Papá, papá ¿El semáforo tiene ojos para ver los coches?» me preguntó el otro día, camino del colegio, la menor de mis hijas. «No, no tienen ojos es una gente que los controla desde lejos», contestó la mayor con ese tono paternalista que tienen todos los hermanos mayores.

Estuve a punto de explicarles cómo funciona un semáforo, cómo está conectado con los centros de mando y el suministro eléctrico que necesitan, con todo lujo de detalles técnicos, pero pensé que es mejor que no se formen una idea de las cosas y que piensen que todo es posible.

Que es posible que haya gente de izquierda que no hable mal de los católicos, que tenga una empresa o que vaya de chaqueta y corbata al Ayuntamiento. Que es posible que en Málaga se hagan eventos con ambición, sin fin lucrativo y con el único fin de dar a conocer a personas e ideas que merecen la pena como TEDxMálaga.

Que es posible que haya profesores de la educación pública en La Palmilla que les parezca una soberana tontería que el debate de la educación sea sobre la Educación de la Ciudadanía y no trabajar en el barrio. Que es posible que algún día la demeritocracia no sea lo que impere en las colocaciones de delegados que nos esperan en la Junta de Andalucía esta semana y en mucho de los altos cargos públicos de las administraciones.

No les voy a explicar las cosas que hay ni las que pasan, ni por qué pasan, les voy a dejar imaginárselas como ellas quieran y si no las encuentran como les gustaría, a lo mejor son capaces de cambiarla e inventar una nueva.