En estos momentos, bajo la excusa de la crisis las políticas de igualdad de género están fuera de las acciones prioritarias del Gobierno. Como si la igualdad fuese un lujo en época de bonanza, y no una necesidad fundamental para la sostenibilidad de una sociedad formada por hombres y mujeres, y una herramienta básica en la prevención de la violencia de género.

Desde Prodiversa Progreso y Diversidad, vemos con preocupación que la coeducación sigue sin tener un papel prioritario y transversal en la mayoría de los centros educativos: la visibilización de la mujer a lo largo de la historia, el lenguaje y las imágenes utilizadas en libros de textos, los roles a los que se dirigen de forma sutil a cada sexo en las diversas actividades de los centros escolares, no difieren demasiado de la escuela de las generaciones anteriores.

En estos días navideños, es muy importante tener en cuenta el papel desempeñado por los juguetes en la construcción de nuestros hijos e hijas, y por tanto, de la sociedad venidera.

Cada vez llaman más la atención esos desfasados catálogos de juguetes, que inducen a cada sexo a unos determinados juguetes, obviando incluso la realidad actual, en la que ya no es excepción ver niñas jugando con coches y niños paseando un bebé. Estos catálogos siguen sentando a la niña o muñeca de copiloto en el vehículo, formando así el imaginario infantil. Nuestra experiencia en Prodiversa educando a menores durante más de una década y nuestras diversas campañas de juguetes no sexistas nos han demostrado que los gustos infantiles son diversos, como las personas, y mientras no son influenciados por sus mayores, escogen libremente para jugar, sin diferenciar juguetes de niños o niñas, incluso sin tener en cuenta los colores impuestos a cada género. A partir normalmente de dos años, ya se les hace sentir que si desafían esas normas, serán diferentes al resto y por tanto, señalados.

Desde este espacio queremos apelar a la responsabilidad de todos y todas, ejerzamos la coeducación. Si educamos en desigualdad ¿qué esperamos cuando crezcan? Exigirán encontrar lo que aprendieron con esos inocentes juegos. La sociedad ha cambiado, mujeres y hombres comparten hoy muchos espacios, laborales, de ocio, de crianza€ aún queda mucho por hacer, pero estamos en el camino. Sin embargo seguimos induciendo a nuestros menores a los mismos roles en los juegos que tenían nuestras generaciones anteriores. Como dice bien Amelia Valcárcel, vivimos en el espejismo de la igualdad, creemos que los sexos poseen las mismas oportunidades porque legalmente está regulado así, pero la realidad es otra y la seguirá siendo mientras eduquemos de manera diferencial.

Seamos responsables e intentemos condicionar lo mínimo posible, que elijan y jueguen en libertad, sin direccionamientos artificiales. Ese será el primer ladrillo en su construcción como persona, y les permitirá a lo largo de su vida identificar cualquier discriminación o situación de violencia por cuestión de género. Si queremos una sociedad igualitaria y sostenible, empecemos construyéndola en la infancia.