartirlo en breve y sin injerencias. Como se dice ahora, no es que haya tortas, sino lo siguiente. Una de las dos listas electorales puede correr. Crece el interés.